NARRA SIENNA
_Mi madre estaba devastada. –Killian tenía la mirada perdida entre los arboles-
_¿Y tú?. –me miro extraño-
_Yo, no lo sé... recuerdo sentirme enojado. Pero nada más. –sabia como se sentía eso, cuando mi abuela falleció, también estaba enojada, enojada con mi madre por dejarme, enojada con mi abuela por irse, enojada con mi padre por ser un cobarde, enojada con la vida por haberme tratado asi-
_Cuando mi abuela murió también me sentí asi.
_Creí que siempre habías vivido con tu tío. –negué y me alegré de haber vivido mis primeros años junto a una buena persona-
_Cuando mi madre se quedó embarazada de mí, mi papa se fue, luego al darme a luz ella también lo hizo. Me quede al cuidado de mi abuela. Durante algunos años hasta que ella también se fue. Murió mientras dormía... Sé que no sufrió... -una pequeña lagrima callo cuando recordé ese mismo dia- Luego quedé a cargo de mi tío, el cuidaba a su hijo, mi primo. Sabes... el primer año todo era bastante bueno. Mi tío tenía un buen trabajo, mi primo y yo nos llevábamos bien. Pero después de año nuevo despidieron a mi tío. Las cosas se complicaron, el empezó a enojarse, mi primo siguió su ejemplo y antes de que me diera cuenta ellos se las agarraban conmigo por cada cosa que les saliera mal. Mi primo empezó a tomar casi tanto alcohol como mi tío. Empezó a fumar se juntó con malas personas y bueno... el resto ya lo viste.
Un profundo silencio nos invadió, gire un poco la cabeza y logre ver su mandíbula apretada.
_Ellos, alguna vez. –negó con la cabeza y apretó los puños- ellos te tocaron alguna vez.
_No, nunca lo hicieron.
Otro silencio incomodo aprecio. Habia lago que quería preguntarle, pero no sabía si tendría la suficiente confianza para contármelo.
_Que... ¿Qué fue lo que te paso en el rostro? –se giró y me miro- no es necesario que me digas, solo era curiosidad. –me avergoncé por mi intromisión pero después de unos segundo Killian hablo-
_Fue hace algunos años cuando tenía ocho. –suspiro- Yo estaba en el bosque en mi forma de lobo. Solo corría, era algo normal, algo que hacia siempre. Pero luego ese dia escuche un disparo, algo impactó en la tierra, muy cerca de mí. Eran cazadores me asuste, ellos estaban persiguiéndome corrí y corrí pensando que los perdería en algún momento. Pero no fue asi. Ellos me siguieron hasta la manda; yo los habia guiado ahí. Y cuando llegaron y se vieron rodeados de lobos comenzaron a disparar. Miles de disparos en todas direcciones. Me escondí junto a mi madre y mi hermana. Finalmente, algunos lobos delta atacaron a los cazadores y terminaron matándolos. Muchos salieron heridos por mi culpa, pero lo peor fue cuando supimos que la Luna de la manada murió. –traté de hacer memoria y recordé quienes eran las Lunas en una manada. La mate del Alpha- Muriel el Alpha de la manda estaba como loco. Lo entiendo habia matado a su alma gemela, su mate. Y cuando supo quién era el responsable de llevar a los cazadores a la manada. Me exilio, a mí y a mi familia. Pero eso no fue todo. Antes de exiliarme se acercó a mí. Me dijo que tendría que vivir sabiendo que nunca encontraría a mi mate. Al principio no entendí, pero cuando sus garras impactaron en mi hocico lo comprendí. Me quito el sentido del olfato, porque yo le quite a su mate. –sus ojos buscaron a los míos y se paró en seco, por los míos corrían algunas lágrimas – Creí que jamás podría encontrarte –limpio mi rostro con sus manos, la calidez que desprendía estando tan cerca me encantaba- Y ahora que te tengo, no dejo de pensar en ti.
Estábamos muy cerca, muy muy cerca. Mis ojos recorrieron sus cicatrices. Cada una de las líneas que marcaban furiosas su rostro, atravesando sin piedad sus facciones.
_ ¿Siguen doliendo? –negó, mi voz salió en un susurro, estábamos uno frente al otro, mi mano se levantó y acaricio la línea más pequeña, lo hice lo más suave que pude, estaba consiente que ya habían cicatrizado, pero de igual manera sentía que quizás podía hacerle daño. -
Sus ojos se cerraron al sentir mi tacto. Sus manos seguían posadas sobe mis mejillas, enviando un cosquilleo por todo mi cuerpo.
Abrió los ojos cuando mi mano bajo hasta su cuello, he instintivamente me acerque más a él. Sus ojos volaron a mis labios y de un segundo a otro ya nos estábamos besando. Mi pulso se aceleró, mis manos rodearon su cuello intentando estar más cerca.
Sus labios apretaban los míos con fuerza, mientras enredaba sus dedos entre mi pelo. Besos desesperados, caricias y suspiros llenaron la atmosfera. Y cuando sentí que me quedaba sin aire baje mis manos hasta su pecho he intente hacer algo de presión para alejarnos.
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Editado: 04.03.2019