-¿Me dejarás hablar? - Pide Leonel.
-Olvídalo. Ya me da vergüenza hacia la chica por cuántas veces te defendí.
-No te estoy diciendo que hables con ella, sino conmigo.
-Contigo no tengo de qué. Leonel es tu vida y es obvio que la vives como quieres y no escuchas a nadie.
-Refina. ¿Cómo pretendes que Leonarda me escuche si no puedo convencer ni a ti?
-En esa te metiste solito, así te y sacas. - Palmándole los hombros antes de irse.
-Leonarda. - Dice Leonel viéndola salir del restaurante. Cómo ella lo ignora y sigue caminando, él comienza a seguirla. - Leonarda, por favor escúchame.
-Nada que puedes decir te puede explicar.
-Estaba borracho.
-No te veías. - Continuando siendo indiferente, dice Leonarda.
-Nunca te lo hubiera hecho de otra manera. - A su silencio, Leonel continua. - Carajo y yo soy humano, no puedo siempre controlarme.
-Lo veo, estás gritando.
-Entonces date la vuelta y escúchame.
-Déjame Leonel, déjame y hablamos. - Con esa declaración mirándolo a los ojos, Leonel decide concederle el deseo y se detiene, dejándola seguir su camino.
-¿Quieres hablar? - Pregunto Esperanza atenta.
-¿De qué pudiera hablar yo contigo?
-¿Por qué siempre debes ser tan altanera?
-Por qué eres una pequeña molestia, conformista, buena para nada.
-Nunca puedes dejar de insultar.
-La vida es injusta, si, si.
-¿Me cuentas qué pasó o me voy?
-Leonel, ¿no sé qué hacer con él? Esas tipas que lo asechan son de verdad una molestia, hacen todo para separarnos y cuánto quisiera no me puedo quedar fría.
-Creo que nadie puede.
-Qué ayuda.
-¿Quieres concejos?, entonces si soy la persona equivocada. ¿Si quieres hablar o que te consuele va?
-Ves eres inútil. - Cubriéndose con la sábana encima de la cabeza.
-No lo soy, soy a ti, pero a ti nunca te guste como sea. Soy muy pequeña para darte concejos, ¿solo no sé cómo tú no lo ves?
-Está bien, Leonel me engaño.
-¿Cómo? - Al ver la mirada de su hermana por la pregunta con la que busca más detalles, Esperanza agrega. - ¿Qué? Hay diferentes maneras en las que uno puede ser engañado.
-Besar a otra.
-¿En serio?
-¡Si, estúpida!
Esperanza se muerde la lengua para calmarse y no responder a su hermana, para decirle después. - Deberías darte a respetar.
-Y pasar la oportunidad, no.
¿Cuándo dejarás de ser tan ambiciosa?
-Cuando consiga todo lo que quiero y me largo para siempre de este pobre lugar.
-Es tu casa.
-No, es casa de ustedes, los conformistas, yo nunca la vi mía.
-Espero que cuando te arrepientes no será tarde. - Leonarda solo arruga la nariz.
Editado: 31.01.2023