Maedow (melodía de Amor 3)

Capítulo 12

La semana pasó con rapidez y Maedow estaba dormida en la cama del hotel en Shania junto a Seung. Él había conseguido hacer un hueco en su agenda y había ido con ella a su primer partido de los Juegos Olímpicos. 

Los ojos de la muchacha se abrieron cuando un rayo de luz entró por el ventanal. Se movió un poco entre los brazos de su novio y se quedó frente a él para poder dejarle un beso en la punta de la nariz. 

El chico levantó los párpados para encontrarse con el rostro de ella y dibujó una sonrisa en los labios. Le dejó un beso en los labios y la pegó a su cuerpo. 

—Tengo que ir a entrenar —le informó la joven acariciando la espalda desnuda del cantante. 

—¿Por qué? —se quejó él con los labios fruncidos. 

—Porque esta tarde tengo el primer partido. Quiero estar preparada para mi oponente. 

—Bueno… vale. Me voy a vestir, pero después de que me des un beso —añadió cuando ella estaba a punto de zafarse del agarre para prepararse. 

La chica obedeció con una sonrisa en los labios y bajaron a la pista de tenis cuando ambos estaban vestidos. 

Se encontraron con la entrenadora y Maedow se dispuso con la raqueta en alto para devolver el saque de su, ahora, rival. 

—Seung, ¿te puedes poner tú en su lugar? —le preguntó la joven al ver la mueca de dolor en el rostro de su entrenadora—. Le duele el hombro y no es bueno que lo fuerce. 

El cantante asintió y se puso en el campo contrario al de su novia. Alzó la raqueta como le había visto hacer a ella y golpeó la pelota cuando se dirigió hacia él con fuerza. 

—No seas mala. Yo no soy profesional —le advirtió cuando la pelota le pasó rozando el pómulo. 

—Lo siento. 

—Creo que ya estás lo bastante preparada para enfrentarte a tu contrincante. No es necesario que te canses demasiado —le aseguró su entrenadora sentada en una silla con una bolsita de hielo en el hombro. 

—De acuerdo. ¿Desayunamos? 

—Sí, por favor. Puedo desfallecer en cualquier momento —comentó el chico con un dramático mareo antes de caer en la silla. 

Las dos mujeres se rieron, recogieron todas las cosas y entraron en la cafetería del hotal para tomar algo. 

***

Después del desayuno, la pareja decidió ir un rato a la piscina cubierta y nadaron juntos, sin mucha energía para no cansar a la tenista. 

Maedow buceó hasta el chico, sentado en las escaleras que se adentraban en la piscina, y trepó por sus piernas hasta llegar a su pecho. Apoyó la barbilla en el vientre ondulado de él y le dedicó una sonrisa antes de dejarle un beso. 

—¿Cómo te sientes? ¿Estás tranquila o nerviosa? —quiso saber el cantante agarrándola de las axilas para llevarla más arriba y abrazarla. 

—Ahora mismo estoy tranquilo. Lo malo será cuando esté a diez minutos del partido. Espero que los nervios no me jueguen una mala pasada. 

—Seguro que no. Todos te estaremos animando desde las gradas. 

—Lo sé, pero no lo puedo evitar. Una vez empiece el primer set los nervios se me irán poco a poco. Conseguiré ganar. 

—Esa es mi chica —la animó dejando un beso en sus labios. 

Subieron a la habitación para darse una ducha y se tumbaron en la cama para descansar hasta que llegara la hora del partido. 

***

Las dos tenistas salieron a la pista, dejaron sus mochilas en sus asientos y se dispusieron en la tierra batida con sus raquetas preparadas para comenzar en cuanto el árbitro les diera la señal.  

Los integrantes del grupo estaban en las gradas acompañados de las hermanas de la chica y de sus padres, gritando a pleno pulmón para darle ánimo. 

A los aplausos y ánimos de todos ellos se unieron toda la grada de enfrente llena de mujeres y hombres que seguían al grupo y, también, a la muchacha. 

Maedow miró hacia ambos lados dedicando una sonrisa, botó la pelota varias veces para concentrarse y la lanzó hacia arriba para golpearla con fuerza hacia el campo contrario. 

Todo el público miraba de un lado a otro con los rostros expectantes y saltaron emocionados cuando la joven apuntó en su primer set. 

El partido estaba muy igualado y se acercaba el momento de la decisión. ¿Quién sería la ganadora y pasaría a la siguiente ronda?

Seung tenía la mirada fija en su novia y las manos juntos delante de sus labios. Estaba tenso y muy nervioso por el resultado. 

—¡Vamos, pequeña! ¡Tú puedes! —gritó el cantante secundado por sus compañeros y la familia de ella. 

La tenista lo miró con una sonrisa, asintió y se concentró en el saque. Debía hacerlo rápido y con fuerza, ya que su oponente tenía una debilidad. Se había dado cuenta al terminar el primer set y se acogería a esa ventaja para ganar. 

Lanzó la pelota al aire y la golpeó hacia el lado izquierdo de la pista, cerca de la línea que marcaba fuera del campo. Su oponente corrió hacia esa dirección, pero no le dio tiempo a golpear con la raqueta. 

Todos los presentes, que habían estado en silencio, se levantaron de los asientos gritando, aplaudiendo y vitoreando a la muchacha. 

La familia de ella lloraba de emoción y Seung saltó a la pista para agarrar a su novia por la cintura y levantarla del suelo dando vueltas sobre sí mismo. Las lágrimas caían por las mejillas de la pareja y la joven le dejó un apasionado beso en los labios, feliz por ganar. 

—Te amo, pequeña —le confesó él sin poder dejar de abrazarla y besarla. 

—Y yo a ti. Gracias por estar a mi lado. 

—Siempre voy a estar a tu lado.

 



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Editado: 20.04.2024

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