Después de que Refina se fue, Leonel rechazo y logró librarse de Sarina, haciendo que la furia contra Refina crezca para ella.
-¿Me dejarás de ignorar? - Pregunta Leonel, parado detrás de Refina que está fregando. - Ya te dije que no pasó nada.
-No me importa. Es tu vida y haz lo que quieres. De verdad ya no me importa. - Con firmeza en su voz le aclara hasta levantando la mano entre ellos cuando dio la vuelta.
-No te comportas como alguien al quién no importa. - Le contradijo en el murmullo.
Exhalando un fuerte suspiro, Refina le aclara. - Mientras tú accedes a los caprichos de Sarina, yo anoche hacia de estúpida frente Leonarda pidiéndole que regresen. ¿Ahora mejor? - Con el enojo pregunta.
-¿Dónde la viste? - Con la voz algo baja, pregunta Leonel.
-Fui a cenar con Gael en el restaurante.
-¿Cómo les fue?
-No intentes, no intentes que no lo lograrás.
-No hago nada.
-¿A si, no? No intentas de que te hablé de mi noche para hacerme olvidar y que vuelva a hablarte. - Volviéndole dar la espalda.
Para ganársela le pone el café debajo de la nariz. - ¿Lo sigues bebiendo?
-Tú eres el único que me la hace. - Volteando a mirarlo, dice.
-Me da gusto escucharlo. - Sonriendo con satisfacción.
-Quita esa sonrisa o te la borro con la cachetada. - Advierte, levantando la mano.
Leonel desmide la sonrisa y con expresión enojada Refina le arrebata la taza, encaminándose hacia sofá.
-¿Cómo me quedo, sigue igual? - Sentándose a su lado, pregunta contento Leonel.
-Sí. - Separando los labios de la taza. - Me extraña que no saliste de la práctica.
-Es mi bebida oficial para ti, por supuesto que siempre la voy a saber hacer a la perfección. ¿Te recuerdas el día cuando te lo compre por primera vez?
-Y cada vez desde entonces cuando nos encontramos me lo traías. - Con la voz aburrida de cuantas veces lo hizo.
Dejando pasar unos minutos en el silencio, los dos lo pasan mirando al vacío.
-¿Me puedes entender? Lo único que intentaba es deshacerme de ella una vez por todas.
-Besándola y acostándote con ella, no veo como lo hubiera logrado.
Comprendiendo que sigue enojada, Leonel toda la drástica decisión. - Vamos, levántate. - Con la voz mandona y sujetándola de la mano le exige.
-No iré contigo a ninguna parte, así que suéltame.
-¡O!, si te irás. - Viendo que no lo hará por su voluntad, Leonel la levanta y cargándola en el hombro, sale de la casa con ella.
-Espero que entiendas que esto lo hago por ti. - Dice Leonel, deteniendo el coche en las montañas.
-¿Qué hacemos aquí? - Saliendo del coche y mirando la altura, pregunto Refina.
-¿Qué crees? - Pregunto Leonel sin buscar la respuesta en realidad, abriendo el maletero.
-¿Piensas escalar? - Pregunta sorprendida Refina viéndolo, sacar las cuerdas, cascos, zapatos adecuados, agua.
-Lo haremos juntos.
-No habías dicho que no lo volverías hacer después de lo que pasó.
-Yo hablo mucho, pero sí. - Acercándose a la montaña con las cosas en la mano. - Lo hago por ti, para que me perdones.
-Leonel, sé que es bueno vencer los miedos, sin embargo, no te quiero presionar si te pongas mal ahí - Refiriéndose a la altura con la mano. -, riesgamos.
-Ya vinimos hasta aquí, así que anda.
-Leonel, te perdono. - Uniendo las calmas, le dice.
-Ahora no te salvarás. - Con la risa la informa.
Listos para comenzar a escalar por última vez, Leonel y Refina se miran.
Manos en las piedras, Leonel dice. - Vamos. - Y hace el primer paso. - Te reto hasta arriba.
A Refina se le devolvió la sonrisa y comienza acelerar los pasos.
-Tienes buen tiempo. - Le dice Refina cuando alcanzaron la cima.
-Todavía un poco y estamos iguales.
Al llegar arriba suspiran de esfuerzo y enfocan la vista en el panorama adelante.
-Cuidad no cambio nada, ¿A? - Dice Leonel.
-No tiene en que cambiar. Lástima que no podemos esperar que anochezca.
-¿Y por qué no?
-¿Leonel, cómo pretendes que bajamos de noche? ¿O quieres que dormimos aquí sobre las rocas, en lo duro y sin cobijas?
Terminando los árboles comienzan las carreteras y viene la ciudad. Una ciudad urbaniza, llena de edificios, separada por la carretera y algunas áreas verdes.
-Bien, la próxima vez llegaremos preparados.
-No hables estupideces. - Bruscamente, le dice.
-No los digo, lo prometo. - Acercándosele la abraza.
Editado: 31.01.2023