Madelyn

EPÌLOGO

Bajó del autobús y frotó sus manos, calentándose; la brisa gélida y la humedad del terreno le hicieron saber qué había estado lloviendo.

Se despidió de sus compañeras con una abrazo y tras persignase en la iglesia, salió a la calle.

—Jenny —llamó la encargada del campamento—. ¿Te llevamos?

—No, gracias —contestó—. Mamá viene a buscarme.

La encargada asintió y subió al auto; dentro la esperaba su esposo.

Jenny suspiró.

A ella también le hubiera gustado tener alguien que la amara; un hombre que se preocupara por ella y la cuidara.

Una camioneta negra se detuvo.

Jenny sonrió, haciendo que su corazón latiera a la velocidad de un meteorito.

Ni en sus más hermosos sueños hubiera imaginando aquello.

La ventanilla se abrió.

—¿Y esa cara? —preguntó Katherine, maliciosa—. No me digas que pensaste que era Antón.

El amargo sabor de la desilusión apareció en su boca.

—¿Dónde está mamá?

—Ocupada —contestó—. Vine porque tengo que darte una estupenda noticia.

Jenny no respondió.

Subió al auto y se dedicó a mirar las casas, mientras su hermana conducía.

¿Una estupenda noticia?

Viniendo de aquella mujer nada bueno sería.

—¿Cómo estuvo la montaña? —la interrogó Katherine, tomando la autopista—. ¿Rezaron mucho?

Jenny apretó los labios, conteniéndose, y esbozó una sonrisa fingiendo no haber escuchado el tono burlón de aquellas palabras.

—Claro —asintió—, por los enfermos, los afligidos, por ti, por mi madre, para que Dios perdone todo el daño que han causado.

La mandíbula de su hermana se tensó, pero no dijo nada, esperó que el semáforo la detuviera, y anunció:

—Antón y yo nos casaremos el mes que viene.

Jenny sintió que le faltaba el aire.

Era como si su corazón hubiera dejado de funcionar.

Como si le arrancasen la esperanza de raíz.

—También tengo una estupenda noticia que darte —comentó Jenny—. Antes de irme al campamento, Antón y yo hicimos el amor.

Los ojos de Katherine se humedecieron.

—Mientes —dijo, y volvió a poner el auto en marcha.

Jenny sonrió, era su turno de jugar.

—Tiene una mancha en la parte de arriba de su muslo —añadió.

Katherine apretó el volante con fuerza, mientras un par de las lágrimas recorrían sus mejillas.

—¿Por qué, Jenny? ¿Por qué lo hiciste? —La miró con rapidez.

—Y todavía lo preguntas. ¡Sabías cuanto lo quería y aun así te metiste en su cama!

Katherine miró al frente y empezó a reír.

—Mamá tiene razón, eres una estúpida —dijo, aumentando la velocidad del auto—. ¿Acaso crees que un hombre como Antón se fijaría en alguien como tú? Mírate. Eres insípida. Sin gracia. Ni siquiera te vistes como una mujer de esta época.

—¡Él me ama! Me lo dijo.

—¿Mientras te follaba? —inquirió su hermana, mirándola—. Escúchame bien, Jennifer, no pienses que con esto vas a lograr separarnos. Antón y yo nos casaremos. ¡Quieras o no!

Volvió su vista a la carretera.

Entonces...

Un camión fuera de control la hizo girar el volante con brusquedad.

Dieron un par de vuelta.

Y, finalmente, cayeron a un barranco.

Cuando Jenny abrió los ojos, se llevò la mano a la cabeza y comprobó que había sangre.

—¡Ayuda! ¡Ayuda! —escuchó gritar a Katherine.

Miró hacia el frente; su hermana estaba dentro del auto.

Ella, que en ese entonces se encontraba tirada en el suelo, consiguió levantarse y caminar hasta allá.

—Mi pierna...mi pierna se atoró —le hizo saber su hermana.

Jenny no se movió.

—¡El auto huele a gasolina, por favor, sácame de aquí!

Jenny siguió sin moverse, lo único que hacía era mirar la pierna atorada entre los hierros.

—Por favor —rogó Katherine—. Estoy embarazada.

Jenny no sintió nada.

Ni alegría.

Ni tristeza.

Nada.

Y, a continuación, dio unos pasos hacia atrás.

—Jenny, por favor —lloró—, no lo hagas, no vale la pena.

—Sí, lo vale —sonrió ella—. Adiós, Katherine, adiós para siempre.

Se giró y le dio la espalda.

—¡Jenny, no!... ¡Oh, Dios, no quiero morir! ...¡Jenny, ayúdame!... ¡Jenny!

No se arrepintió de nada, ni de mentirle sobre acostarse con Antón, ni de dejarla allí, sabiendo que el auto estallaría. Lo había hecho por amor, y lo que hace por amor no puede ser malo, ¿verdad?



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En el texto hay: mentiras, intriga, amor

Editado: 02.03.2021

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