—Lamentamos tener que decirte esta noticia Elián, pero tu abuelo ha fallecido… —había pronunciado la directora y deje de prestarle atención
Sentí que mi corazón dejo de latir por un segundo, mientras mi vista se volvía borrosa por las lágrimas.
Corrí
porque senti que si no la hacia moriría mi abuelo quien me había querido, el unicio que alguna vez me quiso de verdad,
Corrí porque quería creer que si llegaba a casa lo encontraría ahí y todo estaría bien
Sentía que el aire me faltaba, mientras mi pecho ardía, cuando llegue a las rejas para entrar a casa pare y las vi fijamente. Mis manos comenzaron a temblar de miedo, porque si entraba y el abuelo no estaba lo habría perdido todo, absolutamente todo.
Di pasos lentos hacia el interior
—¿Abuelo? —silencio
Silencio, solo mis pasos sobre las tablas desgastadas de la vieja casa
Entre a su habitación, su cama estaba hecha y todo estaba ordenado.
Fui a su taller siempre estaba ahí, mi corazón se aceleraba a cada paso.
Abrí lentamente la puerta, porque tenía que estar ahí, las lágrimas recorrían cada vez más mis ojos:
—¿abuelo Ulises?
No había nada más que madera, algunos de sus proyectos empezados y una silla por lijar.
Entonces por fin lo creí y de alguna manera lo asumí, porque el abuelo pocas veces salía de esta casa y solo venia a visitarlo su viejo amigo Raúl, así que me senté en el suelo y empecé a sollozar como un niño. Recordaba las primeras veces que vi a abuelo
—¿Por qué lloras hijo? —había pronunciado con afabilidad —lo hombres no lloran
—No soy un hombre soy un niño —había dicho entre sollozos
Soltó una carcajada
—tienes razón, hijo. Que dicho más estúpido, serás un buen niño y luego una buena persona y podrás lloras cada que lo necesites
Seguí llorando porque acababa de ser dejado con ese sujeto que no conocía de nada, había vivido hasta mis nueve años ayudando a una familia que al final decidieron que era inservible y me dejaron a las afueras de este pueblo.
Él me miro con compasión:
—No te preocupes, yo te cuidare
Llore más fuerte, no quería que me golpearan más, cuando no hiciera las cosas bien.
—de verdad chico, serás como mi nieto ¿entiendes? podrás decirme abuelo
Lo mire, porque siempre había escuchado que los abuelos eran amables y graciosos, pero nadie nunca había sido así conmigo así que eso llamo mi atencion:
—Te prometo que te cuidare como si fueras mi familia
Familia…no había tenido una de esas, nunca
—¿de verdad? —dije con la voz entrecortada
asintió y sonrío
Y yo… llore de nuevo, porque estaba conmovido
—Llora hijo, llora por ti, por todos hasta que no quede ni una lagrima y luego, luego podrás volver a respirar y después vivirás y lo harás felizmente.
Solo que esta vez mientras lloraba, nadie me consoló y aunque me quede sin lágrimas, sentía que no podía volver a vivir felizmente por mucho que lo deseara y me sentí tan vacío que no quería si quiera moverme.
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Editado: 21.01.2022