Maniquí

10 Richard

 Los ciudadanos no saben nada, no hubo ninguna matanza en esa prisión de nombre “CHRISTINE” para ellos y para la policía, esta vez yo he ganado. Mientras sus compañeros y familiares hacen lo posible para encontrar a los cuatro amigos perdidos en un campamento, he visto varios folletos, algunos de estos con detalles tan falsos que es imposible no reírse.

La policía no deja de dar vueltas por todo el pueblo, algunas veces me han parado para preguntarme si los vi, no me reconocen gracias a tal lavado de cara gracias a ese plástico, aún recuerdo el enorme dolor de mi transformación al ser bañado en esa sustancia tan caliente, estaba enojado y tan nervioso por haber quedado atrapado en una tienda de ropa, una mala tumba para un ladrón, también por unos cuantos asesinatos de gente que se atrevió a cuestionarme o cruzarse en mi camino, esas cosas pasan, deben aprender a evitarme y no relacionarse conmigo, terminan muertos seis metros bajo el suelo o encerrados en una cáscara de plástico pudriéndose lentamente sin salvarse de su tormento.

Hablando de esos chicos que sufrieron esas consecuencias al involucrarse conmigo, han tomado mi lugar en esa maldita exhibición sufriendo lo mismo que yo al estar atrapados en un cuerpo que no pueden mover, están en su peor pesadilla. Con los maniquís a mi merced fue sencillo limpiar el desastre y darles a esos chicos una nueva vida, en donde me exhibían como un juguete sabiendo en ciertos casos quién era en realidad era limpiar la sangre de los tablones de madera y levantar algunas cosas tiradas por ahí. La bodega fue el verdadero reto, la sangre regada por todas partes y utensilios regados por ahí supusieron un reto contra el reloj, ya había matado a los que quedaban y solo quedan atrapados en sus cuerpos si duran menos de cierto tiempo antes de ser procesados o mueren en el proceso, como ha sido mi caso y el de la chica que iba con ellos. Es probable que el chico listo no haya pasado por ese proceso, el chico de cabello castaño se quedó ahí observando el cadáver por un tiempo, honestamente, nadie lo extrañará, ni sus propios compañeros lo querían y uno de estos lo mató con cierta presión de mi parte. Un amigo vino por ellos, trabajaba en la tienda por su uniforme, lo dejé ir al tener la suficiente sangre, podría conseguir más al salir.

No los he dejado con su mismo aspecto, sería un estúpido al serlo y he aprendido de mis errores, su cabello y ropa han cambiado radicalmente; Max, el que se atrevió a desafiarme en dos ocasiones ahora es rubio y de cabello largo hasta sus hombros, su amiguito Alex tiene el cabello negro y corto de Max, la chica ahora se ha vuelto pelirroja de cabello corto y en cuanto al chico listo, ¿qué más da? Nadie lo extrañará y no se veía como alguien querido por alguien, si lo reconocen será una coincidencia. Cambian a los maniquís de puesto cada tres meses, tuve diez años para aprenderlo bien, si no sobreviven dos cambios de puesto tendré que iniciar ese proyecto desde cero, quiero traerlos a mi nuevo refugio y ver qué podría hacer con estos, no podrían escapar muy lejos de mí, podría decirse que están conectados a mí. Lo que me falta para llevarlos a mi refugio es tener uno, está claro, tenía el mío por ahí a las afueras de la zona comercial, en los límites del pueblo, pero en estas últimas semanas he visto que ha sido invadido por uno que otro pandillero. Debo esperar unos meses si quiero evadir los problemas, vigilan muy seguido cada calle de la ciudad buscando a esos chicos pensando en que están vivos, por ahora tengo suerte de no necesitar comida, solo sangre fresca.

Ya he terminado con los pandilleros, he llenado tres bañeras con sangre por ser tantos, solo tuve que cerrar la puerta con seguro y dejar inconsciente a la mayoría, los pocos dos que no se rindieron los maté de tres y cuatro cuchilladas, fue difícil llenar una bañera con su sangre por las heridas tan alejadas la una de la otra, caso contrario a los que dejé inconscientes, solo era abrirles el cuello y dejarlos vaciar su sangre sin perder el tiempo. Me han ahorrado la molestia de renovar este lugar después de tanto tiempo sin mis cuidados, la sala ha sido llenada con muebles nuevos para mí porque para esos pandilleros ya eran viejos, en este mes he tenido que actualizarme en todo sentido, me he perdido diez años estando atrapado en esa tienda de segunda con su jefe exhibiéndome sabiendo que estaba exponiendo un cadáver bien arreglado. Si nadie reclama las cosas me las voy a quedar, no creo que estos chicos quieran hacerlo, están muertos sin posibilidad de quedar atrapados aquí como yo. Las habitaciones también las renovaron sin agregarle algo más, solo más cargadores de smartphones más avanzados a los de mi época, el baño ni lo reviso, no creo ocuparlos y mis invitados tampoco. La habitación vacía es la que estoy usando para almacenar la sangre y darme unos buenos baños que la condesa sangrienta desearía, aunque ella lo hacía por vanidad y yo lo hago por necesidad, los efectos de la sangre no duran mucho tiempo, me enfrenté a esta pandilla al mes de ser liberado porque ya volvía a mi estado anterior, me hubiera quedado inmóvil de haber esperado más tiempo. La caldera sigue igual que siempre, lista para acabar con más víctimas.


 

Ya se han cumplido los seis meses desde mi escape, significa que es tiempo de volver por mis conejillos de indias y ver su potencial. Infiltrarme será fácil, ya se me ha pasado el efecto de la sangre, ya parezco otra vez un maniquí, basta con quedarme ahí parado en el local para ser confundido con uno. En cuanto a los participantes de mi nuevo proyecto, he decidido elegir a esos dos últimos chicos, a Alex se lo debo por facilitarme mi escape, se entregó en vez de intentar hacer idioteces. Sorpresivamente, al otro que he elegido es Max, tiene la audacia que se necesita para matar sin repercusiones mentales, no todos podemos cargar con asesinatos y ser felices, debes de ser un lunático o no tener nada que perder, este chico no puede caer más bajo.



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En el texto hay: maldiciones, venganza, aseinato

Editado: 21.11.2022

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