Luna Helada

Parte 1: Legado de un danés Capitulo I: Una noche más.

Bajo un cielo de noche clara, iluminada por la primera luna llena de abril de 1625, Styrke caminaba con aire distraído hacia su destino habitual todas las madrugadas en busca de calma para su desvelo. Atravesaba todo un campo de hierba alta a través de un sendero donde el rocío humedecía sus botas, provocándole la sensación de que había agua dentro de ellas. A cada paso se hacían más cercanas las antorchas de la entrada principal de la infame taberna Nemolav, una de las más baratas frecuentadas por diversas calañas y forasteros de Ørestad, pueblo ubicado en los aledaños de Copenhague, Dinamarca.
Durante el camino, Styrke no podía impedir que recorriera su mente la ansiedad de una vida tan tranquila en casa junto a su mujer. Regresar a los brazos de Sorine era su mayor anhelo durante las noches frías y los días sangrientos que vivía atado al ejército de Dinamarca, sin embargo a su lado deseaba los días convulsos con el sonido de aceros impactando con furia y las noches de festejos en honor a los caídos en batalla...una contradicción que desestabilizaba su interior. Ella era consciente de esa realidad y aunque no lo manifestaba le invadía la duda de si estaba frente a un ser egoísta del que no obtendría más que su presencia con intermitencia o a uno altamente compremetido a su causa, al que admirar y esperar orgullosa. Aun así, para él, no era motivo a perder el sueño de forma continúa, lo que perturbaba su quietud era la incapacidad de resolver sus conflictos internos, preso de la incertidumbre de estarle faltando al destino para el que creía haber nacido y víctima de una ansiedad que crecía con cada respiro de calma.

—Comandante Mørktranse, nos está sobrando bebida, esta noche demoró, pero bien sabe esta barra que no podían faltarle unos tragos de Askvavit.—Exclamó el viejo Orsi, dueño de Nemolav, al ver su semblante atravesar la puerta—.
—Pude dormir un poco más.—Respondió irónico Styrker .
—Este lo guardé para usted, es más fuerte de lo usual.—Decía Orsi mientras se agachaba tras la barra de la taberna—. La recibí esta mañana, traída del sur de Noruega
—Quiero la botella.—Añadió Styrker sin preámbulos.
—Es para usted, disfrútela.
Styrker abrazaba su desvelo tanto como lo había rechazado y todas las noches respetaba su mal humor atinando a pocas palabras . Tomó la botella y se dio la vuelta dirigiéndose hacia una mesa vacía en la esquina, situada contra una pared de madera deteriorada, el sitio se encontraba mas concurrido de lo habitual, abundantes ropajes harapientos y total ausencia de educación. Se escuchaban borrachos vociferando absurdeces, golpes de jarras contra las mesas...el ambiente era tenso y cargado de desconocidas intenciones. Nada que le impidiese sentarse a beber un rato antes de retornar a su cama. Una vez sentado, descorchó y comenzó a beber a pico de botella como si no ardiese en su garganta. Entre tragos su vista se nubló, sus extremidades se adormecieron, su mente se inhibió de cualquier dilema alojado en su consciencia. El prometedor licor se hizo más fuerte con cada sorbo. Se detuvo a observar como la puerta de la taberna se abría a cada instante con ese molesto ruido del chocar abrupto contra la pared, característico de la entrada de más escoria. El bullicio en aumento tornó su cabeza al punto de estallido que lo dispuso a levantarse y terminar rumbo a casa. De salida dejó unas monedas sobre la barra sin pronunciar palabra, su paso se veía estable, pero con esfuerzos para mantener la orientación. Al mirar a Orsi, este señaló hacia la puerta con gesto llamativo mientras estiraba el brazo en esa dirección...

 



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En el texto hay: psicologico, gotico, terror

Editado: 12.09.2021

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