Luna Oscura

Capítulo 4

Kaname, no crees que es hermoso San Valentín—decía una muy emocionada Ginger sentada frente  él.

Anni quien se había sentado a su lado con la misma emoción de su compañera prosiguio— en dos días veremos a todos regalando y entregando sus corazones, yo ya se a quien le daré un regalo y t

ambién se a quien le darás un regalo tú— sonrió picaramente mientras le daba pequeños golpecitos.

Extrañada la platinada los miro—Hay Kaname espero que ya tengas el regalo y a la persona que se lo vas a dar. Porque yo te pienso regalar algo a ti.

Sonriendo respondió— No es necesario, vámonos Anni.— ambos se pusieron de pie, dispuestos a marcharse.

Rey con sonrisa burlona, mientras se enredada el cabello— hay Jinyer se nota lo mucho que le interesas a Kaname.

Furiosa se dirigió a ella: ¡CALLATE!— mientras los demas presentes miraban atonitos la eacena, Lena y Mika reían.
Mika continuo burlándose— ¿por qué te enojas con Rey?, solo ha dicho la verdad.

Y para terminar Lena les siguió — ¿que? ¿te enoja que a Alejandra si le haga caso y que ella vuelva a corresponderle?.

La platinada sólo podía fulminarlas con la mirada, y antes de poder replicarles algo llego Anni— Lena puedes salir un momento.

La castaña asintió y la siguio — ¿Qué paso Anaí?

Esta tenia demasiada verguenza por lo que le pediría a su amiga, así que intentando no soñar nerviosa le respondió— Es... este, es muy vergonzoso,— la castaña la miró con curiosidad— necesito que me enseñes a cocinar.—

—Si claro Anni ¿pero para que?—
Con las mejillas sonrojadas la miro— es que — trago y supiro — quiero preparar unos chocolates para Ryuu.

Sin poder objetar acepto, no sin antes avisarle— pero ya sabes que el esta enamorado de Mika, ¿verdad?

Decepcionada y con el corazón partido por la respuesta de su amiga— si, pero vale la pena soñar, ¿no crees?.

Lena conmovida por el empeño y la esperanza que su amiga reflejaba, le sonrio animadante, hasta que vio la hora y le dijo — Anni, apúrate que en poco tiempo entran los de la clase de la luna.

Ambas se dispusieron a correr, ya que sabian que Kaname odiaba la impuntualidad, al llegar ambas se disculparon por la tardanza, esperando que él las mirará con una cruel desaprobación, lo cual para su sorpresa no sucedió.

— No se preocupen y ayudenos a desocupar por completo todas las aulas, algunas chicas son muy tercas. —ambas asistieron y empezaron a calmar a las chicas que trataban de brincarse hacia el otro dormitorio.

Mientras tanto en el dormitorio de la luna todos hablaban de lo molesto que es el acoso de algunos estudiantes de la otra clase, obviamente menos uno, Aldo, a quien le gusta ser admirado por ellos.

Shiki bufando por tener que salir comenzó con su tono tranquilo de siempre — es molesto que todos los días la niñas de la clase del sol se la pasen acosándonos, por que no acosan a sus "prefectos", tambien son atractivos — para despues comenzar a comer un pocki.

Aldo quien los escuchaba sentado en un sillón rio— como no les gusta que ellos nos admiren, que todas las chicas se mueran por ustedes.

Dean rio por lo bajo — tú estas loco, pero te equivocas, no todas están detrás nuestro, por suerte — este lo miró con incredulidad.

Todos miraron a Aldo y con la mano en la frente, al unísono dijeron— lo que pasa es que eres un egocéntrico sentimentalista. — Cayéndole como un balde de agua ofendido les dio la espalda.

Rose que miraba atentamente a la morena le pregunto— Ale, ¿tu que tienes pensado para Sn Valentín?

Exaltada por haber sido sacada de sus pensamientos la miró—nada importante.

Carol que al igual que su otra amiga se había dado cuenta de la distancia que hace poco había comenzado a tomar — ¿Estas segura? —esta asintió — Regalaras algo este año— ella nego

Rose quien siempre se limitaba a reservarse sus comentarios la miro con el ceño fruncido— ¿Ni a Kaname? — Sus mejillas comenzaban a tornarse de un pequeño rubor, mientras bajaba la mirada.

