Las calles se ponían de adornos por todos lados, los negocios se colocaban de luces ya muy conocidas. Después de un mes pasado y una promesa Verónica esperaba con ansias a su amor.
- Sabes que Verónica ya no había aguantado tanto tiempo en esperar a una persona se nota que estás muy enamorada, se metió un puño de gomitas.- Fátima la espera ha sido demasiado larga, mas espero ya el momento de poder abrazar a Rafael en mis brazos.- Pero no estaban en ¿Comunicación por llamadas? Se puso algo tensa Verónica mientras doblaba su ropa. De repente y con rapidez cerró la puerta de su cuarto.
- Fátima no me comuniqué mucho con Rafael por sus estudios y la carrera que quiso aplicarse. - Eso no me lo habías dicho, pero bueno quita esa cara, él va a regresar esta navidad y mejor aún podrán convivir juntos. Su sonrisa se reflejó mientras se sonrojaba.- Tienes razón, más Fátima no tiene algún pretendiente por ahí ¿Qué te acompaña esta Navidad? Encogiéndose de hombros y terminando sus gomitas respondió despreocupada. - No tengo, pero por ahora.Le lanzó una mirada de picardía.
- Con esa expresión siento que tus pretendientes deberían tenerte miedo…
- No lo creo.
- Pero el dilema es ahora, qué vamos hacer después de la escuela, qué carrera haremos o en qué trabajaremos. Se sintió algo afligida.
- Sabes que tenemos vacaciones y hay que disfrutarlas.
- Tienes razón fatii tenemos mucho que hacer.
Este día pasó con tranquilidad para Verónica, la tarde se tornó de un precioso rosado entre amarillo. Las dos chicas se sentaron a comer unos gajos de naranja y miraban desde la ventana de la cocina.-Creo que no sé bien, cuando me veré con Rafael, le dio un mordisco al gajo que por tan jugosa se escurrió por su mano.-Si ya pareces disco rayado amiga, le extendió una servilleta.-Creo que sí, pero me pregunto qué haré cuando lo vea.-Hay Verónica eres demasiado dramática, solo actúa normal, agarro otro trozo de naranja.-Que honesta eres amiga, la miro con desánimo.-Hay no me mires, así sabes que somos amigas para siempre, su bella sonrisa se reflejó.
- Y también sabes que siempre lo seremos, sujeto su mano.- Desde pequeñas y de grandes siempre lo seremos, las dos hicieron un saludo con sus manos que hacían desde niñas, al hacer eso no pudieron evitar reírse y recordar los buenos momentos.