Mew no dejaba de temblar.
Por lo que había hecho. Por lo que había visto. Por lo que sabía que vendría.
Esas imágenes de los interrogatorios que había visto furtivamente en la computadora de su padre aprovechando la casa vacía lo habían dejado en un estado de ansiedad inexplicable.
Le temblaba todo el cuerpo mientras avanzaba paralelo al muro, dando tumbos casi a cada paso, recordando ...
Niños palestinos obligados a confesar ...
Niños palestinos obligados a firmar declaraciones en un hebreo que no comprendían ni hablaban.
Niños palestinos obligados a identificar a sus hermanos y primos en las fotos que el interrogador, siempre de espaldas a la cámara, le mostraba una y otra vez.
Niños palestinos asustados, llorando, pidiendo por sus madres ...
Mew recién pudo respirar con normalidad cuando vio a Gulf caminar hacia él.
A aquella hora de la mañana la costa del Mediterráneo estaba llena de jovencitos arrastrando carros, juntando plásticos entre montañas de basura maloliente, y un puñado de botes pequeños llegaban desde el mar para vender la pobre pesca del día.
– No es mucho lo que se puede pescar a cinco millas de la costa ...
Mew miró a Gulf sin entender.
–¿ Por qué solo van a cinco millas ...?
– Porque los palestinos tenemos prohibido ir más allá ... Los barcos y aviones israelíes nos atrapan si pasamos esa línea, nos encarcelan, nos roban la pesca y los botes...¿ Qué haces aquí?
–Quería ... verte ...
Gulf suspiró.
– Creí ...que... besarte ayer ... había sido sólo un sueño ... uno de los tantos que siempre tengo ...– le confesó Gulf acercándose a Mew.
Mew se estremeció ante aquellas palabras.
–¿ Conoces ... a esos niños que el ejército israelí se llevó ayer?
Gulf Lo miró serio.
– Sí ...¿ por qué?
– Sé dónde están detenidos, ... se los llevarán pronto a una prisión ... No sé qué hacer para ayudarlos ...
Gulf miraba a Mew como si no lo conociera; como si fuera la primera vez que lo veía y que lo escuchaba.
– Hice una copia de sus expedientes ...– dijo Mew sacando unos papeles de su mochila– quizás conozcas a alguien que pueda hacer algo ...
–¿ Por qué haces esto?
Mew tenía muchas razones para hacer lo que estaba haciendo. Tenía las imágenes guardadas en su retina de las torturas, los interrogatorios, los llantos, las súplicas; tenía en su mente la imagen nítida en vivo y en directo de aquel grupo de niños que jugaba despreocupado a la pelota cerca suyo, riendo, a pesar de sus heridas de guerra, y siendo arrestados como terrorista frente a sus ojos por el solo hecho de ser palestinos en un campo de refugiados que más se asemejaba a un guetto que a un refugio ...
Mew tenía en su mente las mentiras descaradas de su padre, al hablarle sobre terroristas, células y bombas ...
Pero sus palabras, no salieron de su mente sino de su corazón. Porque en cada niño que había visto siendo interrogado, golpeado, amenazado, lo había visto a Gulf. Y entonces respondió :
– Hago esto ... porque te amo ...