Maldición carmesí

Algo como el afecto

Violeta y Sebastian se veían casi todos los días, con excepción de los miércoles, cuando la muchacha debía ir a unas clases de etiqueta por las mañanas y clases de magia con su madre por las tardes. Aun así, ambos jóvenes se llevaban a la perfección. Violeta rápidamente olvido a Cloe, su hermanastra y compañera de juegos.

Con los últimos acontecimientos, algo estaba cambiando. Violeta no creía que Sebastian fuera alguien malo como su madre le decía. No importaba cuantas veces su madre se lo repitiera, ella no podía verlo como alguien malo.

Sebastian compartía todo tipo de bayas con ella. La había presentado en el pueblo y le había enseñado algunas tradiciones de los lobos. ¿Acaso una persona con malas intenciones hacia eso? No podía ser posible.

Violeta quería ser amiga de Sebastian.

Por otro lado estaba el padre de Sebastian. Su madre debía de estar en un horrible error, aquel hombre era serio, estoico e increíblemente grande. Pero no podías verlo como un asesino cuando llegaba y sacudía cariñosamente los cabellos de Sebastian o fingía que era atacado y herido por pequeños lobos juguetones.

Violeta observaba la hermosa familia que tenía Sebastian, deseando poder tener una familia como aquella. En el fondo de su corazón, Violeta deseaba que su madre fuera como la señora Betty, madre de Sebastian, una mujer dulce y atenta que solo se preocupaba y velaba por su esposo e hijo.

-¿Cómo dices que se llama tu madre Violeta?-la muchacha sonrió, en realidad nunca se lo había dicho, pero tampoco podía decirlo, Marissa le había ordenado expresamente que no revelara su verdadero nombre; así que con una pequeña sonrisa que uso para ocultar su vergüenza, se inventó un nombre.

-Clarissa, señor.

El enorme hombre ladeo la cabeza, pensando.

-No recuerdo que alguien en el pueblo se llame de ese modo, ¿Son nuevos Violeta?

-Sí, llegamos hace poco.-Violeta deseaba que dejara de hacerle preguntas, todo era muy incómodo, podía decir una o dos mentiras, pero mientras más debía hacerlo, más nerviosa se ponía y más difícil era.

-Bueno, espero les guste el lugar. De todas maneras, tú siempre serás bienvenida pequeña. Tu madre puede visitarnos también.

-Claro pequeña.-Betty sonrió tan ampliamente que Violeta solo pudo agachar la cabeza, avergonzada por mentir y aprovecharse de aquella dulce familia.

-Nos encantaría, gracias…

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

 

Cloe soltó el aire que había estado conteniendo. Su mano derecha se levantó para acomodar los cabellos que caían sobre su rostro, percatándose de sus mejillas húmedas. Las lágrimas habían empezado a caer en algún momento de la historia y ahora no se detenían. El pequeño diario rojo fue cerrado.

-Yo no sabía lo que Marissa planeaba, lo descubrí cuando ya todo había pasado y Violeta era un monstruo.-Cloe contemplo los ojos del leñador que afirmaba ser su padre, el dolor se reflejaba en ambas laguna profundas. Cloe no pudo evitar sentirse mal por aquella hermana que no recordaba y por las familias que habían sido arruinadas por aquella venganza absurda de su madre.

-Lo siento…sé que no sirve de mucho viniendo de mí, pero…lo sien…

-No lo digas.-el rostro del muchacho se mostró serio en todo momento-.No fue culpa tuya, fue culpa mía. Yo no debí confiar en Violeta, ella y tu madre eran brujas despiadadas…y yo las deje entrar en mi casa…prácticamente permití que asesinaran a mis padres.

-Eso no fue así Sebastian. Tal vez no puedas recuperar a tus padres, ni a la gente de tu tribu. Pero la venganza contra mi madre o hermana desaparecida, no te ayudara a aliviar el dolor.

-Tú no sabes eso, cuando tenga la sangre de esas brujas en mis manos, podre restaurar el honor manchado de mi familia. Mis ancestros fueron condenados a vivir como lobos, a caminar en cuatro patas cada noche de luna nueva, la maldición duro años, todas los que murieron aquella noche eran mi familia. Todos estábamos unidos por nuestros antepasados y yo los perdí en una noche.-Cloe quería decir algo, cualquier cosa que pudiera disminuir el dolor del muchacho herido frente a ella, pero ninguna palabra parecía ser lo suficientemente buena.-Nosotros seguíamos la reglas, no asesinábamos humanos, no nos metíamos con los problemas humanos…nosotros éramos un pacífico pueblo que fue destruido por una venganza estúpida.

-El diario dice que tu padre asesino al padre de Violeta ¿Eso es…

-¡ES MENTIRA!-Sebastian abrió los ojos, sorprendido de las palabras dichas.-mi padre no era un asesino, era un buen padre y un buen líder. Sabia como arreglar pequeños conflictos, ayudaba a los cachorros a desarrollarse y acostumbrarse al cuerpo de lobo cuando cambiaban por primera vez…El-no-era-un-asesino….espero que no se te olvide.

-Está bien... lo entiendo. No te enojes, yo…. Te ayudare.

-¿Qué? ¿Tu como podrías ayudarme?



#20722 en Fantasía
#8540 en Personajes sobrenaturales
#12572 en Thriller
#7206 en Misterio

En el texto hay:

Editado: 31.01.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.