Alessia estaba en su despacho furiosa por que había perdido mercancía de muchos millones de dólares y todo por culpa de la D. E. A organización que la buscaba por cielo, mar y tierra. Aunque nadie conocía la identidad de la Reina italiana.
Salió de su casa y subió a su auto arrancando a toda velocidad, necesitaba un medio para calmar su rabia ya que estaba dispuesta a matar a alguien por su furia y para eso necesitaba un buen trago.
Mientras que por otra parte la D. E. A disfrutaban de su gran éxito el haber interceptado un cargamento de la mafia italiana una de las más poderosas del mundo. Diego salió de su trabajo orgulloso por ser él quién había logrado capturar ese cargamento de cocaína y mentafetamina.
Él odiaba esa porquería y estaba dispuesto a descubrir la identidad de la mafiosa más buscada La reina de la mafia italiana y hacerla pagar por todos sus crímenes.
Entró a un bar para tomar un buen trago para celebrar su triunfo, acercándose a la barra miró con determinación a una hermosa rubia, con ojos azules como el océano quién era atendida por el barman.
Diego se acercó mirándola y analizándola detenidamente, era misteriosa y eso le gustaba mucho.
—¿Qué desea caballero? — preguntó el joven quién atendía y la rubia misteriosa volvió a verlo haciendo que su corazón se atacará a latir más rápido.
—Un trago de vodka— contestó el comandante ganándose la curiosidad de la rubia.
—Soy Diego— se presentó con un poco de arrogancia al identificar que la chica lo miraba interesada.
—Alessia— dijo ella mientras daba un trago a su bebida. Eso le gustó al castaño, ya tenía el interés de la hermosa mujer.
—¿Qué hace una chica como tú en este bar? —preguntó el policía y la mujer tensó sus músculos.
—Perdí mucho el día de hoy y necesitaba relajarme — contestó Alessia. —Y ¿Tú? ¿Qué haces aquí? — preguntó la rubia.
—Celebrando— alegó y ella lo miró expectante. —Logré algo que deseaba con mucho anhelo — terminó de decir y la rubia alzó una ceja.
—Interesante — se expresó la mafiosa. —Unos lloramos una pérdida y otros celebran un logro — continuó la rubia alzando su trago. —Brindemos por eso— añadió la mujer y así los dos acabaron una botella de vodka.
Alessia entraba a su mansión dirigiéndose a su habitación, pero no dejaba de pensar en aquel extraño guapo y varonil que se acercó a ella en aquel bar. No sabía porqué pero sentía una atracción muy grande, miró dentro de la habitación rosa a su pequeña angelito dormir mientras que se acercaba a su hija dejando un casto beso en la frente de la niña para dirigirse a su habitación despojandose de su vestuario para darse una ducha.
Mientras que Diego llegó a su departamento, revisando el estado de su hijo y sintió una opresión en su pecho con tan sólo ver y no poder hacer nada por él.
Siguió directo a su habitación dejando que el sueño lo venciera, pero sin antes pensar en aquella mujer que no salía de su cabeza.
Así se durmió pensando en la reina de la mafia italiana, aunque él no lo sabía...