Luna de Sangre I En Edición I

XV.

15. El lugar al que pertenezco.

 

<<Edwin Stoker>>

Me encuentro de pie en el medio de un campo, no hay nada a mi alrededor, el aire sopla ligeramente mientras el cielo se mantiene despejado, de pronto comienzo a escuchar gritos desesperados, trato de buscar de donde provienen, pero no logro ver nada.

Nubes negras comienzan a llenar el cielo y los relámpagos se hacen presentes, mi estado emocional se va alterando con el clima.

Tan pronto como todo inicio, termina al abrir mis ojos.

Si le contara de estos sueños a Marian, ella sin dudarlo pensaría que tienen algún tipo de significado, yo no opino lo mismo, creo que los mensajes del destino, la vida o quien sea, deben llegar de otra forma, quizá algo más directo, cómo frases en libros que se sientan personales o cosas que van apareciendo en tu día a día.

Incapaz de mantener la paz en mi mente salgo de mi habitación en búsqueda de algo que me cause distracción, uno pensaría que un lugar tan grande como lo es el castillo encontrarías algo que hacer, pero nada atrae mi atención.

Camino sin rumbo interno en mis pensamientos, el silencio del lugar es absorbente, sin embargo, un grupo de vampiros dirigiéndose a la puerta principal atrapa mi interés, sin pensarlo dos veces me acerco a ellos.

Al atravesar la salida siento remordimiento del haber pedido señales más literales que solo sueños.

Frente a mí hay un cuerpo de un hombre empalado, creo saber de quién se trata, es Daniel, el misógino de la primera reunión con el concejo.

Esto es obra de Markus, evidentemente está molesto por lo que sucedió anoche, así que decidió enviar un mensaje asesinando a uno de los aliados más fuertes de Benetem.

Una muerte no le fue suficiente.

Los murmullos de los presentes se detienen justo en el momento en el que el rey se hace presente, él solo hace una mueca de disgusto, pero no expresa más.

             —Alguien limpie este desastre. — ordena con voz fría

             —¿Esto no te molesta? — cuestiono —. Me refiero a que eligió empalarlo para burlase de Drácula, tu padre.

             —Para que me molestara tendría que interesarme lo que haga Markus.

Es válido, sin embargo, no me parece que sea lo correcto, ya ha permitido a Relish lo suficiente como para seguir tolerando sus estúpidas rabietas.

             —Tienes razón, pero no sería equitativo dejarlo así. — sugiero

La curiosidad atraviesa su rostro.

             —¿Qué tienes en mente? — pregunta con entusiasmo

             —Responder del mismo modo. — las palabras salen solas de mí

             —Y casualmente tenemos a alguien de su lado en las mazmorras.

El plan es sencillo y se creó por sí mismo, solo falta una cosa.

             —Sé dónde vera la respuesta a su mensaje. — agrega Benetem

Es justo en lo que pensaba.

Extrañamente el rey es una persona accesible, después de todo lo he escuchado sobre él, me sorprende que sea tan común como nosotros.

Caminamos hasta las mazmorras donde Benetem le da instrucciones al vigilante para que despoje de sus cadenas a aquel vampiro moribundo frente a nosotros.

             —Para que esto funcione debemos ir al campo del silencio — menciona —. Ahí es donde se llevó a cabo la batalla en la que sus padres murieron.

             —Nunca había escuchado hablar de ese sitio.

             —Se mantiene como algo privado.

             —Por respeto ¿Cierto?

             —Correcto.

Con el prisionero en nuestras manos emprendemos camino al lugar deseado.

La servidumbre no cuestiona nada mientras nos ven abandonar el castillo, quizá sea algo común para ellos. Una vez frente a la entrada principal el rey termina con el silencio para decir algo más.

             —El campo del silencio se encuentra al oeste y para llegar a él debemos cruzar por el bosque de los empalados — me mira con curiosidad —. Espero que no seas de aquellos que creen que ese sitio esta maldito.

             —Para nada.

Es verdad, suelo ser escéptico a muchas cosas, pero era lo que creía sobre los vampiros y aquí estoy como prueba de que hay cosas que son bastante reales e incapaces de negar.

En esta ocasión tengo la oportunidad de observar con mayor atención los árboles que me rodean, sin duda es lúgubre, pero mis pensamientos están en las personas que murieron aquí, realmente necesitaron valor para atreverse a desafiar al rey Drácula ¿Qué motivaría eso? ¿Poder o miedo?

             —El creer que podían ser superiores a cualquier fuerza, así que, ambición… y eso lo respeto. — Benetem se hace escuchar

¿Leyó mi mente o algo así?

             —No, no leí tu mente. Solo entiendo lo que expresan tus emociones.

             —Eso es un poco inusual. — respondo

             —Tienes razón, tal vez no debí mencionarlo.

             —Descuida, está bien la honestidad.

Haciendo un recuento de todo lo que sucedió creo que no esta tan mal.

             —¿Cómo han estado las cosas? Es decir, sé que no todo va bien, pero ¿Esta tan mal? — pregunto

             —No es nada que no pueda solucionar, solo debo eliminarlo de raíz.

             —Espero que no estemos muy lejos de logarlo.

             —Admito que a mí parecer esto se está demorando demasiado. — agrega

             —¿Estás acostumbrado a que las cosas sucedan más rápido?

             —Creo que solo me acostumbre a que no sucediera nada. — niega con la cabeza con diversión

Abandonamos el bosque un par de horas antes del amanecer, por suerte tenemos bastante tiempo para avanzar en nuestro camino y hallar un lugar donde resguardarnos de la luz solar, no por mí, por Benetem. No todo puede ser perfecto siempre, hay cosas que nos hieren a todos sin importar quienes seamos ni nuestra posición en el mundo.




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