Owen estaba algo inquieto, en los últimos meses había establecido su vida con una rutina que le encantaba pero que a la vez lo aterrorizaba, los días pasaban tranquilos con asuntos en la pequeña oficina que había abierto para cumplir con deberes de la empresa, almorzaba en el restaurante de siempre y en las tardes pasaba con Xavier quien era un niño tan brillante y amoroso que ya lo sentía como si fuera su hijo y esa era precisamente el problema, Tami no le daba ninguna señal, no sabia que terreno estaba pisando con ella, habían días en que se mostraba esquiva y en el casi ni le dirigía la palabra, y habían otros en que parecían una familia feliz, el se estaba quemando por dentro con todo el amor que sentía por ella, pero no quería alejarla, si ella era feliz con la vida que estaban llevando hasta el momento, el aceptaría gustoso y resignado su condición solo por estar al lado de ellos.
Ese preciso día era uno en el que Tami estaba distante, los observaba jugar a la pelota desde la terraza de la casa con una tasa de café humeante, estaba pensativa y su mirada estaba perdida, Owen daría la mitad de lo que le quedaba de vida por saber en que estaba pensando, ella lo miro y una lagrima salió de su ojo, el se acercó inmediatamente angustiado
El no podía creer lo que estaba escuchando, había luchado, dejado su vida por estar a su lado y ella simplemente le decía que se marchara, no le iba a reclamar ni echar en cara lo que había hecho por que había sido su elección, pero que no se diera cuenta del amor que sentía por ella y que con esta petición le estaba arrancando el corazón, le partía también a su vez el alma, quiso gritarle, zarandearla y decirle que no dejara pasar la oportunidad de estar juntos, de amarse, de que por fin dejaran todo atrás y alcanzaran la felicidad que por tanto tiempo les había sido esquiva, pero de su boca no salió ni una silaba, la miro tratando de leer sus emociones pero al parecer no sentía nada o estaba ocultando muy bien sus sentimientos, lo único que le indicaba que había sido una decisión difícil para ella eran las lágrimas que aún no terminaban de derramarse de sus ojos, intento decir algo, pero no encontró las palabras adecuadas ¿Qué podía decirle para convencerla y hacerla cambiar de opinión? ¿Cómo encontrar las palabras correctas para hacerla entender que su vida lejos de ella no era vida?, su cabeza era un mar de confusiones, de conclusiones, de razones que no alcanzaban a salir materializadas por su boca, finalmente, no teniendo nada que decir, o más bien no sabiendo como hacerlo, bajo la mirada y suspiro, la miro con dolor en sus ojos y se alejó de ella y se dirigió hasta donde estaba Xavier y le dijo que tenía que hacer un viaje, el niño le rogo que no se fuera y el le prometió que volvería pronto, le dolió hacerle esa promesa estando consiente que no la cumpliría, pero no podía ir en contra de los deseos de Tami.
Llego al apartamento en el que había habitado por los últimos meses, no quiso recoger absolutamente nada, simplemente tomo los documentos más importantes, las llaves de su auto y se fue, su vida de ahora en adelante simplemente sería una burla a lo que esta representaba, sería como un ente que caminara y hablaba, pero por dentro estaría muerto.
No recordaba por cuanto tiempo estuvo conduciendo, solo paraba para estirar las piernas y abastecer de combustible al auto, llego al apartamento que tenía en la ciudad y se esparramo sobre el sofá que tenía en la sala ¿Qué iba a hacer?, la venganza que había planeado en contra de Tami se había vuelto hacia él y de qué manera, ella le había roto el corazón dos veces y en esta última realmente se lo había destrozado, y no le estaba echando la culpa a ella, no le había dado esperanzas, las falsas expectativas se las había creado él solito en su tonta cabeza de enamorado, nunca se imaginó después de encontrarla que estaría toda una vida sin ella y sin Xavier, ese niño se le había calado en el alma y ahora no solo extrañaría a Tami, extrañaría también a ese chiquillo que le alegraba los días con su sonrisa y sus ocurrencias, tenía que buscar la forma de estar pendiente de el, pero en ese momento no tenía cabeza para pensar en eso, solo quería pasar su dolor, este trago amargo que nuevamente le estaba brindando la vida y el cual no sabía cómo evitar.
Se quedó dormido y tuvo infinidad de pesadillas, en todas ellas Tami siempre se alejaba y lo dejaba con ese insoportable dolor en el pecho, lo despertó unos golpes en su puerta, no quería que nadie lo molestara, no quería ver a nadie y mucho menos que lo vieran en el estado en el que se encontraba, hecho un harapo de persona, trato de hacer el menor ruido posible, pero la persona que estaba golpeando era insistente, espero unos minutos a ver si se cansaba, pero no, siguieron los golpes, cansado del ruido y dispuesto a despachar de cualquier forma a quien fuera que estuviera tocando tan obstinadamente, se levantó del sillón, abrió la puerta y se quedó de piedra.
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Editado: 26.02.2021