Un día amanecía en domingo y Máliz se levantaba de la cama dando un gran bostezo, a contrario de lo que se pudiera pensar su cama era muy simple al igual que su cuarto. Sabía que ese día sería duro pues le tocaba estudiar, espera ¿nuestra protagonista estudiando?, ¿No que a ella no le importaba?, bueno es verdad pero cabe aclarar que no estudiaría para la escuela sino sobre otro tema.
Máliz se encontraba sentada en la cama y mientras estaba allí su cabello comenzó a alargarse para tomar un libro que estaba en su repisa y entregárselo en sus manos, ese libro se trataba sobre los muertos y cosas relacionadas con ellos, en éste habían teorías sobre recetas de zombificación e información sobre difuntos en general pero nada de lo que buscaba, se estaba desesperando en su mesa de estudio hasta que estalló.
— ¡ARG!, ¿¡Por qué es tan difícil!? —dijo tirando el libro a una papelera donde habían otros 10 libros más, no conseguía nada, estaba cansada y por estar leyendo le dolía la espalda así que decidió acostarse en su cama viendo a su lado una mesa de noche donde habían 2 fotos. Una de su familia con su mama, papa y hermana y otra con su grupo de colegio antes de la muerte de Despen.
Máliz ha estado buscando por un total de 6 años datos sobre el cómo revivir a un espíritu y no encontraba nada, pues en parte ésto se consideraba imposible y ademas era un tema tabú e intocable hablar sobre estas criaturas pues estaba prohibido tener información más profunda sobre las mismas por quién sabe qué.
—Mmmm que problema —se dijo a sí misma mientras miraba las dos fotos recordando los eventos que ocurrieron en ambas, Máliz planeaba rendirse con el tema de los espíritus pero siempre le había parecido raro una cosa sobre éstos, es decir, no importa cuánto le dijeran que todos ellos estaban en su mundo, ella no podía creerlo, pues nunca había visto a un espíritu por las calles y todos los que ha visto son salvajes los cuales odiaba porque por ellos le prohibían salir.
Volviendo al tema, el hecho de ser un tema prohibido le hacía sospechar todavía más, también trató de investigar el por qué de ésto pero de igual manera no consiguió nada.
—me quedé sin libros tengo que salir a buscar más —dijo aún en la cama, miró la ventana, sonrió y comenzó a caminar hacia ésta , Máliz estaba montada en la ventana preparándose para saltar, cuando de repente la puerta se abrió.
—Máliz, ya es tarde para co— paró de hablar al ver lo que estaba haciendo— ¿¡QUÉ DIANTRES ESTAS HACIENDO!? —Le gritó la recién llegada, Máliz al reaccionar comenzó a temblar por el susto y la sorpresa debido a lo espontaneidad de la llegada tanto así que incluso su cabello estaba igual—¿no estabas planeando escaparte o sí hermanita? —le preguntó la chica de cabello rojo.
—Eeeeh....no.... — negó Máliz insegura
—Vamos no me mientas, no te haré nada —dijo con una voz dulce y con porte elegante.
—¿en serio? —preguntó esperanzada pero con algo de desconfianza de su hermana mayor.
—NO IDIOTA VEN ACÁ, LE DIRE A MAMA! —Le gritó su hermana rompiendo la fachada, Máliz se le quedo viendo fijamente nerviosa, vio hacia abajo y saltó por la ventana, su hermana sorprendida se acercó al objeto antes mencionado y le gritó desde ahí— ¡TE VAN A CASTIGAR SI NO VUELVES, ERES ESPECIAL NO PUEDES SALIR!
— ¡DE TODOS MODOS LO IBAN A HACER Y YA NO LO SOY! —le gritó la menor mientras corría, su hermana estaba furiosa, no era hora para persecuciones con su hermanita, es decir, ya habían sido 9 veces y había llegado hace una semana, así que salto desde la ventana y al caer en el suelo colocó sus manos en la tierra invocando arboles y ramas que perseguían a Máliz.
Ella por su parte se asustó y su cabello casi por sí mismo se puso enfrente de las ramas y sé endureció logrando que no lo atravesaran, ganando el pequeño encuentro lo que causo que la muchacha le sacara la lengua mientras corría sintiéndose victoriosa, pero por distraerse una rama de su hermana mayor le atrapó un pie.
Aun así la menor le ordenó a su cabello que lo rodeara pero por ser simplemente cabello no logró nada , su hermana la arrastró hacia ella y le dijo.
—Tener magia de pelo es como no tener nada —le dijo mientras miraba a Máliz de cabeza con su rama sujetándole un pie levantándola.
—si dices eso, ¿cómo es que tus ramas no lo rompieron?, ¿eh? —le replicó a su hermana mas ésta le respondió firme.
—fácil, no quería romper tu cabello además esa magia es horrible, ¿Cómo puedes depender de una parte tan desechable como el pelo? —le dijo mas Máliz no le respondió y ella siguió—lo más interesante que tiene es que a veces reacciona solo pero quitando eso es un desperdicio, debiste haberle dicho a papá que te consiguiera otro cliente.
— ¿cliente? —dijo preguntando Máliz, pero fue para sí misma.