Mis ojos se abrieron de golpe al escuchar un estruendoso ruido. Mi celular otra vez.
Lo agarre llevándomelo al oído.
-¿Si?
-¿Mi amorrr? –era la misma voz de anoche
-¿Warren?
-Essse soy yooo –de nuevo ebrio.
-Duerme Warren.
-¡NO! –gritó
-Por favor cariño, duerme.
-¿Cariño? ¿Soy tu cariño?
-¡Ve a dormir Warren!
Mientras él se quejaba porque le había gritado y regañado, corte sin que pudiera decir más nada.
Miré la hora, 03:25 am
-Cada vez más tarde, por dios –me queje
Al asegurarme de que no llamaría más, me di vuelta y por fin, de nuevo, pude dormir.
El timbre me hizo abrir los ojos.
La señora Samwik. Me levanté rápidamente.
-Perdón por traerlo tan temprano pero ya están abajo esperandome. -su voz de culpa me mataba.
-Está todo bien, sabe que no me molesta -le sonreí para que se pudiera tranquilizar.
-Muchas gracias hija
-Disfrute mucho, se lo merece.
Ella besó mi mejilla y me entregó a Trev y sus pertenencias.
-Hasta más tarde -gritó mientras iba al ascensor.
-Nos vamos a portar muy bien.
Reí ante mi propio comentario y cerré la puerta para soltar al gatito que rápidamente se acostó en mi sillón.
No sé porque pero siempre hizo lo mismo. Por lo menos no soy la única que piensa que ese sillón es cómodo.
Me senté al lado de él con una taza de leche y prendí la televisión.
Estaban pasando la película de las Crónicas de Narnia, volví a tener diez años.
Comenzamos a escuchar un sonido que se nos hacía muy familiar.
Mi celular. Estaba pensando seriamente en tirarlo por el balcón.
Contesté.
-¿Hola?
-Hola hija, soy yo
Era mi abuela.
-¡Mami! -siempre le dije así por más que tenga en claro que no lo era.
-¿Como estás? ¿Molesto?
-No, no, estaba viendo una película con Trev, estoy bien.
-¿El gatito lindo de la vecina?
-Ese mismo.
-Es muy lindo.
Hablamos durante una hora y media aproximadamente.
Amaba hablar con ella, era toda la familia que tenía.
Seis y media la señora Samwik fue a buscar a Trev y en ese mismo momento me acordé del libro que tenía que leer para mañana.
Lo tomé y le saqué el papel con el que estaba envuelto.
-Creo que en tres horas lo leo.
Con una taza de té, un chocolate, todos mis post-it y lapiceras de colores comecé la lectura y corrección.
Mis cálculos acercaron y nueve y media ya estaba cenando.
Cuatrocientas hojas no eran nada.
Tenía que levantarme temprano así que no tarde mucho en dormir, lo único que esperaba era una noche tranquila sin ningún tipo de interrupción ebria.
Con un desayuno bien cargado en mi estómago, salí camino a mi trabajo.
Lo amaba, a veces se volvía algo tedioso pero en serio me gustaba y disfrutaba estar ahí.
-Hola Alana -saludó una compañera y amiga, la única que tenía en realidad.
-Buenos días Sarah -le deje un café que había comprado para ella.
-No te hubieras molestado, gracias
Le sonreí y fui directamente a la oficina de mi jefe para llevarle su café.
-Gracias Alana, ¿Lo leíste?
-Si, y me gustó mucho -lo saqué de mi cartera -Tiene algo de aventura romántica y misterio. Le hice algunas correcciones pero acá está -lo apoye sobre el escritorio.
-Exelente, las leeré más tarde.
La mañana transcurrió tranquila, no teníamos mucho trabajo.
Siempre teníamos días agotadores donde llegan las 14:30pm y querés salir corriendo de ahí. Pero también estaban los días así donde tenías hasta un momento para charlar y reirte con tus compañeros.
-¿Vamos a almorzar juntas? -preguntó Sarah.
-Si por favor, muero de hambre.
Anunciamos que salíamos a almorzar y juntas nos dirigimos al bar de la esquina.
-¿Alguna novedad este fin de semana?
-Algo extrañamente extraño
-Que frase tan rara, ¡Contame!
En serio, ella era la única en la que podía confiar.
-Bueno -suspiré -El viernes a la noche me llamó un extraño a altas horas de la madrugada.
-¿¡Qué!? ¿Quién es? ¿Cómo?
-¡Déjame terminar y te vas a enterar!
-Esta bien.
-Como te dije, un extraño, no lo conozco, no se quién es pero me llamo ebrio.
-¿Y cómo tenía tu número?
-Seguramente alguien le quiso dar un número equivocado, que no existía pero terminó siendo el mío.
-¿Una sola vez llamó?
-Dos, el sábado también. Anoche por suerte no lo hizo.
-¿No te da curiosidad saber?
-La verdad que no, lo único que quiero es que no siga llamando más.