Luna de Fresia

XIX. ¿Qué es ella?

Los estudiantes y docentes corren despavoridos hacía los cerros, sin percatarse lo que sucede a sus espaldas, Lina envuelta en una gran cantidad de energía se eleva sobre ellos, creando una barrera para detener el golpe destructor del mar.

Ágata, en una acción temeraria vuelve la mirada hacia atrás para advertir donde se encuentra el mar, viendo con ojos aterrados como Lina flota entre las nubes, con los brazos extendidos frente a la gran ola que se avecina.

-¿Qué es eso?- gritó aterrada, dejándose caer al suelo del impacto.

Los que se encontraban junto a ella, dirigen la mirada hacía el lugar donde indica Ágata, observando con pavor como Lina se mantiene en el aire.

-¿Esa es Lina?- gritó alguien.

-Es ella. Pero ¿Cómo hizo eso?

-¡Está volando!

Daniel y Louis se detienen observando hacia el horizonte. Daniel queda completamente asombrado de verla en aquel estado, temiendo que pueda perder el control, mientras que Louis intentando hacerlo reaccionar, insiste en impulsarlos a seguir corriendo hacia los cerros.  

-Daniel ¡Reacciona! ¡Debemos seguir! –gritó tironeándolo del brazo.

Daniel no reacciona; boquiabierto, no puede dejar de ver el espectáculo frente a sus ojos.

-Maldición, Daniel. ¡Muévete! –vuelve a gritar Louis. Toma del brazo a Ágata que se encuentra arrodillada en el lodo, y la levanta diciéndoles al resto que deben seguir corriendo.

-Louis, ¿Qué es ella?- preguntó Ágata asustada.

-Vamos, debemos seguir.- respondió este haciendo caso omiso a sus dudas.

-La mendiga, es un demonio. –insiste Ágata en shock.

-Ágata, debemos correr, no puedo contigo si no reaccionas. Acaso quieres morir.

-Fue ella, quiere matarnos a todos, ella provocó esto. –gritó entrando en desesperación.

Los presentes observan con temor todo lo que sucede a su alrededor. Es en momentos así cuando el corazón de los hombres comienza a tornarse de dudas y en vez de razonar reaccionan por instinto. Las palabras de Ágata calaron hondo en los temores de los presentes, y creyéndolas comenzaron a murmurar, temiendo de Lina, sin saber que sus acciones solo eran para protegerlos.

Con el corazón lleno de miedo, los estudiantes buscaron salvar sus vidas, creyendo que la chica los atacaría corrieron despavoridos en diversas direcciones.  El agua poco a poco se acercaba con fuerza destructora, y ellos, haciendo caso a omiso a las sugerencias desesperadas de Louis solo pensaban en protegerse de Lina. Al cabo de algunos segundos, Daniel logró entrar en razón, reaccionando, se percató que sus compañeros corrían en diferentes direcciones, separándose, mientras Louis intentaba a gritos, mantenerlos unidos.

-No se vayan. –gritaba Louis, sosteniendo a Ágata del brazo.

Daniel lo miró fijamente por un instante, vio en él el deseo de salvar a sus compañeros y ayudar a Lina, y lamentándose por perderse en sus temores, intentó ayudarle.

-Esperen, debemos mantenernos unidos. –gritó intentando convencer a los corredores.

-Chicos, vuelvan.- gritó Louis viendo como algunos corrían fuera del alcance de Lina.

Louis suelta del brazo a Ágata y corre hacia un grupo de estudiantes, gritando que vuelvan y corran hacia los cerros. Uno de ellos se detiene escuchando las palabras de Louis.

-Miren.- grita desesperado, indicando hacia donde ellos se dirigen.

El grupo levanta la mirada, percatándose que corren hacia un lugar desprotegido de Lina, donde el agua se agita ferozmente. Se detienen asustados y volteando la mirada observan como Louis le indica el cerro. Ellos asienten y dirigen su carrera hacia el lugar que les indica Louis.

Todos separados se esparcen por el fondo marino como cucarachas arrancando del peligro. Los esfuerzos de Louis para hacerles volver y subir al cerro el inútil, no pudiendo agruparlos nuevamente. Daniel, hace el mismo intento, corriendo hacia un grupo que se encuentra oculto entre las rocas.

-Esas rocas no los protegerán. Hay que subir el cerro.- les grita desesperado.

El silencio se apodera del lugar, mientras Daniel se acerca a ellos, viendo como Greta arrodillada tras una roca no logra controlar su desesperación.

-Greta, vamos, debemos subir el cerro.- dice ayudándole a levantarse.

-No. Aquí el demonio no podrá vernos.- responde ella, aferrándose a la roca húmeda.

-¿De qué hablas?- grita Daniel.

-Ella. El monstruo. Quiere matarnos.- dice indicando hacia Lina.

-Si eso quisiera, ya lo hubiese hecho.- responde Daniel mirándola con odio.

Greta lo miró asustada. Los ojos de Daniel se habían tornado oscuros al decir aquellas palabras y ella sintió como el odio se apoderaba de su espíritu. Tuvo temor, pero esta vez de Daniel. Se levantó en silencio y se acercó lentamente a su lado. Daniel la tomó de la mano fuertemente y ordenándoles a los demás los guio hacia el cerro.

-¡Muévanse! ¡Síganme! –gritó corriendo, llevando de la mano a Greta.




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