PRESENTE.
CIUDAD DE NUEVA YORK.
DIARIO DE KIM TAEHYUNG.
Querido Diario:
Las rondas finales para Grove fueron agotadoras.
Las entrevistas fueron de lo peor.
Un panel de directores de Grove se sentó en una alargada mesa y acribillaron a todo el mundo sobre preguntas de su vida, familia y lo que les gustaba o disgustaba.
El panel esperaba que yo fuera simplemente yo mismo. Eso fue difícil.
Al final, Hyelin se giró hacia mí y dijo—: Taehyung, eres un chico listo. Podrías elegir entre otras carreras. ¿Por qué quieres ser actor?
Sabía que debería decir algo sobre mi pasión por el teatro, o la importancia de una vibrante y envolvente cultura en un mundo de ideales desechables y reality shows. Pero mientras ella me miraba fijamente, no fui capaz de pensar en algo lo suficiente inteligente como para engañarla, así que hablé sin pensar.
—Quiero actuar porque no sé muy bien quien realmente soy. Me parece un alivio ser otras personas.
Ella sostuvo mi mirada por un momento, luego asintió antes de escribir algo en sus notas. Probablemente: loco adolescente con problemas emocionales de autoestima. No hacer ningún movimiento brusco.
Salí sintiéndome como si dejara piezas de mí mismo por todo el suelo.
Sin embargo, debí haber hecho algo bien, porque dos meses más tarde recibí mi carta de aceptación.
El día que la conseguí, grité tan fuerte que asusté al perro del vecino. Sabía que mamá y papá no estaban nada emocionados con la idea de mudarme al otro lado del país, pero también sabían que actuar era mi pasión, y ser aceptado en Grove era algo bastante importante. También ayudó que me concedieran una beca parcial que cubría la mitad de mi colegiatura, mi alojamiento y mudanza en el campus. Considerando que nosotros no éramos una familia rica, ese fue un gran bonus.
En el fondo de mi mente tuve la vaga esperanza de que Jeon hubiera conseguido entrar.
Pensé que si lo logró, al menos conocería a una persona en el lugar. Una molesta y extrañamente intrigante persona.
🌿
SEIS AÑOS ATRAS.
WESTCHESTER, NEW YORK.
UNIVERSIDAD GROVE.
PRIMERA SEMANA DE CLASES.
Camino por el apartamento con una enorme sonrisa en mi rostro.
Hay dos dormitorios separados por un diminuto baño, un área que combina la sala/comedor y una pequeña cocina. El mobiliario es viejo y anticuado, la alfombra es horrible y tiene manchas de cosas que ni siquiera quiero descifrar, y creo que el vecino de arriba baila desnudo a la luz de la luna mientras sacrifica animales, pero en serio, ese chico es raro. A pesar de todo esto, es perfecto y es mío.
Bueno, estoy compartiéndolo con una chica, Rosé, que estudia artes visuales, pero aun así…
Puedo hacer lo que yo quiera. Comer lo que yo quiera. Ir a la cama cuando yo quiera. Sin padres vigilando cada uno de mis movimientos
Estoy casi vertiginoso con todas mis posibilidades.
—Me debes treinta dólares por las provisiones —dice Rosé mientras estudia el recibo—. Oh, espera, son treinta y cuatro. Los chicles son tuyos.
Es extraño mudarse con una desconocida, pero Rosé y yo hemos estado llevándonos bien, considerando que ella es mi polo opuesto. Yo soy un débil tono marrón, ella un rojo fuego. Soy de apariencia pasable, ella es espectacular. Soy una persona complaciente, ella es brutalmente honesta.
Se deja caer en nuestro feo sofá marrón y enciende un cigarrillo. Extiende el paquete hacia mí, y tomo uno.
Oh, sí, soy un fumador ahora.
Bueno, no lo soy, pero cuando Rosé dijo que ella lo era, decidí serlo también. Era algo que podría unirnos más. Además, v que la mayoría de la gente en las audiciones fumaba, así que parecía que yo también debería hacerlo. Además, mi madre lo odiaría.
Muchas buenas razones para aceptar uno.
Ella lo enciende para mí, e inhalo profundamente, luego toso. Rosé sacude su cabeza.
Soy el peor principiante del mundo.
—Así que —dice mientras sopla una corriente de humo—, por desgracia es tu turno de cocinar.
—Oye, pensé que lo que preparé la otra noche fue bueno, considerando que nunca cociné antes.
—Hombre —dice con un suspiro—, hiciste un desastre de macarrones con queso. En serio, si fallas cocinando esa mierda, nunca vamos a sobrevivir a la universidad.
—Entonces, gracias a Dios que estás aquí para enseñarme. —Me alejo de ella, caminando penosamente a la cocina y saco un poco de carne y verdura del refrigerador.
La cosa es que, Rosé tampoco es exactamente una chef gourmet, así que terminamos con la carne dura como una roca, un grumoso puré de papas y judías verdes que están tan dobladas que podrías usarlas para tejer una bufanda.
—Voy a escribirle una queja al canal de cocina —dice Rosé mientras aparta la comida a un lado de su plato—, esas perras hacen que cocinar parezca fácil. Voy a demandarlas por publicidad engañosa.
Esa noche hacemos un pacto para solamente comprar comida congelada. Es la forma más segura de evitar el hambre.
Al día siguiente es el primer día de clases, y Rosé y yo caminamos la corta distancia de nuestro departamento hacia el campus principal.
En los tres días desde que llegamos, hemos pasado algo de tiempo explorando nuestra nueva escuela. El campus no es enorme, pero está bien diseñado, y los edificios son una buena mezcla entre lo tradicional y lo contemporáneo.
En medio del campus está el edificio principal —un gran edificio de cuatro pisos que alberga la biblioteca, cafetería, sala de estudiantes y varias salas de conferencias de gran tamaño. Alrededor del edificio principal, como los pétalos de una flor, están los diferentes edificios de artes, uno para cada disciplina: danza, teatro, música y artes visuales.