Maldición carmesí

Un antiguo secreto

-¡Violeta, ven aquí!-el gritó interrumpió la tranquilidad en la casa. Unas pisadas se acercaron rápidamente, mostrando a una pequeña niña de no más de 8 años, la pequeña de cabellos negros como el carbón y azulinos ojos como el océano, levanto la mirada.

-¿Qué sucede madre?-la dulce voz resonó, cantarina y dulce.

-¡TE HE DICHO QUE NO ME LLAMES MADRE!-la enfurecida mirada de la mujer aterrorizo a Violeta.-Debes llamarme Marissa…-el tono de voz bajo, y la esbelta y delicada mano de la mujer acaricio las mejillas de la temblorosa niña.

-Si madr…Marissa. Lo siento mucho.-los ojos de Violeta se mantuvieron en el suelo. No pudiendo soportar la horrible mirada de su madre.- Cloe y yo estábamos jugando y…-el nerviosismo se hizo presente, provocando que Marissa solo se irritara más.- en verdad no quiero hacer esto, no creo que sea algo bueno.

-¡Claro que es algo bueno!-Marissa cogió el mentón de Violeta, obligándola a levantar la mirada.- Esas personas… son seres que no merecen vivir en este mundo… los lobos son solo hijos de la luna que no merecen tu piedad. El líder de esa manada…-la voz fue bajando, y el agarre se hizo más fuerte, provocando un quejido y pequeñas lágrimas en la pequeña criatura.-asesino a tu querido padre. Por culpa de él, tú no tienes un padre. JAMAS serás como los demás niños de esta aldea.

-P-pero papá…

-¿Papá? ¿Cuál papá?- la mirada llena de maldad se posó en los azulinos ojos de Violeta-tú no tienes un padre. El hombre con el que me case no es tu padre, es el padre de Cloe. Tú no tienes uno. Por esa razón, voy a quitarles lo que más quieren, a su preciado hijo. Y tú…-la nariz de Violeta fue picada unos momentos antes de ser empujada a la puerta de salida.-solo debes acercarte al hijo del lobo alfa. Cuando tengas su confianza y aprendas a usar tus poderes, lo mataras.

-Pero yo no quiero matar a nadie.

-Oh, claro que quieres. Solo que aún no lo sabes. Una vez que asesines al hijo, yo me encargare de su esposa y…entonces…lo dejare vivir. El dolor de vivir con la muerte de su familia será suficiente castigo. Sufrirá por siempre al saber que no pudo salvarlos y que dejo entrar a la maldad en su casa-una sonrisa afloro en los labios de Marissa mientras acariciaba los cabellos de su hija.-Pronto entenderás que…la maldad y la venganza, son dulces.

 

 

 

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Violeta corrió por el bosque, sus agudos y desesperados gritos resonaron por entre los arbustos y robles. Su madre dijo que ahí podría encontrar al hijo del alfa, dijo que debía acercarse, ganar su confianza y asesinarlo. Pero solo había conseguido ser perseguida por 3 lobos. Tal vez su madre en realidad no quería venganza, tal vez no la amaba y solo deseaba deshacerse de ella y por eso la había enviado al bosque en una misión suicida. Las piernas se enredaron entre viejas ramas y tropezaron con la raíz de un árbol. La niña cayó, raspándose las rodillas y las manos. El pequeño cuerpo se giró hacia los lobos, levantando sus manos en un desesperado intento por lanzar alguna chispa de magia que alejara a sus atacantes.

Nada salió.

-¡¡¡Ahh!!!- Violeta cubrió su rostro, encogiéndose entre las malezas, en la espera de su final. A pesar de que Marissa no la amaba, ella seguía queriéndola. No importaba si no tenía un padre, no importaba si nunca podría disfrutar un paseo en la espalda cálida de un padre o de un regalo a mitad de la noche. Violeta era feliz viviendo con Marissa.

“Mamá, yo si te quiero” el pensamiento voló a través de su mente y una silueta gris paso frente a sus ojos tan rápido que Violeta creyó haberlo soñado. Pero no había sido un sueño.

-Vamos chicos, no está bien asustar así a una niña humana. Porque…espero que solo quisieran asustarla y no matarla. Ustedes saben perfectamente que no está permitido asesinar humanos-la voz suave y calmada enojo aún más a los lobos, que solo gruñeron en desacuerdo.-no creo que al alfa; es decir, mi padre, este de acuerdo con esto.-los lobos se miraron durante algunos segundos antes de cambiar.

Violeta parpadeo al ver a tres muchachos aparecer frente a su vista. Marissa le había explicado que los lobos podían cambiar a formas humanas a antojo. Pero, no lo había creído hasta ahora.

El muchacho se giró, extendiendo su mano.

Violeta observo la mano durante algunos segundos antes de dejarse caer.

“Mamá” violeta no supo si lo pensó o lo dijo. Pero, en la oscuridad, ya no importaba.

 

 

 



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Editado: 31.01.2020

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