Rose había dado en el clavo, siempre lo hacia, a pesar de ser reservada poseía una fuerte personalidad, segura de sí misma, únicamente tiende a gastar energía sólo cuando es necesario, es una mujer de pocas palabras y tiene una expresión indiferente y desinteresada en su cara. (Ella tanto como Shiki tienen casi la misma personalidad, no por nada ambos siempre se encontraban juntos) Pero a pesar de eso ella junto a Carol eran las mejores amigas de Ale, siendo ella quien más estaba al pendiente.

Rose aun la miraba esperando su respuesta, sin embargo antes de que pudiera contestar, Mamoru quien bajaba las escaleras hablo

— Que nos den obsequios ya es muy fastidioso, pero que tu le des algo a los alumnos de la escuela del Sol es peor — Ale levantó la mirada hacia él notando que en sus ojos habia desaprobación y tristeza quizas, era algo que dolia pero que a la vez comprendía.
Los demas solo los miraban, posando su vista en uno para despues posarla en el otro.

—Ya es hora, vamos— todos asintieron y siguieron a Mamoru quien los encabezaba, aunque el dormitorio y el colegio era demasiado grande, aun no habian logrado que la clase de la luna aumentara, ya que solo contaban con 25 estudiantes.

Antes de que las puertas se abrieran Aldo pregunto a la pelinegra — ¿me vas a dar algo a mí, Ale?

Al oírlo, Mamoru que sentía una fuerte impotencia, volteó mirandolo mal.

Al salir del dormitorio muchas chicas descontroladas intentaron saltar hacia los alumnos de la noche siendo interrumpidas por sus "prefectos" o mejor dicho guardianes.

Por un momento Ale giro y se encontro con la mirada de Kaname, quien la miraba descaradamente mientras le dirigia una sonrisa, que sin poder evitarlo ella devolvió.

La noche y las clases transcurrieron con normalidad.
Ale se encontraba en su habitación acostada — ¿será conveniente obsequiarle algo a Kaname? — pensaba— si ya hemos echo las pases sería bueno— pensar en él era algo mágico, hacia que el corazón comenzará andar rápidamente, pero al igual invocaba un nudo en su pecho.

Despues de un rato pensando y dialogando consigo misma si obsequiarle o no algo, se habia decidido, solo habia un problema.

Tomando la almohada para llevársela al rostro, se lamentó — soy pésima en la cocina. Tendré que pensar en algún otro regalo.— se dijo así misma con determinación, mientras cerraba los ojos, quedando profundamente dormida.

Antes de la luz hubo oscuridad, los seres que habitaban el TODO, eran seres sin forma. Hasta que de pronto una gran luz iluminó aquel lugar. Y aquella imagen comenzó a tornarse completamente borrosa, a tal grado que sólo se alcanzaba a distinguir las voces.

— Ustedes son mis primeros tres hijos.

—Elegid sus nombres, para eso les daré conocimiento de todos los futuros nombres de mi Mundo ese será su primer regalo.

La imagen que aun continuaba borrosa cambio, sólo se distinguía que hablaban dos personas.

— Mmmm, tu das luz a esta oscuridad, deberías llamarte asi— y se escuchaban risas

—Querrás decir Ilumínanos esta Luna mi bella dama.

—Tu siempre tan cortés. Claro....

—Y como soy el mayor ese apellido nos pertenece a los tres.— dicho esto ambos estallaron en carcajadas.

Aquello desapareció. Siendo otra imagen aun más borrosa donde ni siquiera se percibía alguna forma.

—La Luna no es luz!!!!— los gritos inundaban la oscuridad— castiguen a esa Luna Oscura!!!

—Yo me eh sacrificado por ella, más te vale cuidarla.— y en ese momento la oscuridad inundó todo aquello que antes representaba alguna imagen borrosa.

Un segundo después aquella oscuridad había sido reemplazada con la imagen de una bella mujer, con cabellos negros y lacio, ojos cafés oscuros y piel un poco más oscura que la de ella. Aquella lloraba mientras intentaba proteger algo, y sentí como ese algo era ella.

— Que no lo entiendes ella!!! No puedes elegirla a ella en lugar de a mí!!!— gritaba un hombre tratando de acercarse.

