2.
Mes 01, día 26/4.110
Mi mano se balancea como un péndulo, de izquierda a derecha o de adelante hacia atrás, todo depende de cómo se vea, pero no se mueve porque yo quiero, se mueve porque algo hace que se mueva, algo me habla, me lleva hacia él, pero no tengo miedo, me siento protegida, siento que ese algo va a cuidar de mi.
El calor se aumenta a mi alrededor y es como estar en un horno, pero no me quemo, de hecho, el calor me agrada, me gustaría quedarme en él por un buen tiempo, es un calor que me protege, es como si estuviera diciendo que no debo preocuparme porque estaré a salvó.
El calor se intensifica en la palma de mi mano y una pequeña llama flota en ella. La observo y veo tanta belleza en sus colores cálidos y ella se transforma, deja de ser una llama para convertirse en lo que parece una lombriz, tal vez una serpiente, pero con cuatro pequeñas patas.
Un dragón.
Un dragón de fuego.
Me despierto sobresaltada y miro mi mano como si pudiera encontrar el pequeño dragón en ella, incluso la reviso de ambos lados, pero nada, solo puedo sentir mi mano un poco caliente, solo eso.
Me pongo de pie y voy directo hacia las líneas en la pared. Nueve, nueve líneas me reciben.
Hago la décima línea en la pared, esa que me indica que es el décimo día. Diez aquí encerrada, sin saber nada de nadie, nada de lo que hay allá afuera. Lanzó un gran suspiro y me dejo caer en la cama mirando hacia el techo.
Me pregunto ¿Cuánto más tendré que estar aquí?
-¡Guardia Roja! -Frunzo el ceño al escuchar a alguien gritar- ¡Guardia Roja, nos atacan! -Me pongo de pie y voy hasta la reja justo cuando un grupo de soldados vestidos completamente de rojo pasan corriendo por el poco iluminado pasillo y detrás de ellos, cinco soldados vestidos de amarillo corren hasta estar frente a mi celda. Los observo confundida de que se hayan detenido ahí, pero entonces la pared explota en mi vista periférica y los soldados de apresuran a cubrir la reja con sus cuerpos.
¿Qué está pasando?
-¡Anahia! -Me paralizo al escuchar mi nombre. Esa voz, esa voz hace que mi corazón lata más rápido porque sé que no viene solo.
Él vino por mí.
Mis pensamientos son confirmados cuando una ráfaga pasa por mi lado y se envuelve en mi cuerpo, como si fuera una segunda piel, rodeándome de ese frío tan familiar, ese frío que anhelaba, que extrañaba. Salgo de mi delirio de anhelo cuando una esfera de luz impacta contra la pared frente a mi. Una esfera de color negro.
Xander.
-¡Yuanfen! -Creo que mi corazón se detiene, mi mundo deja de girar. Dejo de respirar y mis ojos se humedece por esa palabra.
Él en verdad vino por mi.
-Prepárense -Escucho que uno de los soldados ordena y veo como parecen ponerse en guardia, con sus espadas al frente y sus escudos listo para bloquear cualquier ataque. Entonces me doy cuenta de algo. Nunca, ningún ser humano, hubiera tenido oportunidad de pararse frente a Xander y salir victorioso.
Escucho pasos apresurados y la visión que tanto quería ver se hace realidad. Xander esta a unos metros de mí, vestido completamente de negro, detrás de él, Jeremy en color azul y sus amigos vestidos del color de su aura, y, para mi sorpresa, mi hermano, los chicos y las chicas están con ellos.
Todos.
Llevo mis manos a mi boca para tratar de contener el llanto que me produce verlos después de tantos días, saber que están bien, a salvó, lejos del alcance de Wendell.
Wendell.
-¿Qué hacen ahí parados como imbéciles? ¡Ataquen! -Y como si hubiera sido invocado, Wendell aparece, armado con una espada y una lanza, corriendo en dirección a Jeremy.
Grito de terror, pero no me quedo quieta. Rápidamente una esfera de energía toma forma en mi mano y me sorprende encontrar fuego también, rodeando la esfera. Es algo nuevo, pero no tengo tiempo para pensarlo así que la arrojo teniendo el mismo resultado que siempre he tenido, nada. La esfera desaparece al tocar el campo.
-¡Cúbrete! -Me ordena Xander y yo simplemente me quedo parada, observando cómo una delgada y larga línea horizontal es creada frente a Xander. Él la crea moviendo su mano y entonces traza el mismo camino de regreso. La hoja negra es lanzada hacia el frente y golpea con los escudos de los soldados, enviándolos contra la reja de mi celda y causándoles dolor, el mismo dolor que sentí cuando intenté tocar la reja. Puedo imaginarlo- ¡Cúbrete, Anahia! -Doy un brinco en mi sitio ante su orden y entonces salgo de mi parálisis y voy directo hasta la cama, para ser más precisa, debajo de ella y trato de cubrir mi cuerpo estando en posición fetal, pero no completamente porque quiero ver lo que pasa.