Maldición de millionario

Capítulo 27

-¿Qué haces esta noche? - Pregunta Leonel, mientas están revisando los papeles.

-Relajándome. - Sin inmutarse, le responde Refina. 

-¿Salgamos? 

-¿Para qué? - Exhalando el aire, pregunta Refina, mirándolo por fin. 

-Para relajarnos, como acabas de decir. Con tanto trabajo y estás de vuelta nos hemos alejado. 

-Relájate tú con tu novia y a mí no me metes, que no seré la tercera. 

-Refina, ¿Quién nombró Leonarda? Pensé en nosotros dos, solos, como siempre. 

-No, gracias. 

-Okey, ¿Qué pasa? - Pregunta, dejando el trabajo y recostándose en la silla - Ya días que estás distante, enojada... 

-Estoy cansada, Leonel. Eso es. - Levantada y apoyada con la palma a la mesa. - Harta de tener que sacarte siempre de esas lagartonas y hacer tu trabajo en final. Muy bien has encontrado el amor y te apoyo, lo sabes, estoy feliz por ti, pero tú no estás pasando el día en su trabajo y distrayéndola. - Con eso, dicho Refina abandona la oficina y deja a Leonel sin palabra, consciente de que tiene que reflexionar.

 

 

-Ahora te has hecho amiga de mi padre. - Dejando sola a la cabeza entrar en la oficina.

-Sigue siendo el jefe, el hecho de que te dio el control no le quita que todo sigue siendo suyo. 

-Amas menospreciarme. - Afirma Leonel, entrando en la oficina con un ramo de flores. - Para el perdón. - Ofreciéndoselas.

-¿Y qué exactamente? - Pregunta Refina, mirando el ramo de gladiolas con la ceja fruncida. 

-Mi papá te ayuda con el trabajo, ¿No es así? Viene aquí muy seguido. En parte es mi culpa, poniendo Leonarda aparte, esas siempre vienen, me asechan. 

-Lo oigo, tu puerta, cada rato se abre.

-Por eso quiero ahora sacar el tiempo para ti y para mí, escapémonos. 

-Leonel... 

-Vamos a trabajar. - Buscando la manera de que acepta, Leonel le ofrece la última posibilidad. - Ref, Ref, Refina. - Pronunciado constantemente, su nombre busca serle irritante a dosis de que acepta.

-¿Qué? - Levantando la mirada del papel a él, que no dejo de llamarla - ¿Me dejas trabajar? 

-No, hasta que no me das el sí. - Por la mirada de ella, a Leonel le queda claro que no ha logrado, por lo que se va, rendido. O eso la deja pensar 

 

 

Tranquila noche después del trabajo, Refina encendió los palos de olor y se ha envuelto en la toalla lista para darse un baño, todo eso se le viene abajo al oír la puerta. 

Leonel se deja entrar en el apartamento, con una maleta en la mano. 

-¿Qué haces aquí? - Lo sobresalta la voz de Refina que envuelta en la toalla está parada a lado de la mesa de sala. 

-Vine a secuestrarte.

-¿Cómo? ¿Qué estás diciendo? ¿Tú te oyes? 

-Sí. - Contesta, yendo al sofá. - ¿Tú qué? - Mirándola de pies a cabeza. 

-Voy a la bañera. 

-Muy bien, pediré comida y te espero. - Los ojos de Refina se desorbitan a sus palabras, sin decir nada, se va al baño. Por fin se dio cuenta de que es inútil, relajándose en el sofá, concluye Leonel.

 

-Sigues aquí. - Dice Refina, volviendo del cuarto, vestida para dormir. 

-Y seguiré aquí. - Levantándose, dice. - Vamos a comer, pedí chino 

-Ah, Leonel. 

-Siéntate y come. - Negando con la cabeza, Refina se rinde. 

 

-¿Y bueno, hasta cuándo piensas quedarte? - Pregunta Refina, terminando de comer.

-No tome esa decisión todavía. 

-Cómo niño te comportas. 

-Un niño al que todos hartaron. - Refina se levanta y decide dejarlo en paz, llevándose los platos.



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En el texto hay: amor, muerte, amisad

Editado: 31.01.2023

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