— ¡¡¡Es mi hija!!!! Nacio de mi. No le harás daño. Y siempre será ella!!!!

De pronto una espada traspasaba el pecho de aquella mujer y antes de acercarse volvió hablar, pero aquellas palabras no fueron escuchadas.

Exaltada se levantó rápidamente, era la primera vez que tenía un sueño tan confundo, mientras trataba de tranquilizar su respiración notó como que se encontraba sudando.

¿Qué había sido todo eso? ¿Qué significaba? ¿Porque lo había soñado? ¿Quién era aquella mujer? ¿Habrá sido su madre?

Su corazón latía muy fuerte, era una sensación extraña, una sensación de culpa específicamente, hace 7 años que su madre la había dejado para salvarla y sin embargo ella la había olvidado, olvidado su rostro, su voz, sus abrazos.

Ale nunca había pensado en ella, en su pasado, en su familia, en su madre, ella siempre se había sentido incompleta pero nunca le había tomado la más mínima intención. Y eso la hizo pensar con un vacío mientra abrazaba su almohada ¿Quién era ella?¿Cuál era su pasado?

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Ya mañana por fin seria el tan desiado día por la mayoría de las chicas, San Valentín.
Ale se encontraba en su habitación mientras recorría su habitación dando vuelta.

—¿Qué podría darle a Kaname? ¿Chocolates? No yo cocino horrible. ¿Flores? No, es muy poco inusual.— la pelinegra ya se había desesperado después de tanto pensar no había encontrado el regalo perfecto— Ahhh— gritaba mientras se tiraba en su cama. Aunque muchos creyeran que obsequiar algo era fácil, para ella no, sentia que quizás nada seria lo adecuado y eso le preocuoaba, le oprimia el pecho y el habla.

Aquella pelinegra estaba en un estado de suma confusión, y no era para menos con todo lo que había pasado últimamente con él, él la hacia olvidar absolutamente todo incluso aquel sueño o pesadilla tan extraño. Estaba tan exorta en sus pensamientos, que nunca noto en la presencia que la espiaba fuera de su ventana.

Al bajar a la sala Rose le pregunto— ¿Cómo te fue?

Con la cara fatigada pronuncio derrotada— Aún no se que regalarle.— termino mientras que se daba un pequeño masaje en la cabeza.

Una mano se poso en su cabeza mientras despeinaba aquel cabello ondulado— Tranquila Ale—han, veras que lo encontrarás.

La pelinegra levantó la vista y noto aquel chico de ojos verdes— Muchas gracias Dean. Aunque no me acostumbre que me llames Ale—chan— dijo mientras hacia un puchero, ocasionando la risa de este.

— Jajaja te ves tan tierna, en japon así se les dice a las niñas como tú.

Antes de poder replicarle algo, llegaron Lana y León.

— Ya mañana será el "gran día"— dijo la primera, con desdén las dos últimas palabras. Y es que ciertamente a muchos les parecía sumamente atractiva, por lo cual más de uno en ocasiones trataba de acercarse más de lo común, Pero era claro que nunca correspondería por que su corazón ya tenía dueño, aunque este nunca le correspondiera.

—Creen que este año vuelvan a intentar colarse en nuestro dormitorio— pregunto León con una clara irritación, no le gustaba que unas adolescentes con hormonas descontroladas tratarán de invadir su privacidad, es más a ninguno le había gustado el motín que hace un año, los alumnos de la mañana habían hecho con tal de estar cerca de ellos.

—Esa ves casi se sale todo de control— hablo Charol quien apenas llegaba (con el cabello sumamente alborotado), sentándose en un sillon— lo bueno es que Kaname, tomó las medidas necesarias.

—Realmente él es un buen líder — hablo una voz entre las sombras, todos voltearon a ver de donde provenía esa voz — mucho mejor líder que nuestro presidente.

—Cállate Aldo o te meteras en serios problemas— dijo Dean en tono amenazante mientras caminaba hacia él.

—Vamonos — se volvio a escuchar una voz fria, al notar la presencia De Mamoru todos asistieron.

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Ya habian terminado las clases de la clase nocturna, todos se dirigía de vuelta al dormitorio, Ale caminaba lentamente detrás de todos los demás, pensativa.

—Aun sigues pensando que obsequiarle— pregunto una divertida Carol.

