Capitulo 5: "El tren, el sombrero y ¡GRYFFINDOR!
Una vez en el tren Maggie sintió una mezcla de remordimiento e incertidumbre por lo que aprovechando que no tenía equipaje camino a lo largo del tren en busca del azabache.
Cuando apenas tenía cinco minutos en su búsqueda pudo distinguir a un chico delgado de cabello negro y alborotado que no tardó en reconocer.
— ¡Harry! – gritó Maggie antes de correr hacia él, mientras notaba que muchas personas la miraban con cierta curiosidad.
— Hola Maggie · saludó el chico con cierta tranquilidad pues hasta hace unos momentos no sabía muy bien que haría el resto del viaje o donde se sentaría.
— Busquemos un compartimiento para platicar – lo tomó de la muñeca y se dispuso a arrastrarlo hasta que encontraron un lugar vacío y tranquilo.
— ¿Y tus cosas Maggie? – pregunto confundido.
— Pues... - unos paso interrumpieron su conversación dejando ver a un chico pelirrojo, al parecer de su misma edad.
— ¿Puedo entrar? Los demás compartimientos están todos llenos.
— Claro – dijeron al unísono provocando un par de risas.
— Soy Ron Weasley – se presentó una vez que dejó sus cosas.
— ¿Tus hermanos son Fred y George?
— Si, son dos de mis seis hermanos – explicó brevemente · ¿De dónde los conoces?
— De Hogwarts - ambos niños veían con mucha curiosidad y desconcierto – Me llamo Maggie Dumbledore – aclaró con una sonrisa.
— ¡Claro! Mis hermanos me contaron sobre ti, es increíble que lleves toda tu vida en el castillo
— ¿Cómo ? – preguntó Harry aún sin relacionar lo que pasaba.
— Mi abuelo es el directo – respondió la niña mientras comía un par de dulces de limón, cortesía de su abuelo.
— Por eso no tienes tus cosas – razonó el azabache.
— Exacto, realmente me hizo venir en el tren como castigo.
Luego de un par de minutos – oh mejor dicho una hora – termino de contarles sus últimas y más notables traventuras, cosa que hizo a los niños explotar en carcajadas. Incluso la rata de Ron parecía reírse del enamoramiento de Filch y Snape.
El resto del viaje fue de todo menos tranquilo ya que Ron estaba impresionado al viajar con el niño que vivió y con la llamada "muñeca de oro" pues quien la daña la paga.
Luego de un rato de comer lo que Harry y Maggie compraron así como hablar sobre los diversos cromos que les salieron – entre ellos el abuelo de la pequeña – un chico rubio llegó con dos chicos que tenían más similitud con unos gorilas que con seres humanos.
Maggie no tuvo dificultad en reconocerle pues hace un tiempo ya había hablado con él, y conocido a su familia. Incluso le pareció que Harry y Ron también lo reconocieron de inmediato aunque por la tensión del momento supo de inmediato que se aproximaba un enfrentamiento. Mientras ella hacía su reflexión no reparó en las palabra que se dirigían unos a otros y solamente reaccionó cuando uno de los gorilas gritó al recibir una mordida de Scabbers.
— ¿Qué pasó? – preguntó un tanto desconcertada.
— Malfoy y sus amigos...
— ¿Qué ha pasado? – preguntó Hermione Granger – una chica que conocieron hace poco en la búsqueda de un sapo – mirando las golosinas tiradas por el suelo y a Ron que cogía a Scabbers por la cola.
— Creo que se ha desmayado – dijo
Ron a Harry. Este miró más de cerca a la rata.
— No, no puedo creerlo, ya se ha
vuelto a dormir – respondió desganado y algo apenado.
— ¿Conocías ya a Malfoy? – le preguntó curiosa a Harry ya que el chico apenas y conocía del mundo mágico. Harry le explicó el encuentro en el callejón Diagon.
— Oí hablar sobre su familia – dijo
Ron en tono lúgubre – Son algunos de
los primeros que volvieron a nuestro
lado después de que Quien-tú-sabes
desapareció. Dijeron que los habían
hechizado. Mi padre no se lo cree. Dice que el padre de Malfoy no necesita una excusa para pasarse al Lado Oscuro.
Miró hacia Hermione – ¿Podemos
ayudarte en algo? – dijo con evidente molestia.
— Es mejor que se cambien, estamos por llegar – miró directamente a Maggie – es mejor que vengas conmigo para que ellos puedan cambiarse – sin más remedio se despidió y camino al lado de la castaña hasta los baños donde se colocó el uniforme especial que había dejado ahí al inicio del viaje.
— ¿Ése es tu uniforme? – preguntó la chica con el entrecejo fruncido.
— Si, no te preocupes, en la cena lo explicaran los maestros – esto tranquilizó notablemente a la niña.
Una voz retumbó en el tren.
«- Llegaremos a Hogwarts dentro de
cinco minutos. Por favor, dejen su
equipaje en el tren, se lo llevarán por
separado al colegio.»
Editado: 06.11.2019