Capítulo 1: El Castillo y... ¿Mis tios?
Maggie y su abuelo caminaban tranquilamente por las calles de Hogsmeade, la niña debía admitir que todo era hermoso, las calles tan acogedoras, iluminadas y hogareñas pasaban ante sus ojos. A lo lejos y sobre una montaña se podía distinguir un enorme Castillo, que a simple vista le parecía antiguo.
— Maggie, aquel castillo que se ve a lo lejos es Hogwarts, tu hogar a partir de ahora.
— ¿El enorme castillo? – pregunto inocente recibiendo un asentimiento de su abuelo – No se si será lo mejor, parece muy grande temo que me pueda perder.
— No te preocupes, estoy seguro de que eso no pasará, además yo te ayudaré.
Después dé su corta charla abuelo/nieta ambos se encaminaron hasta el imponente lugar.
Una vez frente a las grande puertas de madera una bruja alta, delgada y de rostro severo apareció tras las puertas, al principio Maggie se asusto un poco, la forma en que su mirada parecía penetrar su alma le intimidaba, pero tan pronto ella le sonrió se sintió más segura.
— Hola Maggie, soy la profesora Mcgonagall, tu abuelo me contó sobre ti, puedes decirme tía Minerva – sonríe con un pequeño brillo entusiasta en sus ojos.
— Tía Minnie – grita alegre para después correr a ella y darle un fuerte abrazo. Minerva ante tal gesto no pudo evitar sonreír. Tenia que admitir que la niña era adorable.
— Vamos Maggie, te llevaré a tu habitación y más tarde en la cena te presentare a tus demás tíos – habia dicho el director que de inmediato extendió un brazo en dirección a la pequeña la cual se suelto despacio de su nueva tía para poder seguirlo.
Caminaron durante un par de minutos, que ante la perspectiva de Maggie fueron muy cortos pues los paso sumamente entretenida, observando las pinturas y evitando escalones que desaparecían – de los cuales su abuelo le advertía.
De repente se encontraron frente a una gárgola que la niña relacionaba con una hermosa águila aunque gigante y con la cara algo rara, esta despues de que su abuelo dijera unas palabras que le parecieron graciosas – pastelito de fresa – la imponente piedra se deslizó lentamente hacia la derecha, dejando al descubierto una puerta gris con metales retorcidos que asemejaban las ramas secas de algún árbol. Tomó una llave plateada con cuatro relucientes gemas; una roja, una verde, una azul y finalmente una amarilla. La roto tres veces a la derecha y una a la izquierda para que finalmente está se abriera y revelará una sala amplia e iluminada.
Al entrar se encontraba una sala con siete sillones de apariencia acogedora y cálida en un tono azul pastel, en el interior de la habitación se encontraba una mesa ratona perfecta para leer o tomar té, los cristales de las ventanas tenian hermosos dibujos sobre su superficie en un color gris bastante claro y algo traslúcido, la alfombra era blanca y brillante a los lados se encontraban cuatro puertas de tonos beige, todo le parecía hermoso y extrañamente reconfortante.
— Esta será tu habitación, las puertas de la derecha son la recamara y el baño, las de la izquierda son una biblioteca y un cuarto de usos múltiples. Te dejaré sola un rato para que explores y te adaptes, más tarde vendré por ti para que me acompañes a la cena.
Sin más por decir caminó a la salida, dejando las llaves con las que abrió la puerta sobre un mueble junto a la entrada.
En los pensamientos de Maggie las palabras《wow, asombroso, genial, etc》no dejaban de repetirse, pues realmente se sentía maravillada.
Finalmente opto por explorar una a una las distintas puertas y sus contenidos lo antes posible para tener tiempo suficiente de alistarse. La más cercana de lado izquierdo era el baño, un lugar simple pero amplió – justo como deberia ser – se dijo a si misma.
La siguiente puerta tenía una cama amplia con cuatro postes blancos y cortinas medianamente transparentes, a los lados se encontraban muebles con cajones. Junto a la puerta estaba un escritorio con un espejo ovalado y entre las paredes estaba un enorme ropero que no dudo ni un momento en abrir.
Dentro de este se encontraban hermosos vestidos y finas túnicas, así como capas de una gran gama de colores, entre otras diversas y hermosas prendas que nunca hubiera podido imaginar.
Luego de cambiarse siguió su exploración, en la puerta de lado derecho frente a donde estaba, había al menos una docena de estanterías llenas de libros de diversos tamaños y colores y al fondo estaba una mesa rectangular con varias sillas metalicas y junto a esta se vislumbraba una chimenea más pequeña que la principal en la sala de la habitación, justo al lado de esta habian cojines donde supuso podría estar más cómoda al leer durante la noche o en invierno, en la siguiente y última puerta había tablones en las paredes, que cumplían la función de mesas delgadas y sobre cada una estaban diferentes objetos, los que mas llamaron la atención de la pequeña fueron unas botellas de cristal al lado de un caldero negro. Cuando estaba por tomar un botellita con un hermoso líquido rosa la puerta resono y rápidamente se encamino para abrirla.
Editado: 06.11.2019