Maldición de millionario

Capítulo 77

-Hey ¿Dónde estabas? Probé llamarte. - Dice Leonel al levantar la cabeza cuando vio entrar a Leonarda. 

-Si los míos me arrebataron el celular. - Triste, dice mientras entra en sus brazos.

-Te fui a buscar a tu casa. - Apartándose, le informa. 

-Me fui de ahí, ya no pude.

-¿Y dónde te acomodaste? 

-En un hotel. - Escuchar eso provoca en Leonel hacer la mueca de disgusto, le gustaría ayudarle, solo mientras vive con los suyos sabe que es imposible - ¿Me llevas a comer? - Haciendo el puchero pregunta. 

-Sí, vamos. - Mientras se levanta, dice. - Llamaré a Refina para que nos acompañe. 

Leonarda no esperaba de que hiciera eso porque la idea era que van los dos no y ella por lo que se lo quedo viendo sin moverse.

 

 

 

Leonel estaciona el coche frente el hotel de Leonarda que está saliendo en ese momento.

-¿Esto es una cita? - Viendo a Leonarda salir vestida con una mini falda y blusa de tirantes dorada, pregunta asombrada Refina en el asiento trasero - ¿Por qué no me dijiste? Si me lo hubieras dicho no vendría.

-Exactamente por eso... - Mientras Leonel lo dice escucha la puerta del carro abrirse y al voltear ve a Refina correr. 

La sonrisa de Leonarda se desvaneció cuando vio que Refina está saliendo del coche y empieza a correr. 

-Hola. - La saludo Leonel que salió del coche en el tiempo que vino hacia él y tuvo la vista en Refina.

-Hola. - Dudosa lo saluda frunciendo la ceja. - ¿Qué paso? - Pregunta mirándolo mientras que con el dedo apunta la dirección por la que desapareció Refina.

-Se escapó cuando se dio cuenta cuál era nuestro plan.

-Ah. - Pronuncia Leonarda en modo de comprender. - ¿Nos vamos? 

-Sí, espérame voy por Refina. - Leonarda se queda paralizada con la sonrisa y pierde el color al escucharlo decir eso y verlo salir corriendo en la dirección donde se fue Refina.

La cita de dos de nuevo paso a ser de tres y sin su consentimiento. 

 

 

Después de pasar una mala noche por lo en que se convirtió su cita, Leonarda decidió hablarlo con Leonel y no ser como él dijo los otros y las otras que han tenido el mismo problema que ella.

Por lo que llegó a la oficina donde su sonrisa desapareció al oír los chismes. 

-¿Crees que es cierto lo que dijo Sarina? 

-Ella pudo ser todo lo zorra, arrastrada y egocéntrica, con esos pelos locos, sin embargo, en esa no creo que se equivocó y de los muertos todo lo mejor, así que dejamos el tema. 

-¿Pero los has visto? 

-¿Quién no?, diría que ni el pelo del piso se lo pasó por alto. 

Se pasó a lado de ellas con la ceja fruncida y entro en el elevador donde se repitió. 

-Eso no es normal, ¿No consideras? 

-Con ellos las cosas nunca eran normales.

-¿Pueden dejar de hablar de los jefes? Que los escucharán. - Uno de los mayores pregunto.

-Tú que estás aquí desde que iban en la universidad, ¿Nunca los vio... ya sabe? - Uniéndose a la conversación, un hombre que hasta ahora las palabras llevaron mujeres. 

-No. - Muy firme, deja claro el mayor. - Y nada me extraña que y de eso lo obliga. 

-¿Y de qué todo lo obligaba? - Con la sonrisa traviesa inquiere el hombre.

-Era un rico irresponsable, tu adivina. - Y con eso, dicho el elevador llega al piso donde el mayor sale.

Al salir y ella en su piso todos la miran como paralizados, por lo que sus expresiones son difíciles de identificar.

-Hola. - Dice, abriendo la puerta.

-Hola. - Levantando la cabeza del computador y encaminándose hacia ella, Leonel saluda. 

-¿Qué son todas esas habladurías en los pasillos? - Frunciendo el ceño, pregunta Leonarda mientras él la lleva al sofá. 

-Las estupideces de Refina, déjala. - Contesta quitándole importancia y abrazándola por la cintura.

Lista para comenzar con la plática que la llevo ahí Leonarda lo mira de repente, su atención cae en algo dorado que brilla por el sol. - ¿Qué es eso? - Saliendo de su abrazo para acercarse a lo iluminado por el sol.

-Tontería de Refina, déjala que se le puso en la cabeza que me debo acostumbrar. - Mientras lo escucha decir, Leonarda entre sus dedos sostiene una argolla de matrimonio.

-¿Por qué? - En voz baja y cortada pronuncia la pregunta. 

-Nunca me gustó llevar nada, a veces me declinó y del reloj y como años pasan ella decidió que es tiempo de que me acostumbre a la argolla por el día cuando me case. Déjala tonterías. 

Leonarda no lo ve de esa manera y en su cabeza comienza la lucha entre Leonel que parece no tener ganas de casarse y Refina que una vez más se mete en todo y ahora parece que incluyo a toda la empresa.

-Ven. - La halla Leonel de vuelta al sofá.

 

-Hola, Leonarda. - La saludo Refina algo reservada al acercarse al sofá. - Te reservé el vuelo y el hotel, aquí tienes. - Dice de la misma manera, levantando los papeles y dejándolos en la mesa. 

-¿Qué fue eso? - Pregunto Leonarda cuando Refina se fue sin saludar al dejar los papeles. 

-Eso me pasa por no aceptar su propuesta, ahora me manda y en el viaje solo. - Responde y se queja. 

-¿Dónde tienes que ir? 

-Teníamos que irnos por un trabajo nada más que la señorita ahora me ignora y parece que me va a dejar solo con todo el trabajo. 

-¿Tenías que irte con ella? 

-A veces pienso que la empresa se hundirá sin ella. - Riendo le contesta, dejando a Leonarda con la mala sensación. 

Viendo la mala situación en su día libre de trabajo, Leonarda decide llamar a Refina para que cenen juntas sin mencionarle que como Leonel le hace a ella, ella también invita una persona más a Leonel. 

La atmósfera en el restaurante es tensa. Refina se encuentra cruzada de brazos y enojada, mantiene la cabeza a lado y muy en alto, mirando en la dirección de Leonel por el rabillo del ojo en vez a cuando. Leonel mira por todos lados, callado y forzando la sonrisa, cuando su mirada se encuentra con la de Leonarda que es la única que sonríe y se siente incómoda por esos dos.



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En el texto hay: amor, muerte, amisad

Editado: 31.01.2023

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