Christian O'Brien
Después de lo que pasó con Deryl no he dejado de pensar en ese beso. No, eso no fue un sólo beso, fue el éxtasis y el placer total en la palma de su mano. No sabía cómo actuar después de eso.
Sinceramente no lo vi venir, pero mi cuerpo me pedía a gritos que no la dejara pasar. Aun después de eso quiero más, necesito más.
—¿Por qué estás tan pensativo, hermano? —Pregunta Matt mientras se arregla la ropa. Una camisa negra de manga larga, un pantalón de mezclilla y unos botines negros por igual.
—Ah… No sé —suelto un suspiro.
—¿Es por Deryl? —Se gira a verme y toma su chaqueta.
—Si —admito—, es sólo que yo estoy acostumbrado a ciertas cosas. —Hago ademanes con las manos—. Y no quiero que ella piense otras cosas y …
—No te hagas tanto rollo —cruza sus brazos—. Deryl tienta tus límites y tanto tu mente como tu cuerpo la desean, ¿no?
—Si… —Digo desesperado—. Tampoco es que ella me rechace cuando intento algo, pero tampoco me gusta verme tan… ¿Urgido? —Levantó la ceja—. Hoy pasó algo tan… Y deseo un poco más de eso, pero no quiero presionarla.
—Vaya… —Ríe—. Lo que hayan hecho te tiene en el borde del cielo y la tierra. Espera un poco más, si ella está lista tú lo sabrás, eso siempre lo has sabido. Estás acostumbrado a tener las cosas de momentos, disfruta esas pequeñas caricias. Deja que el éxtasis te lleve, goza con ella. Cuando sea el momento será aún mejor de lo que esperas.
—Vale… —Me rindo—. Ni en mi primera vez me puse así.
—Ella es tu primera vez, Christian —rodea el sillón—. Ella se llevará todas tus primeras veces.
(…)
Melanie Hernández
La fiesta estaba en su mejor apogeo. No era común que yo viniera a esta clase de reuniones, pero es bueno salir un rato de tu zona de confort. La música estaba tan alta que los vidrios vibraban. La gente se volvió loca y el olor a alcohol con sustancias sospechosas ya era demasiado fuerte.
Al fondo mi pequeña hermana bailando a un lado de Christian, jamás la había visto tan feliz con una persona. Una persona que no sé en qué momento terminó con el pecho desnudo y la camisa dando vueltas en el aire.
—Cuando gustes volvemos adentro —Matt susurra en mi oído mientras da besos en mis hombros.
No estaba ebrio así que sus acciones salían del fondo de su pecho.
—Me gusta aquí —danzó con él. Estábamos en la terraza los dos solos.
Queríamos ver la ciudad desde la altura del edificio, pero nos quedamos bailando despacio con una canción que sólo existía en nuestras mentes.
—Soy pésimo con las palabras —se separa de mi—. Pero debo admitir que… Que te quiero —dice apenado—. Me haces sentir de una manera sobrehumana, inigualable. No sé cómo. Pero eres la única que ha logrado entrar en este tonto corazón.
Matt diciendo cosas románticas, esto es algo nuevo.
—Yo también te quiero, te quiero porque eres tan transparente, me haces sentir protegida. —Acarició sus mejillas—. De algún modo te has robado cosas de mí, cosas que yo prometí no volverlas a sentir y mírame, que lindo cuando todo es recíproco.
—Aun hay cosas de mi que no conoces —suspira—, cosas que por años me han dado miedo dejarlas a la luz. Anoche hablé contigo, sentí tanta paz, tanta comodidad de ser escuchado. —Me pega más a él—. Son cosas que no a diario se sienten.
—Yo siento lo mismo, desde aquella noche —admito—. No quiero dejar de sentir que… Aunque puedo hacerlo todo sola, siempre habrá alguien detrás de mí apoyándome y cuidándome.
—No sé en qué momento me volví cursi —ríe sonoramente—. Soy mejor escribiendo que diciendo las cosas —se rasca la nuca.
—Me consta —sonrió—, he leído tus libros. Tienes talento, mor.
Mor era uno de los apodos que le puse es cómo decirle “Amor” pero sin sonar tan… ¿Cursis?
—Escribo por diversión. —En un ágil movimiento me carga sentándome en la orilla del barandal. Llevaba un pantalón así que no habría de qué preocuparme—. Pero me gusta que me lean.
—Algún día muchas personas te van a leer y yo quiero estar ahí. —Abro mis piernas dejando que él esté en medio.
Con Matt estoy perdiendo el miedo de muchas cosas y una de ellas es que se acerquen a mí.
—Quiero hacer algo… —Sonríe de lado—. Algo de lo que puedes detenerme si quieres —acerca su cara a la mía—, o seguirlo. Cómo gustes.
—Hablas mucho, Matt. —Acaricio su cabello—. Sólo hazlo.
Muchos hablan de que el primer beso es el más pasional, romántico y tierno que puedes tener. Hoy comprendo que las cosas no son así, no son cómo los libros que describen la explosión de emociones al besarte con tu primer gran amor.
21 de mayo del 2020 a la hora… no lo sé.
Esta fecha quedará marcada en lo más profundo de mi alma, pues él rompió un mundo de fantasía sobre el amor. Puedo decir que esto es algo más que mariposas en el estómago, temblor en las manos o la tartamudez al tenerlo cerca. No sólo es un corazón loco queriendo salir del pecho. El primer beso siempre quedará corto a comparación del beso que te da una persona que ama realmente.
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Editado: 09.03.2024