Luna y sangre

CAPÍTULO 4

Miro a través de la ventana. El cielo está decorado con unas grisáceas nubes que amenazan con llover en cualquier momento. Lo único que puedo ver desde aquí, es un ancho patio alargado que separa una parte del lugar a otra. Es como si se tratara de un internado. La persiana del cuarto que puedo ver está completamente cerrada.

Luego de llevarnos a cada uno a nuestro respectivo cuarto, nos obligaron a quedarnos aquí encerrados hasta que se dignaran a aparecer de nuevo.

Emma, la chica con la que hablé cuando desperté fue la elegida para ser mi compañera. No ha hablado desde que llegamos al cuarto, y de eso hace ya una hora. Lo único que hizo cuando llegamos, fue tenderse en su cama y llorar.

Me alejo de la ventana y me tiendo en mi cama fijando la mirada en el techo. Cierro los ojos captando sus sollozos, los cuales no han cesado.

En mi cabeza se debate el pensamiento de si acercarme o quedarme tal como estoy. No se si llora por lo que ocurrió, por lo que esta ocurriendo, o por lo que puede ocurrir.

Las palabras que Daymon pronunció antes de irnos se repiten en mi cabeza una y otra vez como si se tratara de una grabadora.

Vuestros padres no sabrán que habéis desaparecido. Ellos no recordarán siquiera haberos tenido.

Me da miedo el echo de pensar en mi olvido. No puedo imaginarme como sería si mis padres no pudieran recordarme. No sabría que hacer si eso ocurriera.

Una parte de mi dice que es imposible que eso pueda pasar, ya que, ¿Cómo lo harían? Pero la parte realista de mí dice que sí es posible. Que hace apenas una hora, un hombre nos contó sobre hombres lobo, vampiros, híbridos y yo que se de que mierdas más. Hemos sido secuestrados, nos transformaran en híbridos y solo para llegar a un fin, la victoria de una guerra, una guerra de la que nosotros no tenemos nada que ver. Una guerra que acabará con la vida de miles de personas.

— Haría lo que fuera por no haber ido a esa estúpida fiesta...— digo entre dientes abriendo los ojos.— Me arrepiento por haberle insistido tanto a mis amigas para ir...— traga saliva al sentir un molesto nudo en la garganta.— Por mi culpa, una de ellas esta... ¿Muerta?— río sin ganas sintiendo unas tremendas ganas de llorar.

— No lo está.— giro mi cabeza rápida para mirar los ojos rojos de Emma a causa del llanto.— Cuando te inyectaron y te desmayaste, te sacaron del lugar dejándonos de nuevo solos. — me siento con las piernas flexionadas.— Del techo comenzó a salir agua. Es como si hubiera comenzado a llover dentro del lugar. Pero no era una lluvia normal. Cada gota que caía en nuestros cuerpos, picaba y ardía como los mil demonios. Los gritos y sollozos aumentaban por segundo. El miedo era palpable en cada uno de nosotros, pero pude fijarme en algo, pude percatarme de como tu amiga estaba... Normal. A ella esas gotas no le causaban nada. Nada.— vuelve a repetir sin apartar la mirada de mi ni un segundo.

— No entiendo a que te quieres referir.— digo sin saber verdaderamente que quiere decir.

— Me refiero a que ella estaba en medio por alguna razón.— asiento estando de acuerdo.— ¿Y si ya le hicieron algo antes de despertar? ¿Y si la inyección sólo era una forma de distracción? Al fin y al cabo se la han llevado y no sabemos hacia donde.— el nerviosismo aumenta con cada palabra de la morena.

¿Y si es verdad? Ya lo tendrían todo planeado y no cambiarían su plan porque una simple chica se opusiera. Porque yo gritara amenazándolos si lo hacían. 

— Juro que si algo le pasa...

— No podrás hacer nada.— su voz sale rígida al cortarme. Ya no hay restos de lágrimas por su rostro.— Está claro que esto no es una situación normal.

— Nada de esto es normal. Nada de lo que está ocurriendo es capaz de digerirse del todo en mi cabeza.— dejo caer mi espalda en la cama dejando las piernas en la misma posición.— Pero de lo que estoy segura, es de que no dejaré que le pase algo a Maggy.—Emma asiente sin pronunciar nada mas.

Mi estado de ánimo ha cambiado por completo. Ahora me siento cabreada, y cuando me siento así no pienso lo que hago, solo reacciono, y ahora quiero salir. Se que tiene que estar por algún lugar de este edificio.

Me levanto de la cama rápida y camino a la puerta para abrirla. El echo de que se encuentre cerrada con pestillo hace que el cabreo aumente.

Doy un fuerte golpe con el puño cerrado a la fuerte y rígida madera. Ésta tiembla a la vez que noto el dolor en mis nudillos. Sacudo mi mano en el aire. Vuelvo a propinar otro golpe, ahora más fuerte.

— Para.

Vuelvo a dar otro con la otra mano. Duele, pero no me importa. Mi mano se prepara para dar el siguiente, y una vez lo da, de mi boca sale un gruñido de dolor.

— Para por favor.— suplica Emma.

No puedo parar. Necesito salir de aquí. Necesito encontrar a Maggy y huir de este lugar.

Grito al sentir como mis uñas van aumentando de tamaño para convertirse en unas largas garras. Las hinco con fuerza y las arrastro hacia debajo a la vez que grito sintiendo la garganta arder.



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Editado: 09.03.2018

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