Ella abrió los ojos como platos, una idea había llegado a su cabeza y con brillo en los ojos corrió lo más rápido que pudo, sin importarle a quien empujaba.
—Fíjate por donde vas!!— le gritó una Lana sumamente molesta.

Sin embargo ella no se detuvo y siguio, apenas entrar al dormitorio y subir las escaleras, entró a su habitación tomando aire, ya que nunca había sido actividad favorita el deporte. Una vez tomado, se dirigió al baúl que se encontraba frente su cama, donde comenzaba a sacar y aventar cosas, buscando algo, que no encontraba.

—Rayos, debería estar aqui— se lamentaba— estoy segura que lo dejé en este baúl— decía en un tono más desesperado mientras seguía sacando más objetos

—Ajá, aquí está.— sus ojos brillaban sacando delicamente una pulsera de cuentas de madera con un sol dorado en medio— Después de 7 años—devia mientras se le iluminaba la mirada, y es que desde, que era una niña de 6 años la había comprado en una tarde en la que había salido con Luka para obsequiarsela a Kaname, ya que aquel sol le recordaba a él, pero después de la pelea con Jinyer y su decisión de entrar a la clase de la Luna, se abstuvo de obsequiarsela, no lo creía prudente hasta ahora.
Con la pulsera en la mano se dirigió al escritorio y sacando una pequeña caja, donde en su interior colocó la pulsera, se dispuso a envolverla con papel metálico plateado con mucho cuidado— ya casi queda— se decía así misma emocionada, sacó un moño rojo como último — LISTO!!!— gritó mientras aplaudía y brindaba emocionada, se sentía como una niña pequeña, pero no podía evitarlo sentía mucha alegría, imaginandose cual sería su expresión, preguntándose así misma ¿Le gustará? ¿Y si no? ¿Le molestara? ¿Realmente será de su agrado? ¿Cómo será su expresión?

Estaba tan exporta en sus pensamientos que en ningún momento se dio cuenta como Mamoru la vigilaba tras su puerta que se había olvidado cerrar.

En aquella cara se veía una mirada molesta y es que no entendía como él podía poner así a la morena, desde hace 7 años hasta ahora, siempre había sido él y eso era algo que le dolía. Aunque una parte de sí mismo ya lo sabía otra le decía que eso podía haber cambiado con los años, y aun seguía con esa esperanza. Al ver que ella se disponía a cambiar, alejo su mirada de la puerta para dirigirla hacia el pasillo y marcharse.

El Sol y la Luna estaban unidos, no era un eclipse solar, ambos astros estaban unidos pero no encimados, sino a lado la Luna era casi del mismo tamaño del Sol.
De manera brusca ambos astros se separaban, siendo la Luna destruida y dividida en varias más pequeñas, dando a cada planeta un pedazo de la anterior. Siendo la de la Tierra más brillante entre todas.

Todo se nublaba, de nuevo aquella mujer de su sueño anterior aparecía.

Mientras besaba su frente, observó sus manos y se llevó la gran sorpresa de ser ella de niña, se encontraban sentadas en una habitación — nunca dejaré que nadie te haga daño— decía al borde de las lágrimas— no importa el caminon que elijas, te cuidaré siempre mi niña. Te amo y eres lo mejor que pudo pasarme. Estaré contigo a pesar de que tú no puedas verme

Al elevar la mirada observó como aquellas lágrimas cristalinas se tornaban a un rojo carmesí. Las cuatro paredes de la habitación se rompían como una bola de cristal y aquella escena desvanecia.

Despertó sumamente exaltada, con el cuerpo sudado— ¿Que fue eso?— se pregunto mientras se abrazaba así misma.—

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Ya por fin era el tan esperado día, después de ese sueño no había podido cerrar los ojos de nuevo por miedo a retomar aquella pesadilla.
Los rayos del Sol iluminaba la habitación desde la ventana, pero Ale no tenía ganas de nada. Sólo pensaba en sus sueños. No salió de su cama a excepción para bajar a comer, a pesar de que todos la observaban extrañados, ella no lo pudo ni notar, seguía exorta en si misma. Al ver su reloj notó que ya eran las 5, así que rápidamente se ducho para después de arreglarse y guardar la pequeña caja en el bolso de su chaleco. Al bajar se percato que únicamente era ella a quien esperaban, ya que incluso Mamoru ya se encontraba abajo.

