Abrí las puertas del gran castillo con las mejillas acaloradas y lágrimas en mis ojos, no me iba a permitir llorar menos enfrente de mis padres, una silla alta con tres más a cada lado, todas igual de elegantes con cubiertas de oro y tela aterciopelada, menos la de en medio que era ligeramente más grande que la de los demás, con mi madre en medio llamada "Lujuria" y mis seis padres a su lado, sentía su rechazo pasar por mi piel hasta llegar a mi huesos, camine lentamente hacia ellos con la cabeza baja hasta que estuve cercas, estaba lista para todo.
— No se en qué carajos estabas pensando, no encuentro palabras para describir lo decepcionada que estoy de ti.— Dijo mi madre, sus palabras salían como dagas de su boca.
— Lo hecho hecho está, no hay vuelta atrás, tome mi decisión.— Dije sin mirarlos aún.
— No te pedimos que hablaras!! Te meteré en el calabozo hasta que te pudras ahí dentro!!.- Grito mi padre a lo cual solo reí, la verdad esperaba más de el
— Oh vamos Furia.— Dije entre risas.— Fue un pequeño tropiezo no es para tanto
— ¿Que es lo que quieres a cambio para que regreses y hagas las cosas bien?.— Me dijo un poco impaciente.— Sabes que dinero te puedo dar, fama o suerte, tu solo pide.
—Muchas gracias avaricia, pero lo que quiero no viene de ninguno de ustedes, así que se pueden ahorrar el sermón de regañarme, al final, algo tenía que salir de todos ustedes juntos, no se cómo esperaban que me portará bien.—Dije con una sonrisa pícara.
Me mandar a hacer el mal a la tierra y por accidente jodi a la familia y de paso a todo el infierno
— Por Satanás!, es igual que tú.- Dijo envidia mirando a mi madre.— Creamos un monstruo.
— Por supuesto, es mi hija, no se a quien esperabas que se apareciera.
— No pueden venir a culparme a mi ahora, aunque les arda la cola, deben de admitir que parte de esto es su culpa por traerme al mundo, no se que esperaban de cuando hicieron a una hija juntando los genes de los siete pecados.
— Alguien malo, alguien que creará destrucción.- Dijo gula con los puños apretados sobre la silla.— No a alguien como tú!
— Oh vamos, eso fue lo que hice, no se realmente de que se están quejando.- Mire a mi alrededor.— Veo que estás muy callado pereza.
— La verdad, se que no te castigarán ni nada, ni para que perder las energías reclamando te algo que ya pasó.
— ¿Tienes algo que decir soberbia?.— Mire a uno de los demonios sentado enfrente mío.— ¿Celoso de que te quite la atención de todos?
— Quieras o no, soy tu padre y me respetas, no pienso decirte nada porque entre más rápido pase esto, podré ser el centro de atención de nuevo, justo donde merezco estar.
— ¿Y bien?.—Dijo mi madre con frialdad.— ¿Como te fue en estas dos semanas que te fuiste?
Respire ondo recordando que el tiempo en el infierno pasaba diferente que en la tierra, para con una sonrisa en el rostro decir.
— La verga me trajo y la verga me llevo de nuevo, me fue de la fregada estos últimos meses, pero aquí estoy…Con mi inmortalidad intacta lamentablemente…