El Duque volteo a mirarme, su expresión serena no cambió un solo segundo, más sin embargo, su mirada lo que menos transmitía era calma. Un profundo miedo se instaló en mi pecho, no estaba segura de que el Duque fuera capaz de hacer aquello, pero tampoco podía descartarlo teniendo en cuenta mi situación.
Mire a la reina Genevieve nuevamente, quién seguía esperando una respuesta y lastimosamente yo no tenía ninguna para darle, ya no tenía ni voz, ni voto aquí y cabía la posibilidad de que si respondía algo que el Duque no aprobara mi madre sería quién cargara con las consecuencias.
—La reina Viktoria será atendida por nuestros mejores sanadores— prometió el Duque, la reina no parecía satisfecha con eso —Pero antes, nos gustaría tener más conocimientos sobre el ataque.
—No estoy pidiendo la ayuda de tus sanadores Duque Domenicous— aclaró la hermosa mujer —Vine aquí por la magia de tu reina, es la única que podría hacer algo por Viktoria.
—No estoy en posición de hacerlo Genevieve— intervengo —Mi magia aún no se desarrolla por completo, me temo que en este momento un sanador sería de más ayuda que yo.
—Antes de que te encontraran yo había visto el futuro de la reina Carlis, para estos días ella ya estuviera muriendo— confiesa —Tú intercediste en su destino Tauris, le diste más años por vivir, no puedes decirme que no puedes hacer lo mismo por Viktoria.
—Lo que sucedió en la corte Hydra fué un accidente— delató Arthuro, la reina Genevieve lo ve con sorpresa que luego pasa a ser desilusión —La reina Tauris, no sabe cómo lo hizo y no ha podido repetirlo.
Mis mejillas se calientan por la vergüenza, tanto el Duque como el consejero están seguros de que soy una inútil cuando de la magia se trata. Cierro mis manos en puños y mi respiración se agita, el Duque presiente que estoy a punto de cometer una estupidez y aprieta el filo invisible contra mi cuello para evitarlo.
—Instalen a las reinas en una de las habitaciones, veré que puedo hacer por ella— ordené y sentí como algo caliente se deslizaba por mi garganta, el dolor vino después pero a penas si lo sentí. Todos en la sala se dieron cuenta de ello pero nadie fue capaz de decir nada.
La reina me vió con confusión, quiso acercarse para ayudarme pero los guardias se interpusieron en su camino por orden de el Duque.
—Estoy bien— aclaré, intentando ponerme de pie, por fortuna está vez no ocurrió nada.
—Consigue plantas Zoi y suplementos, no hay nada que esa maldita planta no cure.
La orden de Domenicous hizo a Arthuro correr guiando a la reina hacia fuera, voy a seguirlos pero el hombre me detiene tomándome del brazo.
—Procura no terminar de matarla— ordena y yo me safo de su agarre.
—Haré todo lo que esté a mi alcance— gruño y este rueda los ojos por la falta de esperanza que le doy —Tu podrías encargarte de averiguar quién le hizo eso, aunque no me sorprendería que ya lo supieras.
—¿Me estás acusando de algo Alexiou?— me reta y yo me encojo de hombros.
—No actuaste muy sorprendido cuando Genevieve nos dió la noticia Domenicous— el hombre me ve molesto.
—Es mejor que vayas a atender a la reina antes de que decida conveniente cortarte la lengua por imprudente.
—Con su permiso excelencia.
Uno de los guardias me lleva a la habitación que le asignaron a Viktoria, tengo que detenerme unos segundo en el umbral para procesar lo que veo.
Viktoria Anastasiou, reina de la corte Espiga en la constelación de virgo, está completamente desnuda y su cuerpo ensangrentado a la altura del vientre, mi magia se estira con conciencia propia hacia ella y la examina por completo.
Es una sensación rara hacerlo, ya que no puedo controlar cuando y como hacerlo, simplemente ella misma decide cuando manifestarse.
—No le queda mucho tiempo— susurro y Genevieve me ve con pavor.
—No puedes dejarla morir— pide la reina a mi lado, la agonía en su voz, me hace respirar de forma irregular —Tu eres la única que puede ayudarla.
—¿Cómo estás tan segura de eso?— pregunto llendo a tomar las cosas que Arthuro trae.
—Porque confío en ti— le miro como si estuviese loca, ni siquiera yo confío en mi misma para ésto y ella lo dice tan segura de sí y de mí.
Le pido al sanador que desinfecte la herida mientras yo preparo un ungüento con la Zoi y otras plantas como me lo ha enseñado mi madre, el sanador no se ve muy seguro de lo que estoy haciendo. He visto a mi madre hacerlo muchas veces y sé que lo estoy haciendo bien.
El rostro pálido y sin vida de Viktoria permanece igual cuando introduzco la mezcla en la enorme herida quien pronto comienza a sanar.
Las plantas Zoi siempre actúan de una forma espeluznantemente rápida y ahora no es la excepción, todos vemos como la herida se cierra mágicamente hasta no dejar rastro alguno.
El sanador se acerca para comprobar sus signos, tardas poco en hacerlo antes de verme con el seño fruncido.
—Tiene el pulso estable— aclara, pero sigue con esa expresión de confusión —Ya debería de haber despertado.
—¿Porque no lo hace?— cuestiona Genevieve, tomando a la rubia de la mano —Aun no puedo ver su futuro.
No entiendo lo que dice Genevieve, tampoco el porqué aún no despierta la reina.
—Creo que debería cantarle, su majestad— sugiere Arthuro.
Me acerco para arrodillarme al lado de la reina, su piel está fria y pálida cuando la toco, tomo una de sus manos y pongo la otra sobre su vientre.
Mi magia vuelve a deslizarse sobre ella y efectivamente, puedo sentir sus signos vitales estables pero hay algo en ella que me hace dudar, su esencia misma no sabe si desaparecer o permanecer en su cuerpo.
—Creo que hay algo en su organismo que no le permite despertar— murmuré —Ese algo está absorbiendo su magia.
—¿Cómo puede algo absorber su magia?— cuestiona Genevieve y yo niego con la cabeza sin saberlo.
Cierro los ojos tratando de profundizar más en mi poder, a pesar que sus signos vitales están estables puedo sentir como su esencia sigue debilitándose.
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Editado: 10.09.2024