La abuela de May le llamó antes de abrir la carta, volvió a guardar todo en la caja y salió del cobertizo, sabía que podía confiar en su abuela, era la única mujer con sentido de la privacidad en su casa. Sintiendo total libertad se lo mostró con entusiasmo, sentadas en el pórtico abrieron la caja par ver dentro con más detalle.
-No puedo creer que lo hayas encontrado
- Yo tampoco, no parece un lugar apropiado para guardar correspondencia
-No es a eso a lo que me refiero -dijo la abuela confundiendo a May- ¿No te parece familiar?
-Para nada.
-Cuando eras pequeña buscabas una caja igual en mi casa. Decías, abuela, ¿Dónde está la caja de galletas? Necesito mi caja. Entonces yo preguntaba: ¿Cuál caja, florecita? Y respondias: Una caja de galletas vieja, tiene un cofrecito rojo, una tetera vieja a su lado, un plato dorado detrás, uno de galletas al frente y el retrato feo de una señora vieja detrás de la tetera. La buscaste en mi cobertizo durante días hasta que lo olvidaste. Jurabas que te habían dejado cartas en ella.
-No puede ser, ¿Como es posible?
-Tienes un don cariño, siempre lo supe. Y lo comprobé cuando llegamos.
-¿Cuando llegamos?
-Esta casa la dibujaste cuando tenías cuatro año, decias que allí vivirías.
La abuela tomó la llave alzandola al sol. Estaba opaca, pero parecía ser de auténtica plata. May abrió el sobre caminando frente a su abuela leyendo con rapidez para sí misma. La abuela miró como los colores iban y venían hasta dejarla pálida y sudorosa, sus ojos acuosos y sus movimientos le indicaron a la abuela el inicio de un ataque de pánico. La tomó entre sus brazos y la llevó de regreso a los escalones meciéndola despacio como cuando niña.
-Es para mi abuela- sollozó- La carta es para mi.
-Eso no puede ser mi cielo. Esta casa se la heredó tu tío abuelo a tu madre.
-Si lo es abuela, la carta lleva mi nombre. -repitió May- la carta, dice que la casa es mía y que está en el testamento, abuela, el tío que vivió aquí la dejo para mí. Mamá dice que el tío murió mucho antes de que yo naciera, pero está escrito mi nombre en el destinatario. Dice "Querida Mayreen".
-Estoy segura de que habrá una explicación, por ahora es mejor regresar adentro, es tarde y ya hicimos el trabajo pesado. Mañana irán tú y tu hermana a pasear para que despejes tu mente.
May se fue directo a su habitación con la caja en sus manos; tenía la llave en sus manos y una carta dirigida a ella, era todo lo que necesitaba para entender que existía algo poderoso llamado destino y que tenía un plan solo para ella. La casa era herencia de su madre, sin embargo la carta dejaba claro que la herencia debía ser de ella. Su madre le ocultaba muchas cosas todo el tiempo, pero no imaginaba que tuviese ese tipo de secretos. Si lo que el tío le había escrito era verdad y había heredado sus habilidades entonces su mamá le había estado mintiendo toda su vida.
Durante la cena se mantuvo callada escuchando a su madre y a su hermana hablar de cosas que a nadie en esa mesa le importaba, observó a su padre haciendo todo lo que estaba en sus manos para no escucharlas y guardar paciencia cuando le exigían una opinión que al final no escucharían; insistieron una vez más sobre el cambio de estilo de estilo para May y su necesidad de ir de compras, en cómo debía ser la nueva casa donde vivirían y discutir sobre elegir los colores del momento o buscar la siguiente tendencia. Ella no solía escucharlas pero por primera vez pensó en ellas como algo molesto, por primera vez estaba hastiada de escucharlas.
Sus respuestas durante la cena fueron cortantes y aunque trataba de ocultarlo sus palabras denotaban su creciente molestia, sus abuelos la vieron pero la abuela detuvo a su padre adivinando de qué se trataba aquella actitud en su nieta. Ofendida por el repentino mal trato de su hija hacia ella su madre la mandó a lavar los trastos sola para reflexionar su conducta, mientras la abuela mandó a Ilda a hablar con la chica.
-No me importa por qué crees que tienes derecho a molestarte sin razón conmigo. Basta con esa actitud odiosa y sé más amable con quien trata de ayudarte.
-¿Ayudarme?- respondió molesta- ¿Cómo?¿Guardando secretos?
-Nunca te he guardado secretos no se de donde sacas esas ideas.
-No son ideas mamá, encontré una carta hoy del dueño anterior e iba dirigida a mi.
-Eso es imposible, la casa ha estado en testamento desde antes de que conociera siquiera a tu padre. ¿Dónde está esa supuesta carta? ¿Que dice?
May dudó en que responderle, estaba claro que si ella no tenía conocimiento de ella o de los objetos estaba claro que era porque no le correspondía a ella.
-Es una vieja carta algo borrosa, pero el destinatario lleva mi primer nombre. Una vez dijiste que en el registro hubo un error de escritura que cambiaba su pronunciación y que siempre lo escribían mal. Quién escribió la carta escribió un saludo informal como si supiese a quién dirigirse, ese podría ser mi nombre.
-No es para ti esa carta, entregamela
-Tampoco es para tí.
-Estás siendo ridícula por una estúpida carta. Que me la des dije
-La carta dice que esta propiedad es para la destinataria ¿Esta casa es realmente nuestra?
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Editado: 05.09.2023