— Vamonos— dijo con su ahora típico tono frío, en esos últimos dias ellos se encontraban distantes.

Al salir, notaron como varios alumnos de la clase del Sol se encontraban esperando, al igual que los prefectos igual recibían obsequios, en especial Kaname.
La pelinegra se sintió un poco intimidada ya que aquellos regalos eran muy más grandes.

Al notar su presencia todos dejaron de hacer lo que hacían, Aní y Kaname que se acercaron a ellos, comenzaron dando indicaciones— Por favor acepten todos los regalos, acuérdense Aldo— dijo Anni mirando a este— que no pueden preguntar nada de su tipo de sangre o esa clase de preguntas, ¿de acuerdo?

—Si si— dijo el mismo rodando los ojos, mientras los demás asentían.

Antes de salir por completo del dormitorio, una mano jaló de nuevo a la pelinegra hacia dentro, mientras una oleada de viento cerraba la puerta.

—¿Estas segura?— pregunto una voz fría.

—De que hablas Mamoru, ¿y que fue todo eso?— preguntó con un tono de confusión e incredulidad.

—De obsequiarle hoy a Kaname, esto— dijo mientras tomaba la pequeña caja y la elevaba con su mano.

Dame eso!— gritó dando pequeños saltitos pero aun así no podía alcanzarla, considerando su diferencia de estatura era obvio, mientras ella media 1.56, él 1.86.

— ¿Porqué? — pregunto el cenizo con una voz apagada.

—No entiendo— contestó en un susurro.

—Después de tanto tiempo, después de todo lo que te ha hecho— cada palabra que decía daba un paso hacia atrás— Tantos años han pasado, años en los que más de una vez te lastimó. Cuando Ginger te atacó ¿que hizo él? Dejarte, él se fue y yo me quedé. Siempre esperé y estuve a tú lado, ¿y él?— En esos momentos Mamoru no sabía si había sido lo correcto estar sólo con ella, le dolía ver como poco a poco sus ojos oscuros se cristalizaban, le dolía tenerla tan cerca y tan lejos, le dolía olerla, raspaba su garganta esa necesidad de provar su sangre. Durante 7 años se controló y no entendía porque ahora le costaba — Porque lo aceptas, SI SOLO TE HA LASTIMADO. REGRESA Y TU DE NUEVO CAES, DESPUES DE TANTO SIGUES SIN DARTE CUENTA A QUIEN REALMENTE LE IMPORTAS— había empezado tranquilamente, sin darse cuenta cuando empezó descontrolarse.

—Por favor, damelo— dijo Ale con la voz apagada—

—Acaso no lo había escuchado? —pensó él— Aun no entiendes nada— decía el cenizo mientras pasaba su mano por su cabello, le extendió la caja de nuevo.

—Veo que no cambiaré tu opinión, ya no pienso perder mi tiempo— aquello sonaba tranquilo, aunque por dentro su ser estuviera mal, lastimado e insaciable..

El portón se abrió de nuevo y Mamoru comenzó a salir no sin antes hablar sin voltear a verla— Recuerda recibir todos los obsequios— después el se dirigió a una grada, donde muchas chicas se habían formado ansiosamente

Al salir, pudo observar que todos estaban recibiendo obsequios, a Rose y a León nunca les había gustado mucho eso, así que a la primera oportunidad que vieron intentaron irse, antes de que Shiki siguiera a Rose, Dean lo detuvo.— recuerda, hay que aceptar todos los obsequios. Tus fans te siguen esperando— le dijo en un tono alegre.

—Rose no te vayas tan rápido— se escucho hablar una voz risueña, ella sólo se limitó a voltear sin prestarle mucha atención— toma— le dijo mientras colocaba en sus manos una caja rectangular rosa con listón rojo.

—Gracias Neftalí— respondió con su típico tono de siempre, para después retomar su camino junto a León quien la miraba con la boca abierta.

—Si me sigues viendo asi, se te metera una mosca en la boca— hablo sin cambiar su semblante.

Mika al verlos no pudo evitar sentir una onda de celos— porque diablos le obsequiaste algo— pregunto.

