Luna de Sangre I En Edición I

VI.

6. Los clanes.

 

Una noche más transcurre y mientras nosotros nos encargamos de cuidar de Crimson los otros líderes están en distintas partes del país y del mundo manteniendo el control para vampiros y humanos.

Últimamente el clan ha estado un poco separado, el único momento en el que los puedo ver a todos juntos es cuando iniciamos las guardias en el pueblo y después de eso volvemos a separarnos. Cada uno está en sus propios asuntos.

La única excepción que puedo hacer es Gaston, parece que cada día se acerca más a mí y no de una manera agradable, por el contrario, es algo molesto. Aunque después de nuestra última conversación siento que tiene más intenciones de vigilarme.

Agradezco que el castillo sea de gran tamaño con una cantidad interminable de pasillos y pasadizos ocultos, estos últimos los descubrí hace un par de noches, en el tiempo libre que tengo me he dedicado a explorarlos y han sido mi salvación para alejarme de Gaston.

Mi intensión nunca fue llegar a estos extremos, sin embargo, no me ha dejado más opción que escapar de él. Sé que suena muy mal moralmente, pero cualquiera en mi lugar lo habría hecho.

Mientras me dirijo a mis aposentos una melodía profunda y vibrante resuena entre las paredes, el sonido atrapa mi atención y sin pensar comienzo a caminar en la dirección de la que viene la música.

Llego hasta una lujosa sala de música, la vista es espectacular, hay instrumentos que nunca había visto en toda mi vida. Benetem está sentado frente al piano tocando con una gran agilidad que hace parecer como si sus dedos estuvieran flotando sobre las teclas, hay una concentración feroz en sus movimientos.

La última vez que vi a alguien tocar el piano de ese modo fue a Edwin, pero de eso ya ha pasado tanto tiempo que me es difícil calcular cuántos años han transcurrido exactamente.

La melodía me resulta desconocida, pero es verdaderamente hipnótica, me hace perderme en cada nota.

—¿Vas a entrar o no?

Benetem habla mientras sigue tocando sin tomarse la molestia en mirarme.

—No quiero molestar. — mi voz es apenas audible

Se gira ligeramente para dedicarme una mirada de reproche, haciéndome sentir tan pequeña. Sin decir más, entro en el salón.

El hombre sonríe victorioso, es la primera vez que lo veo hacerlo.

—Parece que aun te dejas llevar por los impulsos más básicos de los humanos.

Sé que se refiere a mi curiosidad impulsiva, pero decido quedarme callada y de igual modo no tenía palabra alguna por pronunciar.

Teniéndolo un par de metros a espaldas frente a mí no puedo evitar examinarlo con la mira, su cabello es ligeramente ondulado, me parece que está casi a la altura de sus hombros... son anchos, su postura es excelente.

El hombre deja de tocar el piano para girar en mi dirección hasta quedar frente a mí mirándome con una pequeña sonrisa maliciosa.

—Toca para mí.

Sus palabras retumban en mi cabeza creando una sensación extraña.

—No sé hacerlo. — respondo

Coloca sus manos sobre mis hombros mientras me guía a la fuerza al taburete frente al piano.

—Si lo sabes hacer. — su voz es profunda

Invadida por los nervios comienzo a tocar con los ojos cerrados tratando de recordar las notas de alguna melodía.

Benetem camina alrededor del instrumento deteniéndose del lado contrario al que yo me encuentro.

—¿Por qué mientes? — pregunta con curiosidad —. Yo sé todo sobre todos, Linale, y eso te incluye.

Entonces sabe sobre mis actos en Locde Pace, ese pensamiento me hace sentir un frio recorrer mis extremidades.

—Pero de ti sé mucho más — se acerca un poco —. Quizá más de lo que debería. — en ningún momento deja de sonreír

—¿Qué tanto? — exijo una respuesta

Él parece complacido por eso.

—Tu madre te enseño a tocar el piano cuando tenías siete años.

Antes de que termine su oración dejo de tocar.

—¿Sabes de mi vida mortal? — lo cuestiono

—También sé de las personas que mataste, lo recuerdo perfectamente fueron sesenta y cinco mortales.

El miedo me congela.

—Yo...

Interrumpe mis palabras.

—Sesenta y cinco personas a las que además de cortarles el cuello y beber su sangre, también las descuartizaste y esparciste sus restos por el bosque. — aún mantiene su sonrisa

Definitivamente, llego mi momento de morir.

—Lo que vayas a hacer es mejor que sea ahora. — por primera vez mi voz suena firme

—Es un buen momento para mostrar valentía, pero descuida, no te voy a matar.

¿No? Siento como si la presión en mi pecho se hubiera desvanecido, pero no puede significar algo bueno.

Benetem nota la confusión en mi rostro antes de continuar hablando.

—Comenzaras a cumplir tu castigo, harás unas cosas por mí sin que nadie lo sepa.

—¿Qué cosas?

—Nada de lo que debas preocuparte... mucho.

Es bastante extraño y no debería de confiar en él, pero al menos ya no tengo que preocuparme por lo sucedido en el pueblo, ahora solo tengo que cumplir con mi castigo y quedara en el pasado. Al menos será un peso menos para mí y un poco de paz para mi eternidad no estaría mal.

Horas más tarde el clan nos reunimos en los jardines del castillo para reportar a los líderes del consejo la cantidad de suguinem que hemos encontrado en Crimson.

Gaston comienza a explicarle a Markus el cómo han estado las cosas en el pueblo, pero no le presto demasiada atención. Estoy observando a Marian y Lowell hablando bajo como si se tratara de algún secreto, miro a Edwin buscando alguna explicación, pero sus pensamientos parecen perdidos, tiene la vista fija en las ventanas del castillo frente a nosotros.

En cuanto vuelvo a prestar atención al líder de mi clan Markus tiene la mira fija en mí, trato de concentrarme en otra cosa cuando noto la expresión de desagrado de Mónica, es claro que algo le molesta, aunque no sé de qué se trate.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.