La vida misma es uno de los obsequios más peculiares como extravagantes que uno podrá tener, pero solo uno mismo puede forjar el camino de su destino al igual que su efímero u eterno final.
Tan solo los sentimentalismos y emociones que causamos en cada ser que nos estimo, quiso o si quiera amo, permaneceremos, ahí, como parte de un recuerdo, una neurona, una memoria que se convertirá en legado de lo que alguna vez fuimos e hicimos.
Es así como hacemos acto de nuestra presencia como tinta sobre papel, permaneciendo en evidencia con átomo que conforma nuestro ser y ese es el camino que deseo elegir, perdiendome entre letras y páginas de mundos donde navegan millones de mentes e incluso la mía atraves de una nocion de tiempo indefinido.