Lyne

04

Llegué finalmente al hoyo, lentamente lo bajé cuidando que quedara en una buena posición una vez colocado empecé a echar la tierra para enterrarlo, limpiaba el sudor de mi frente con el dorso de mi mano cuando terminé fui y arranqué lavanda e hice un ramo para ponerlo.

-Tenemos que irnos ya, no podemos perder más tiempo- Seguí caminando pasando la casa de ese señor, no pasó mucho tiempo cuando me encontré con un pueblo así que me dirigí hacia allá para ver si tenía suerte en encontrar a su hija, aquel pueblo parecía abandonado, difícilmente se podía ver a alguien caminar por ahí, logré dar un par de vueltas para ver señal de vida de alguna persona, pero me miraban con desprecio, como si hubiese algo en mí que era totalmente aborrecible para ellos, le resté importancia y continué caminando hasta que llegué a al frente de una biblioteca, dudé por un momento si debía ingresar o no, -¿Vas a quedarte aquí como estatua mientras la pobre criatura no tiene ni idea que es huérfana?- aquella voz aparecía cuando quería, pero esta vez… lo que decía era cierto, me armé de valor y decidí entrar, aquel lugar estaba bastante solo, mis pasos no me permitían pasar desapercibido, había alguien leyendo un libro, estaba uniformado, ¡si! ¡he hallado a un policía!, me aproximé animadamente, sentía que todo esto por fin terminaría, aquel policía se veía bastante musculoso, estaba leyendo un libro acerca de psicología, exactamente trastornos mentales, vaya que es un tema interesante - disculpe…- susurré un poco bajo pero de manera que él pudiera escucharme, se dio la vuelta y mi cara fue adornada de sorpresa, era una chica, admito que reí para mis adentros -¿Vas a seguir mirándola como un bicho raro?- esa voz nuevamente, sacudí repetidamente mi cabeza tratando de sacar aquella voz de mi cabeza, de una manera inefectiva, la chica me miraba fijamente, aún esperaba a que le hablara, tomé aire y en mi mente intentaba organizar velozmente todo lo que había visto hasta ahora -Lo que pasa… es que, ayer desperté en un lugar completamente extraño para mi, había una casa que estaba absolutamente calcinada, y en su interior había un cuerpo sin vida de un hombre, estaba revisando las cosas para encontrar algo que me pudiera ayudar para saber quién era- tomé un respiro, mis ojos se habían llenado de tantas lágrimas que no podía ver con claridad, cuando me recuperé continué hablando- encontré una carta, aquella carta al parecer era de su hija pequeña que se despedía de su padre, al parecer ella había huido, estoy aquí en su búsqueda, realmente espero que usted pueda ayudarme, todo esto es demasiado, es más de lo que una persona normal puede llegar a soportar.

Nuevamente sentí como si las fuerzas me abandonaran, caí al suelo y aquella chica corrió a ayudarme a incorporar, todo se volvió oscuro, al abrir mis ojos estaba en una sala blanca, no era un hospital, no era ni lo más remotamente parecido a uno, con mis ojos recorrí el lugar, había una silla de madera, una chimenea encendida, la puerta se abrió y entró la misma persona que había visto antes -¿te encuentras bien?- se aproximó con un recipiente en sus manos y se sentó a mi lado -Has estado inconsciente por cinco días, según el médico tienes grandes signos de anemia, debes descansar y reponerte, después de eso buscaremos a la niña- añadió para después darme a comer lo que traía, sentía algo de esperanza, no estaría sola en esto, un peso era retirado de mis hombros, solo debo esperar estar completamente bien para seguir con la búsqueda.

-¿Cómo te llamas? - pregunté con la mirada concentrada en la chimenea -Soy Chris, mucho gusto, ¿tú cómo te llamas?- -Soy Sharah-  El sentirme apoyada me hacía sentir conmovida como si fuera la primera vez que alguien hace eso por mi, mis ojos se empezaban a cristalizar -¿Por qué lloras? - ella me preguntó, -No sé por qué me siento asi, por favor ayúdeme a saber qué pasa, siento que esto me está enloqueciendo escucho una voz, los recuerdos vienen una y otra vez y ya no se qué hacer, siento que los recuerdos y lo que está pasando fuera parte de mí, pero a la vez me siento tan ajena ante todo esto ¡por favor ayudeme! - empecé a llorar, a quebrarme y tal vez también a liberarme, Chris solo me observaba, no decía nada - Por favor di algo Chris, te lo suplico - Me arrodillé mirándola a los ojos. -¿Qué haces? ¿Por qué suplicas? Nos estas arruinando- -¡Cállate!- grité al aire - Chris ella está aquí- Señalé mi cabeza y seguí llorando, Chris me observaba en silencio, como si ella supiera algo que yo no, me dijo que debía descansar y luego podríamos hablar de aquella voz, logré notar un poco de seriedad en sus palabras, eso hizo que me estremeciera por completo.



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En el texto hay: misterio, enfermedad, muerte

Editado: 09.11.2020

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