Maldición carmesí

Algo parecido a Cenicienta

 

 

El libro fue cerrado suavemente y sus ojos se cerraron durante largos segundos, pensando en si su vida debería ser como en aquella historia. No deseaba una madrastra, ni hermanastras malvadas que la hicieran infeliz. Tampoco vivir en la suciedad. Pero talves, solo talves debería desear un príncipe que la hiciera feliz y la amara, igual que Cenicienta.

Pensar en hadas madrinas, calabazas hechizadas y amores eternos, la hacía sentirse vacía. Dominic no era como el príncipe de aquel cuento de hadas, no se parecía en lo más mínimo. No la amaba, no la escuchaba. Y Cloe tampoco creí en el amor a primera vista. Sus creencias se habían reafirmado al terminar de leer aquel cuento.

Nadie se enamoraba en una noche y nadie tenía tanta suerte como para que sus problemas se arreglaran con el movimiento de una brillante varita.

Debía dejar de soñar con cuentos de hadas que nunca se harían realidad. Su vida no era un cuento. Ella no sería salvada por otras personas, ella podía ponerse los elegantes zapatos de tacón, cubrirse con la roja capa y enfrentarse a la negra oscuridad del bosque, sin miedo a ser devorada.

Deteniendo sus pensamientos, se percató que había pensado en el bosque sin importarle el volver a entrar, aun cuando se había prohibido el hacerlo. No podía evitar sus arriesgados impulsos.

-No tendrás al príncipe de Cenicienta, pero mientes como ella.

Parpadeando, sus ojos se enfocaron en la ventana. Un muchacho la observaba fijamente.

El muchacho del bosque.

Bueno ahora también pensaba en voz alta, simplemente genial. Volviendo a enfocarse en el muchacho, parpadeo rápidamente ¿Porque él estaba ahí? En la ventana de su cuarto, aquello debía ser invasión de la propiedad o algo así. También, ¿Cómo rayos había llegado a la ventana? Su habitación se encontraba en el segundo piso ¿Acaso el muchacho era alguna clase de mono muy evolucionado?

-Primero, no considero que sea invasión a la privacidad si tú también te pasas por mi hogar como si fuera el tuyo; y segundo, no soy ninguna clase de mono.

-Yo ni siquiera sé dónde vives, ¿Cómo podría pasearme por tu casa?

- Creí que serías más inteligente pequeña, bueno, no es como que pueda esperar consideración o reconocimiento de la bruja del pueblo. No tienes respeto por nada, Violeta.- los ojos se volvieron ligeramente rojos y un par caninos asomaron por entre los labios. Cloe lo entendió todo en ese momento, el escuchar sus íntimos pensamientos, el hablar del bosque y aquellos caninos, aquel muchacho era el lobo.

Y había venido a matarla, confundiéndola con alguien llamada Violeta. ¿Quién era Violeta y porque aquel muchacho lobo quería asesinarla?

 

¿Correr serviría de algo? Seguro como el cielo de que no. El lobo probablemente la cazaría en un par de segundos, además de que aquello sería sospechoso. Ella no era culpable de nada, no debía escapar.

Tal vez el lobo la dejaría intentar explicarse. El gruñido del chico-lobo interrumpió sus pensamientos. Claro, había olvidado que él era un entrometido que no respetaba la privacidad de sus pensamientos.

- Te has vuelto más descarada que antes. No creía que intentaras negar tus viles actos. Es patético ¿Lo sabes? -la voz socarrona y burlesca solo provocaron enojo en la muchacha- ¿A dónde fue la orgullosa Violeta que provocó el asesinato de todo mi pueblo?

-¡YO NO ME LLAMO VIOLETA! SOY CLOE...C-L-O-E

-¡Qué bien! - la alegría en la voz del muchacho fue momentánea, siendo cambiada por una de desprecio total- sabes deletrear. Pero el que te cambies el nombre no me importa, sigues siendo la bruja del pueblo, al igual que tú madre.

-Mi madre no es ninguna bruja, estás loco. No entiendo nada de lo que estás hablando.

-¿En serio pretendes que voy a creer tus mentiras? Te conozco- los ojos giraron alrededor de la habitación- al principio no te recordé, fui muy ingenuo al haberte olvidado, cuando fue por tu culpa y la de tu madre el que perdiera a mi familia.

-¿Que?...

-Que pretendes ahora? ¿Qué piensas ganar con todo esto? No es suficiente el que tú y tú madre asesinaran a mi padre?

-¡Mi madre nunca haría eso!

-Ya entiendo todo. ¿Estas enojada con tu madre porque te lavo el cerebro y te obligo a matar a mi padre?-los caninos se clavaron en los labios del muchacho, provocando que un hilillo de sangre recorriera la barbilla. Una sonrisa mordaz y un gruñido escaparon.-Es tu madre, deberías saber que ella no se ensucia las manos. Además aquella vez parecías muy obediente y dispuesta a hacer lo que ella te dijera…

-¡DETENTE!  E-eso….eso no es verdad-el rostro de Cloe se había vuelto tan blanco como la nieve, sus labios temblaban y parecía estar a punto de caer y desmayarse, no necesariamente en ese orden.

Los ojos carmesí se encogieron, analizando a la criatura frente a él. El rostro turbado y confundido de la muchacha lo dejaba en blanco. No podía haberse equivocado. Tenía la misma edad, y después de la muerte de su padre ella no había vuelto a aparecer.

Tenía que ser ella.



#8689 en Fantasía
#8689 en Personajes sobrenaturales
#7300 en Thriller
#7300 en Misterio

En el texto hay:

Editado: 31.01.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.