Luna de muertos

Capítulo 28.

Kalisman y Jace se enfrentaban duramente, pero la luna llena estaba complicándole las cosas al lobo, trataba de mantenerse en su forma humana para poder pelear, pero eso requería gran parte de su concentración.

Lexi terminó con los vampiros que peleaban con ella y cuando oyó a Jace con Kalisman corrió hacia ellos, al lanzarse al vampiro su transformación se dio de inmediato. La loba mantuvo a distancia a Kalisman para que Jace pudiera recuperar fuerza, en su forcejeo Lexi le arrancó una mano al vampiro y este por inercia la aventó hasta unos escombros dejándola herida.

La rabia de Kalisman incrementó por el inmenso dolor que sentía en el brazo. Cuando lanzó a la chica pudo ver la lanza de plata que Jace había dejado caer, así que se lanzó por ella para poder tener con que atacar después de perder su mano.

—Es una pena ¿no crees? —Insinuó limpiando sangre de su rostro— Que tu muy añorada hermana no sabrá quién era en verdad.

Jace se distrajo en sus pensamientos al oírlo haciéndolo bajar su guardia. Melissa de lejos sintió sus emociones y corrió preocupada.

“¡Jace!”

Intentó gritar la pelirroja, pero con su voz ya afónica no logró hacer que el grito fuera lo suficientemente fuerte para poder detener a Kalisman.

—Te ayudaré a reunirte con ella. —Sonrió antes de clavarle la lanza.

El impacto de la lanza clavada justamente en su corazón lo hizo retroceder soltando un suspiro involuntario y que quizás sería el último que lo soltaría. Kalisman enterró con más fuerza hasta que el otro extremo saliese de su cuerpo luego lo giró adentro de él y lo dejó cayéndose al suelo, después se marchó antes de que Melissa llegara corriendo hasta el lobo.

—Jace —dijo alterada— ¿Q-que puedo hacer?

Melissa quitó la lanza de su pecho, pero ya era inútil, la plata esmaltada estaba fundiéndose con su sangre por el calor de su cuerpo.

— ¿Por qué no sanas? —Miró preocupada la herida— Es plata esmaltada ¿cierto? ¡Fuego! Debo quemarla.

Quiso pararse, pero Jace la detuvo, entonces ella empezó a llorar.

—No llores rojita. —Tragó duro—. Gracias por estar aquí, siempre creí que cuando muriera estaría solo…

A Jace se le estaba yendo la respiración cuando hablaba.

—No vas a sanar ¿cierto?

El rubio negó con su cabeza y tomó aire como pudo.

—Mi hermana… ¿Dónde está? Miranda…

Melissa se secó un par de lágrimas y trató de localizar la energía de Miranda.

—Yo… —Frunció el ceño— Yo…lo siento tanto, yo no logro sentirla —dijo extrañada.

Jace cerró sus ojos con fuerza y giró su cabeza para mirar hacia el cielo azul rey que se empezaba a cubrir de estrellas.

—Está bien rojita. —Intentó sonreír para no hacerla sentir mal—. Él tenía razón, no pude decirle que era su hermano y lo feliz que estaba de haberla encontrado.

El chico soltó una lagrima por uno de sus ojos y se fue de ese mundo con su vista al cielo, donde se había puesto sobre ellos la luna llena.

Melissa le cerró sus ojos que se pusieron brillosos por la luz de luna.

—Lissa…

La voz cansada de Lexi trajo a la pelirroja de vuelta a la realidad. Se paró despacio, se quitó su suéter largo y se lo dio a la castaña para que se cubriera su desnudez que dejó a la vista su transformación.

—Llévalo al auto —pidió Lissa inexpresiva—. Hay ropa allí, vístete. Iré con Mason y Liam.

Lexi no respondió, se limitó a levantar el cuerpo de su amigo para hacer lo que le pidió Melissa.

Melissa avanzó unos pasos con debilidad y se mareó un poco haciendo que se cayera. Se levantó exhausta, con la vista algo nublada y con poco aliento, pero no le tomó importancia y se volvió a levantar para ir con el resto.

Caminó con rumbo a la entrada principal cuando divisó a Liam que iba rumbo a ella, pero con la mirada baja.

— ¡Liam! —Exclamó con voz ronca.

Liam alzó la vista y la vio corriendo hacia él así que fue hacia ella con prisa, cuando se encontraron Melissa se lanzó para abrazarlo. Él respiró aliviado cuando la sostuvo con fuerza.

—Sucedió algo…

—Liam —dijo agitada—. Miranda…no logré sentirla ¿Ella está…?

Melissa lo vio esperando su respuesta, pero él se quedó en silencio, dirigió su vista hacia atrás de la chica y esta volteó. Observó saliendo del edificio a Mason y detrás de él iba Alec sosteniendo entre sus brazos el cuerpo de Miranda.

La pelirroja quedó atónita y se volteó hacia Liam para hundir su rostro en el pecho del chico, este le acarició su cabeza para consolarla.

— ¿Por qué estás sola? —Preguntó desconcertado— ¿Dónde están Jace y Lexi?

Melissa se separó y se limpió un poco el rostro.

—Lexi está en el auto vistiéndose —respondió y con un nudo en la garganta añadió—: y Jace…

— ¿Dónde está Jace? —Preguntó empezando a alterarse— Lissa ¿Qué ocurrió con Jace?

—Él no… —contestó llorando— Está muerto.

Liam perdió el aliento al oír esas palabras, retrocedió en shock sintiéndose mareado y con el corazón latiendo fuerte.

— ¿Qué dijiste? —Se acercó Mason por atrás— ¿Dónde está mi primo?

Melissa tomó aire entre sollozos y se giró a verlo.

—Mason… —Hizo una pausa y apretó sus labios— Lo siento tanto —admitió en llanto—, no pude salvarlo. Kalisman lo mató.

Mason se reusaba a creer en sus palabras, pero sabía que era verdad. Se dejó caer en cuclillas, puso sus manos sobre su nunca mientras se mecía.

—No… —Masculló llorando— Él también…no.

Elijah llevó a Lydia a su apartamento, le dio a beber su sangre para que sanara rápido. Como su madre no estaba, la llevó a su cuarto y la recostó en la cama, fue a la cocina y preparó un té para que al bebérselo se sintiera mejor.

Lydia se quedó dormida después de beber el té. Elijah la tapó y al salir del cuarto se detuvo en el marco para verla, su expresión era seria con toques de melancolía. Cerró despacio la puerta y se marchó del apartamento antes de que la señora Wilson llegase.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.