-¿No estarás pensando seguir con ese rico? - Amargamente, pregunta Romero, mientras están comiendo en la mesa. - ¿Verdad?
-¿Tú estás pensando seguir con lo mismo? - Contra pregunta Leonarda con irritación
-Si sigues con ese sí.
-¿Por qué no obedeces a tu padre y terminas esa absurda relación? - Pregunta su madre.
-¿Ustedes por qué se meten?
-Porque somos tu familia y nos preocupamos por ti. - Dice Itaira.
-Ese hombre no es para ti. Te botará antes o después, los ricos nunca toman en serio los pobres como nosotros. - La rabia se adueña de Leonarda por las palabras de su padre, por lo que abandona la mesa.
¿Nos vemos esta noche? - La rabia de Leonarda disminuye al leer la reciente mensaje de Leonel.
En un vestido color negro, hierro y toques de órcela con tirantes gruesos y cinturón de la misma tela. Llevando el pelo suelo, unas pequeñas pendientes y zapatos de tacón plataforma, Leonarda está entrando en el restaurante en compañía de Leonel. Vistiendo como siempre una camisa blanca con saco.
Restaurante es elegante en tonos negros y románicos con sus velas y manteles rojos que van a largo de la mesa en dirección a las únicas dos sillas y qué es ancho a los lados dejando ver la mesa negra como las sillas.
Sentándose a esperas el menú, Leonarda no puede no preguntar.
-¿Vienes de la oficina? - Viendo su desconcierto por como lo supo, entre risa agrega. - Es lo mismo que llevas en la oficina, solo parece que has perdido la corbata en el camino.
-Me la quite.
-No te molestes, no fue un reproche, todo lo contrario me encanta que has decidido sacar el tiempo para mí, en cambio, de irte a casa. - Sintiendo que con su comentario lo ofendió al pensar que la había perdido al reír.
-No estoy molesto. A mí también me encanta que el trabajo me dejo algo de tiempo para verte. - Está diciendo mientras la está tomando de la mano sobre la mesa. - Por eso... - Está diciendo mientras con la otra mano está sacando la caja del bolsillo del saco. - Te traje esto. - Dejando sobre la mesa entre ambos.
-¿Qué es? - Pregunta, sonriendo con curiosidad.
-Haberla y verás. - Sonriendo misterioso.
Tomando la caja intrigada sin dejar de mirarlo, Leonarda la abre. Leonel contempla la reacción de Leonarda con una sonrisa que esconde detrás de sus puños. Sin poder apartar la mirada, el collar con la boca abierta, Leonarda está buscando la manera de recuperar el habla del que se quedó cuando vio el collar que junto a Refina han escogido.
Una pieza hermosa. Qué tiene el colgante de plata de 925 milésimas con dos topacios London en talla princesa y dos topacios Swiss de misma talla, en cadena de 40 centímetros.
-Esto... - Logra pronunciar con falta de aire. - Si esto es...
-¿Te la quito? Para que así recuperas el habla. - Pregunta Leonel, hasta divertido con su incapacidad.
Leonarda niega con la cabeza y pasa los dedos por el collar. - Es el collar de Refina. ¿Por qué me lo enseñas? - Pregunta levantando la mirada a él.
-Porque fue trampa. No sabía que comprarte, así que hicimos el plan de inspección.
Sorprendida más no poder ser, Leonarda sigue sin poder creer. - ¿Quieres decir... es para mí?
-Sí. ¿Te gusta? Sé que es diferente ver una foto y en el vivo.
-Estás loco como no me va a gustar, es hermosísima, hasta más que en la fotografía.
-¿Te la pongo? - Leonarda asiente con la cabeza, mientras los dientes pone en el labio inferior.
Leonel se levanta para llegar de tras de ella, juntos sacan el collar que él toma en la mano y se lo pone en el cuello, mientras ella sostiene su pelo.
-Uf, eso fue fácil. - Dice Leonel, sentándose y relajándose. - Te queda maravillosamente.
-Gracias, ahora la llevaré al trabajo. - Tocando el colgante.
-¿Ordenamos?
-Sí. - Sonriendo todavía emocionada.
-Eres muy fácil de tratar. - Dice Leonel, con el vaso de vino en la mano.
-¿A qué va eso? - Sonriendo con sorpresa.
-Es que... Me preocupé mucho como iba, salí esto, darte el collar. - Pasando la mano por el cuello, nervioso.
-¿Por?
-Cada una a la que hice un regalo se ponía difícil. La razón por la que busque la ayuda de Refina estaba exactamente por eso. Ángela siempre decía lo que quería y se la pondría sola en tiempo récord, las otras también o no les gustaba. Refina también, primera vez cuando le compré un regalo terminamos discutiendo porque no lo quiso aceptar.
-Me lo imagino, me dijo que le fue difícil adaptarse.
-Peor, una vez me obligó llevarla a la casa de su novio para devolverle el regalo. El pobre sabía que no lo aceptaría y se lo mando.
-¿De verdad se lo devolvió? - Pregunta con asombro.
-A él no, no la quiso ni ver para que no se le puede dar, se lo entrego a su madre.
-No lo puedo creer. ¿Cómo se le ocurre?
-Sigue sin acostumbrarse. - Dice Leonel, encogiéndose de hombros.
-Sin embargo, yo no puedo esperar para poder escaparme de los míos.
-¿Siguen en contra de nosotros?
-Por fa, no hablemos de ellos que me amargaron el día, no quiero lo mismo de la noche y menos en tu compañía. - Como soporto Leonel le acaricia la mano.
-Leonel. - Leonel levanta la mirada de su plato, al escuchar y percatarse de la presencia femenina a su lado.
-Sarina. - Completamente sorprendido, pronuncia Leonel.
-Hola. - Vuelve saludar y dar la espalda a Leonarda para quedar todo lo que puede enfrente de Leonel en su diminuto vestido naranja.
-Veo que sigues con el mismo color de pelo. - Viendo que no se va a ir y solo esperan, Leonel dice.
-¿Te gusta? - Pasando con la mano por ella.
-Hhmm. - Viendo que coquetea a su novio e ignorarla, Leonarda aclara la garganta para llamar la atención.
Viendo que Sarina pretende seguir ignorándola porque solamente rueda los ojos al llamado de Leonarda, Leonel toma la iniciativa. - Perdón, Sarina se me pasó, déjame presentarte a mi novia Leonarda. - Tomando la mano que tiene Leonarda en la mesa para besarla.
Editado: 31.01.2023