Estaba sentada dibujando y todo lo que se me encontraba alrededor era tan hermoso, pero ya era muy tarde necesitaba llegar a casa temprano, mis padres me esperaban.
A mis padres no les gusta que yo pinte, dicen qu es una perdida de tiempo, la verdad mi madre me apoya en secreto aun así no puede con papá
Terminando de poner todas mis cosas en mi bolsa, me dirigí a casa.
Me subí en mi vieja bici, que ya estaba por las ultimas, durante el viaje noté como un carro muy hermoso estaba detrás mío y al intentar verlo mejor, me tropecé con una piedra que esta va en el camino, el carro paso alado mío y noté tres siluetas, sinceramente no sabía si creer lo que mis ojos veían una de esas siluetas tenía una corona, solo podría ser el rey Mateo, y sentía algo en mi corazón, algo malo va a pasar.
El rey Mateo un gran gobernante quien dio prosperidad y riquezas a todos sus seguidores, mas no a su pueblo quienes ahora mueren de hambre, aun así, su pueblo siempre lucho por el rey en todas las guerras, y en todas sus batallas. Todo el pueblo es fiel seguidor.
Al llegar a mi casa, el carro del rey estaba estacionado ahí, no quería creerlo, al entrar en el lugar todos estaban sentados en la mesa, y mis padres tenían una cara de tristeza.
El rey me vio y sonrió.
-siéntate, valla así que tú eres Mara, enserio eres muy hermosa –me dijo mientras me disponía a sentarme.
-buenas tardes su majestad –dije –a que se debe su visita?
-bueno eso debes preguntarles a tus padres.
Yo sabía una cosa y es que debíamos una gran cantidad de impuestos al rey, se acabó el plazo hace unos meses, tenía demasiado miedo, quizás seriamos encarcelados.
-hija tu estas comprometida-dijo mi madre con una gran tristeza.
-cómo? -no entendía muy bien cómo era posible esto.
-tu estas comprometida con mi hijo Erik, es un acuerdo que decidimos tus padres y yo, preferimos eso a encarcelarlos por que la suma que deben es muy grande, ya sabes que pasa-dijo el rey –yo no soy una persona sanguinaria como para meter a ti y a tu familia a la cárcel
-entonces eso significa que mi familia y yo iremos al palacio? –la expresión del rey lo decía todo
-no hija, solo tus iras –dijo mi madre conteniendo las lágrimas, aun así, una gota callo sobre sus mejillas, lo que me hizo comenzar a llorar y corrí a los brazos de mi madre, mi padre también lloraba, pero no quería que viera sus lágrimas y mantenía su cabeza hacia abajo, también lo abrace y me dijo en voz baja “lo ciento hija, perdóname “. parecía una pesadilla, quizás nunca vuelva a ver a mis padres
-mañana vendremos por ti, y tranquila podrás ver a tus padres debes en cuando –y así se marchó el rey, a mí me parecía muy raro el hecho de que nos perdonara de ir a cárcel, normalmente él no tiene piedad de sus deudores.
Toda la tarde me la pase empacando y hablando con mis padres, ellos y mis hermanos son todo lo que tengo en mi vida, me duele el separarme de ellos, pero sé que es lo mejor por el bien de mis hermanos.
Después de todo lo que sucedió no pude dormir bien, toda la noche solo pensaba como es que sería mi vida en el castillo, sin duda me aterraba estar junto a esas personas.
Como se acordó llegaron por mí en la mañana, yo ya estaba lista con mis cosas.
Y el carro se puso en marcha, yo me despedía de mi familia desde el coche, tengo miedo de no volverlos a ver.
El camino hacia el castillo fue muy largo, me quede dormida y sin darme cuenta ya había llegado.
-es hermoso-susurre mientras me sentía tan pequeña al lado de este nuevo mundo, temía por mi futuro.
Los sirvientes del rey me escoltaron hacia el salón principal. En ese lugar se encontraba el rey y su hijo. Yo jamás había visto al príncipe en persona, y al verlo me sorprendió su gran apariencia.
Me dirigí a ellos temerosa, el rey y su hijo me miraban atentos con una sonrisa dibujada en sus rostros
-buenos días su majestad –salude con una reverencia
-es un gusto tenerte aquí Mara, te quiero presentar a mi hijo Erik –el rey miro al príncipe e hizo una señal para que se ponga de pie. Él lo hizo y se acercó a mí.
-es un gusto conocerte Mara-dijo y tomo mi mano con delicadeza –ven acompáñanos en el té.
Al estar sentada ahí no sabía qué hacer, la amabilidad del rey y del príncipe me aterraba, no confiaba en ellos.
-Mara desde hoy tu serás una princesa heredera-comento el rey antes de disponerse a tomar un sorbo del té. -sin duda tenerte aquí hará que este lugar sea más cálido.
-exacto, desde que la vi, sentía que ella emanaba un aura muy linda y alegre además estoy seguro que todos en el palacio terminaran amándola- respondió el príncipe Erick y luego me miro con una bella sonrisa que sin pensarlo derritió mi corazón.
-Muchas gracias su alteza por esas bellas palabras-dije un tanto avergonzada e intentaba no mirar directamente a los ojos del príncipe.
-Erik muéstrale el castillo a nuestra bella Mara, yo tengo muchas cosas que hacer así que me retiro- se puso de pie, no sin antes despedirse de mi
-hasta luego Mara, espero que este lugar sea grato para ti-dijo e hizo una pequeña reverencia.me puse de pie de inmediato
- hasta lego su majestad, y muchas gracias por ayudar a mi familia –dije esa frase sin pensar
-descuida, es lo que todo rey haría por sus súbditos-contesto y la verdad para mí su respuesta fue vacía a pesar de que supuestamente ayudo a mi familia el no hizo realmente nada por quienes lo siguen apoyando ¿enserio es el rey que aparenta ser?
-señorita Mara-dijo Erik –acompáñeme le mostrare todo el castillo – mire perpleja su mano extendida hacia mí, y es que estaba perdida en mis pensamientos que reaccione torpemente al tomar su mano. El simplemente comenzó a reír, yo no sabía qué hacer y sonreí penosa