2. Nuevo integrante.
Me encuentro en el punto más oscuro de la noche, a mi alrededor solo hay silencio, el aire frio podría causarle una hipotermia a cualquiera que esté afuera en este momento, pero a mí no. El bosque esta bañado en oscuridad, esta noche las nubes cubren por completo la luna.
Camino entre los árboles buscando mi próxima presa y como si fuera suerte escucho el canto de una lechuza, en cuanto logro divisarla trepo al árbol en el que esta posada, se ve tan hermosa que detesto tener que matarla, pero necesito alimentarme.
Mi habilidad para describir con detalle el cómo se siente cazar una presa es muy deficiente, nunca podría usar solo palabras para hacer entender el sentimiento de ese momento, pero intentarlo no estaría mal; Detenerse a apreciar la oscuridad sintiendo el aire frio, de ese que hace tu piel arder, en ese instante el mundo te absorbe y todo a tu alrededor deja de existir, solo puedes concentrarte en la sangre bajando por tu garganta acompañada de un calor tan especial que solo de éste modo te vuelves a sentir vivo.
Los primeros rayos del sol comienzan a bajar iluminando sobre lo más alto de la cabaña, bajo la luz hace lucir más su estado de deterioro. Sin intenciones de observar los detalles entro por la puerta principal encontrándome con Marian.
—Saliste a cazar temprano ¿Eh?
—En realidad pase la noche fuera. — le explico
—¿Con qué fin? — me interroga con la mirada
—Pensar, alejarme del mundo por unas horas.
—Es comprensible, yo también lo hago. Pero deberías tener más precaución considerando la situación en la que nos encontramos.
Ella frecuentemente se preocupa por los demás.
—Lo tendré, tenlo por seguro
Algunas horas más tarde el resto del clan y yo nos dirigimos a la plaza del pueblo, un cúmulo de gente se ha reunido en aquel lugar. Las personas están preocupadas y ansiosas, lo sé porque puedo escuchar sus corazones acelerados.
Verlos de ese modo me trae malos recuerdos, un pasado que preferiría olvidar.
Un amplio número de habitantes le exigen respuestas al alcalde.
—¿¡Qué medidas está tomando!?
—¡Nuestros hijos están muriendo!
—Los comerciantes no quieren entrar al pueblo por miedo ¡Nos quedaremos sin suministros!
Exclaman con furia los pobladores.
—Los médicos hacen todo lo que pueden — el alcalde intenta tranquilizar a la horda —. Hemos preparado cajas con suficientes provisiones para un par de semanas.
No tenía idea de que las cosas con los mortales estuvieran tan mal como lo están con los vampiros, pero siendo sincera creo que los humanos tienen la desventaja. Carecen de habilidades para eliminar a los suguinem, ya es un problema para nosotros lograr hacerlo, no imagino como lo están sobre llevando ellos.
Gaston nos aleja de la multitud con inquietud para darnos instrucciones.
—Tenemos que hacer algo por el pueblo.
Ninguno de nosotros replica.
—Esta noche patrullaremos las calles en búsqueda de suguinem y si encuentran alguno lo matan, no será necesario contenerse.
Esta sería la primera vez que hiciera algo bueno por Locde Pace ¿Esto podría aliviar el dolor de mi alma?
Con la luna iluminando en el punto más alto del cielo nocturno nos reunimos en la entrada principal del pueblo para poner en práctica las instrucciones de nuestro líder.
Durante mi guardia las cosas permanecen tranquilas, no hay ni un solo ruido que parezca antinatural, aunque, eso no se siente bien. Una extraña calma cubre el pueblo y eso me hace pensar que algo va mal
Al doblar la esquina me encuentro con una horda de suguinem frente a mí, ellos me notan casi al instante, regreso por donde llegué corriendo a toda prisa, no hay forma en la que pueda sobrevivir a esto sola.
Sin necesidad de pensarlo dos veces trazo camino al lugar donde vi por última vez a mis compañeros.
<<Gaston Clermont>>
Estoy de pie junto a Edwin, acabamos de terminar con dos de esas bestias cuando escucho pasos de alguien corriendo. Camino hacia la dirección de la que proviene el ruido y diviso a Linale a toda prisa siendo perseguida por al menos unos diez suguinem.
¿Cómo sucedió esto?
Una vez ella a nuestro lado combatimos los tres juntos a las criaturas, son bastante resistentes pero muy torpes, ese es su punto débil, no pueden con movimientos demasiado estratégicos.
Quizá estaba demasiado distraído pensando en cómo librarme de estas bestias de una forma mucho más veloz que no note que en algún momento del combate un suguinem logro clavar sus garras en Linale causándole una herida en el brazo. Tampoco tuve mucho tiempo para pensar en eso, porque en cuando su sangre quedo expuesta libero un olor poco común que me hizo perder la concentración y nublo mi mente por completo, por desgracia las bestias también lo sintieron y en cuestión de segundos se lanzaron sobre ella.
Linale apenas logró esquivarlos y deshacerse de dos de ellos, Edwin se apresuró a su ayuda encargándose de eliminar a los últimos.
—¿Qué carajo sucedió? — el hombre expresa su confusión ante lo sucedido
—No lo sé, cuando los hallé estaban reunidos. — nos explica la mujer de cabello oscuro mientras ejerce presión sobre su herida
—Pero nunca habíamos encontrado a tantos juntos, a lo máximo tres. — Edwin interrumpe
—Déjame ayudar...
Intento acercarme a Linale, pero el olor de su sangre me hace detenerme al instante.
—¿Qué ocurre con tu sangre? — pregunto mientras me cubro la nariz
—Nada, no hay nada diferente. — retrocede dos pasos
—Yo no siento nada fuera de lo común. — interviene Edwin
—Algo si está pasando, tiene un olor más intenso. — le explico
Ella rasga la parte inferior de su vestido creando un vendaje improvisado. La mujer parece quedar confundida con mis palabras.