—No tiene nada de malo Mika, pero no pude impresionarla, si que es complicada— respondio sin darle mucha importancia el castaño.

Aquella respuesta hizo enfadar mucho a la peliazul, tanto que no le importó dejar su trabajo sabiendo lo duro que Kaname sería con ella después.

—Mika que bueno que te encuentro, ten quería darte tu regalo, feliz Sn Valentín— dijo un emocionado Ryuu.

Ella ni siquiera lo recibio— ¿Por qué no se lo das a otra persona?— dijo mientras seguía caminando.
Ryuu no sabia que habia pasado, estaba herido y para darle celos a Mika, decidió acercarse a Anni que se encontraba separando a unas chicas sobre el límite indicado de acercarse a los alumnos de la Luna.

—Ustedes obedezcan— dijo en un todo molesto, intimidandolas. Anni lo miró sorprendida, ya que nunca la había ayudado— toma— le dijo teniendole aquella caja. Su sorpresa era demasiada, así que ella igual le dio su regalo, él la abrazo como si realmente la quisiera. Anni se sentía en la nubes, era demasiado feliz.

Pero eso no duro mucho, ya que cuando Ryuu notó a Nora un poco celosa la seguio, dejando a una Anni sola y confundida .

Aldo que los había observado, se dio cuenta de lo que tramaba, sintiendo un gran enojo sin saber porque.

Por fin había terminado la entrega de regalos y Ale no había tenido oportunida de entregar su obsequio, por el contrario tenía unos cuantos regalos en las manos.

No sabía si realmente era buena idea, con sumo cuidado sacó la pequeña caja para mirarla, y volteó a ver a Kaname de nuevo, mientras veía el tamaño de sus demás regalos.

— es mejor que no se lo de, esto es nada comparado con todo lo que le dieron.— pensó con tristeza.

Antes de volver a guardar la pequeña caja, alguien la tomó, quitandosela de las manos, Mamoru tenía en sus manos el regalo— ¿Qué va hacer?— preguntó
—¡¡KANAME!!—grito— ten, es para ti — dijo mientras le arrojaba la caja.
—Gracias—respondio mientras se alejaba junto todos los demás.

Cuando llegaron a clase, Ale lo miró confusa.
Entonces él le dijo— no me mires así, sí yo no se lo hubiera dado, tú no te hubieras animado.

Y él tenía razón, apenada respondió— no quería darle molestias.— Mamoru no dijo nada, se dirijo al asiento más alejado de ella, cosa que extraño e hirió a la pelinegra, ya que siempre se sentaban juntos, ella sabía que lo había lastimado y se odiaba por eso.

Entonces Aldo llego— Alejadra. Lo miró molesta— ¿que quieres?.

—A Anni le gusta Ryuu verdad?—

—SI y esta enamorada de él desde que era niña, así que no la molestes.

Aldo con preocupación dijo— no es eso sino que hoy que vi que ella le dio un regalo, él lo acepto pero para darle celos a Mika.

Eso tomó por sorpresa a Ale, nunca creyó que él pudiera preocuparse por alguien.

Kaname caminaba rumbo al dormitorio del Sol y Ginger que no había aceptado ningún regalo, ya que tenía la esperanza de que Kaname le diera alguno, lo miró decepcionada, pero nunca podría enojarse con él, así que con una sonrisa le pregunto— ¿quieres que te ayude con todos esos regalos?

Kaname asintio y se los dio—quedatelos— dijo sin más.

Ella emocionada los aceptó pensando que era un regalo de corazón, hasta que noto que él aun tenia una pequeña caja plateada.— ¿Y eso?

Sin mirarla Kaname respondió— es el único que me interesa.— él siguió caminando observando la cajita que Ale le había obsequiado.

Dejando a Ginger sola, viendo que también le había regresado el regalo que ella le había dado. En esos momentos queria llorar, tenía el corazón partido en dos, sentía impotencia, enojo y dolor. Ya no sabia que más hacer para tener el amor de Kaname, de aquel chico del que siempre había estado enamorada. ¿Qué había echo mal? Era bonita, con buen cuerpo mucho mejor que el de esa idiota— pensó.

—Te voy hacer sufrir Cortés— dijo con lágrimas y rencor.



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En el texto hay: vampiros, luna y sol, luna oscura

Editado: 08.11.2019

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