STELLA
No puedo respirar.
Mi vida se ha desmoronado en cuestión de horas. En este momento no parece haber ninguna salida viable para sobrevivir. Por más que rebusco en mi cerebro, no hay nada, solo un pánico que no descifro cómo apagarlo. No funciona porque estoy en un estado de shock, me gustaría no haber vivido esta desgracia. Lastimosamente está es mi realidad ahora.
Tengo miedo de caer al vacío.
Puede que después de todo morir no sea la opción más terrorífica.
Elimino esa idea tan absurda de mi cabeza, porque mis padres no me criaron para ser una persona débil. Tengo que demostrar valía. Quitarme la vida no es algo que se pueda hacer a la ligera, todos los problemas tienen solución. Pero la idea de reencontrarme con mi familia, ser arropada de nuevo por su calor amoroso, hace tentadora la idea.
Tengo mucho miedo, estoy asustada, no sé qué hacer. La oscuridad lo envuelve todo, impidiéndome saber qué hora es o si estoy cerca de mi destino. Aunque no haya un lugar dónde pueda huir. Todo mi pueblo está cubierto de las cenizas de los cimientos de las casas, y las personas fallecidas que acabaron con sus vidas de una forma inhumana.
Las lágrimas se me escapan de los ojos cuando camino por un sendero del bosque dónde la luz escasea. He intentado correr, no puedo.
No tengo fuerzas.
Una gota de sangre desciende por mis rodillas adoloridas, hay numerosas heridas y moratones que se dibujan en el trascurso de las horas, se multiplican con una velocidad impresionante. Ahogo un gemido de dolor, las raíces que sobresalen de la tierra me hace daño en las plantas de los pies porque me tropiezo con ella.
Ya no puedo más.
Quiero desistir. Pero seguir huyendo es una tortura.
Debería haber muerto con ellos.
Pero sigo aquí y eso es mucho más agonizante.
Solo espero que papá, mamá y mis hermanos estén juntos en un lugar lleno de paz y felices.
¿La muerte será oscura?
¿Ellos sentirán algo?
Un sollozo sale de mi pecho que arde, no controlo mi llanto mientras sorteo los abetos grandes que me rodean. Necesito salir de este territorio, pero antes debo buscar la caja de emergencia que escondió papá.
La relación entre los hombres-lobo, ellos prefieren el térmico Licántropos, no han ido nunca bien con los humanos. Siempre nos han despreciado, no nos permiten emigrar a su nación, ni envían ayuda por las recientes guerras que hemos vivido, porque los humanos somos estúpidos y solemos atacarnos entre nosotros. Mi reino está destruido gracias a las absurdas guerras.
Creo que ellos sabían que esto acabaría sucediendo.
Por eso nos tratan cómo la raza más inferior.
Jamás escuché que los licántropos atacaban a los humanos.
Pero ellos penetraron mi aldea, arruinaron toda la decoración de la fiesta de Otoño y lanzaron antorchas de fuego cuando nos refugiamos en nuestras casas. Los gritos de agonía de las personas no tardaron en oírse, había cadáveres en cada calle, extremidades arrancadas por el suelo. A mí no me arrancaron la cabeza como a los integrantes de mi familia, porque pude huir. Pero eso no me salvó. Una de esas bestias me tomo por la fuerza.
Me llevó a otro lugar, me maltrató, me insultó, me humilló, me golpeó y me...
Es difícil de decir.
Choco con un árbol, lo abrazo porque necesito parar y estabilizarme unos minutos. Necesito respirar. Despertar de esta pesadilla. La corteza del árbol me hace daño en el pecho desnudo, así que me aparto.
Cierro los ojos, mala idea, porque se presenta el recuerdo de los cuerpos mutilados de mi familia. El olor de la sangre fresca mezclado con el humo.
El dolor es tan grande que me mareo. Intento orientarme analizando las estrellas, la luna está en lo alma brillando con intensidad. Me quedo un rato pidiéndole que me tienda la mano, que me ayude a salir de aquí. El bosque es demasiado grande, el ruido de los animales salvajes me pone nerviosa, nunca se sabe que hay escondido por ahí. Estoy temblando de miedo, de rabia, de tristeza.
Estoy sola.
Y me han roto.
Me han quitado todo lo que tenía.
Mi cuerpo está desnudo, lleno de marcas horrendas, son dibujos que representan lo malo que me hicieron esos hombres. Mi bonito cabello que siempre está lleno de rizos largos rubios, ahora es una maraña sin sentido llena de barro y sangre. La sangre seca mancha mi entrepierna, el hilo sigue por mi muslo hasta que se pierde en mis tobillos.
Esos bandidos se encargaron de matar a mi familia. Hicieron que viera cada una de las torturas que cometieron contra mis vecinos.
Después fueron contra mi familia.
Y por último contra mí.
Mi aldea ya no existe.
No tengo a donde ir.
El aire me falta. Me siento ahogada, los pedazos de mi corazón roto me ahogan.
Papá me dijo que, una desgracia sucedía, fuera al árbol que siempre visitábamos, que desenterrará la tierra por el extremo derecho hasta que una caja oxidada apareciera en mi punto de visión. Él decía que era la única forma de salvar mi vida. Eso es lo que estoy haciendo, ir hasta allí, o al menos eso intento.
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Editado: 02.12.2024