—Perdón— ese ligero sonido hizo que entre sueños volviera a verlo.
Al despertar sintió como todo alrededor daba vueltas, cerrando los ojos nuevamente, para abrirlos de golpe— no es mi habitación— penso al notar que no se encontraba en su cama, miro rápidamente toda la habitación para percatarse que quizás no fuese tampoco su dormitorio, rápidamente se paró asomándose por el ventanal, para comprobar que estaba en lo cierto— ¿Qué paso? ¿Porqué estoy aquí?— se pregunto así misma, volteó quedando frente al espejo. Tan pronto vio el vendaje en su cuello posando ambas manos sobre el, recordó todo lo ocurrido. Sin embargo, eso aún no explicaba porque estaba ahí.
—Crei que despertarias más tarde— hablo una voz varonil, Kaname se encontraba recargado en la puerta— ¿Cómo te sientes? — pregunto comenzando acercarse.
—¿Qué hago aquí? ¿Tú que haces aquí?— de pronto una carcajada sonó de él-¿Porque te ríes?— pregunto molesta.
—Ale, esta es mi habitación— el sonrojo no se hizo esperar, tornando completamente sus mejillas— Te ves tan tierna— posó su mano en la peli negra despeinandola más.
—¿Qué hago aquí? ¿Porque no me llevaste a mi habitación? Y lo más importante ¿Dónde esta Mamoru?
Aquellas preguntas le cayeron como un balde de agua, creyó que al verlo se alegraría, sin embargo, no era así, parecía molesta y eso le molestaba a él; con un suspiro trato de dar respuesta a sus preguntas— respondiendo a tus dudas, ¿A donde debía llevarte? ¿Al nido de vampiros donde vives? Estabas mal, quizás no hubieran aguantado el olor a sangre— ella dio la razón, aunque intentarán controlarse sería una gran tentación sólo los hubiera dañado y ella no quería eso— Y con respecto a Mamoru, no lo sé y no me importa; de echo, a ti tampoco deberia importarte, porque no regresaras.
—¡¿QUÉ?!— exclamó furiosa, era consciente de lo que había pasado ayer, pero esa decisión sólo le correspondía a ella y a nadie más— ¿Porqué dices eso? Por supuesto que regresare a mi dormitorio.
— CLARO QUE NO!!! EL TE MORDIÓ SE SUPONE QUE NUNCA LO HARÍA!!!!
—Lo se— murmuró rendida— pero él no quiso. Yo se que él no quería, por eso se alejó de mi. Y nunca supe comprenderlo—
— Y ojalá lo haga, espera ¿no has visto mi pistola?— ella negó, sin embargo abrió los ojos como platos al recordar que quizás ayer Mamoru fue a verla, sólo escucho su voz ¿Y si? No eso no era posible. No. Ella no lo permitiría.
Salió corriendo de la habitación dirigiéndose a su dormitorio.
No le importó que varios alumnos la vieran salir corriendo de aquel dormitorio, tampoco le importó que al llegar y que todos los demás la vieran preocupados; sólo quería llegar a tiempo y evitar una catástrofe.
—¿Ale que pasó?— Carol trato de acercarse, pero ella la esquivó. Excusándose— Perdón Carol, no tengo tiempo.— Y continuó corriendo escaleras arriba, al llegar a la habitación de Mamoru notó que Lana estaba afuera.
—Por favor Mamoru abreme— pedía desesperada y al verla le dirigió una mirada de odio- ¡¡¿QUE LE HICISTE?!!— grito.
Sin darle importancia.— DEAN — gritó fuerte, al verlo llegar se apartó de la puerta— ¿puedes abrirla?- Pregunto suplicante— juro que yo tomaré toda la resposabilidad— él asintió y de una patada la abrió, con rapidez Alejandra se adentro— No hay nadie- susurro para si misma.
—Esta toda su ropa, tranquila— Dean, quien había entrado después, toco su hombro.
—Tengo que ir a buscarlo— dicho eso volvió a salir del cuarto empujando a Lana en el proceso. — No puede irse, no puede terminar así. No te odio, jamás podría odiarte, necesito encontrarte y decirte que te voy apoyar siempre.— Quizas este con Flamount— se dijo a sí misma esperanzada.
Al llegar miro sorprendida su puerta abierta. Cuando entró pudo percatarse de dos presencias; Flamount se platicando con Kaname.
Tranquila decidió acercarse, pero antes de dejarse ver. Escucho lo que Kaname tenía planeado para ella, optando por esconderse.
—No creo que Ale deba seguir en esa clase.
Flamount lo miraba detenidamente, sabía que por un lado podría tener razón, pero por otra estaba en desacuerdo- ¿tú decisión es por lo que paso anoche con Mamoru?— aún sabiendo cuál era la respuesta decidió interrogar.
Él asintio y prosiguió— con él, ella podría estar en peligro, no quiero arriesgarla.
—¿A que clase de peligro podría referirse?— Ella sabía que no había querido hacerlo, él estaba peor que ella y no estaba dispuesta a dejarlo, no así.
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Editado: 08.11.2019