Maniquí

11 Max

Vuelvo a la vida en el fondo de una bañera, estoy tan aterrado por saber cómo llegué aquí, lo último que vi fue a Richard clavarme esa navaja. Y lo primero que veo también es Richard remarcando que ahora somos de él.

Hemos sido transformados en un maniquí como él, puedo sentirlo al no respirar y no sentir necesidad de hacerlo, además, la mitad inferior de mis piernas están inmóviles y tienen el mismo efecto que el cuerpo de Richard antes de ser bañado en sangre. Viendo el lado positivo entre todo esto, podría ser considerado como inmortal soy una criatura como él, el problema es cómo explicarle a mis padres mi desaparición por quién sabe cuánto tiempo, hay carteles de desaparición con mi cara en él, han pasado unos cuantos meses.

— ¿Qué quieres de nosotros? —le interrogo sospechando sus intenciones, tiene una razón para no haberme rematado y asegurarse de que no vuelva.

— Tú deberías saberlo, todo lo que hago tiene un motivo y en este caso no es deshacerme de ustedes —se ríe con una risa espantosa antes de explicarme sus motivos de mantenerme con "vida" a pesar de engañarlo dos veces seguidas—. Estamos en la misma posición, han probado ser capaces de seguir con mi legado, tienen algo que quiero. Esas son mis razones.

— Debiste pensarlo bien antes… ¡de convertirme en un maldito maniquí zombi! —le reclamo enojado por su idea, ser su pequeño secuaz con quien seguir cometiendo más crímenes y seguir con sus macabros crímenes—. Dame mi ropa y me iré de aquí, mi familia necesita saber que sigo vivo, si es que lo estoy.

Ignoro las palabras de Richard y Alex, no quiero escuchar sus intentos de hacerme entrar en razón, no hay razones para hacerlo. Salgo de la bañera torpemente y avanzando a donde haya ropa, por suerte la sala tiene un suéter enorme con el que cubrirme y unas botas para ocultar mis piernas de duro, frío y no tan reluciente plástico. David Fincher tenía razón en decirme “chico plástico” hace unos años, terminé convertido en una atrocidad bañada en ese asqueroso material que limita mis movimientos, aunque él se refería a una supuesta personalidad falsa para llamar la atención. Me pongo el suéter y como mi maldito pie está tieso mejor no ato los cordones de la bota, ya tapa lo suficiente; estoy a nada de abrir el pomo de la puerta cuando Richard cambia mi perspectiva por unos minutos:

— ¿Y qué planeas decirle a tu familia y a la policía? ¿Qué un asesino que murió hace una década te asesinó a ti y a tus amigos escurriéndose en esa tienda del diablo donde no se reportó ninguna irregularidad? Oh, y que no se te olvidé, ¿Qué pensarán los médicos al no poder encontrar tu pulso y tener una piel impenetrable? Ah, también está ¿Qué pensará tu familia al ver que te conviertes en un maniquí cada día hasta que ya no te puedas mover en lo absoluto?

Tiene razón y lo odio más por eso, mis enormes ganas de volver con mi familia no cambiarán lo que soy ahora, ya soy un muerto viviente unido a la sangre, solo me queda aceptar vivir con ese loco haciendo lo posible para que lo maten…, pero no lo podrían matar, si él está dispuesto a conseguir la sangre haría que él fuera responsable, teniendo que ayudarlo si es necesario.

— Está bien, me quedaré aquí con una única condición —odio obedecerlo, quiero escapar de ahí y retomar mi vida tal y como era antes, necesito tiempo para procesarlo—. Quiero lo más similar a mi antigua vida.


 

Con mi confianza forzada hacia él, Richard ha ido al centro a conseguir una lista de cosas que usaba en mi antigua vida, incluso aceptó comprar, corrección, robar una cancha de baloncesto y varias pelotas; nos encierra de todos modos por si intento escapar, Alex procesa esto más rápido que yo.

— No hay peor ironía que tu asesino esté en lo correcto.

Ambos nos estamos cambiando en lo que Richard consigue las cosas, ese sujeto no se conformó con matarme y convertirme en un zombi, también ha cambiado mi apariencia; en Alex no se nota tanto, su cabello se ha vuelto negro y corto y no tiene su marca de nacimiento, una mancha oscura con forma de ajolote en su brazo. En cambio, mi cabello se ha vuelto rubio, lacio y largo en vez de mi cabello negro y corto, también le puedo ir diciendo adiós a mis marcas de nacimiento.

— ¿Y por qué tú aceptas lo que salga de su boca? No solo te manipuló, te mató.

— Si soy honesto, no tengo ni idea. En cierto punto comprendí que iba a terminar así, la parte del maniquí la comprendí en esos seis meses sufriendo sin hacer nada, ya no podemos volver a la normalidad, solo quiero hacer lo mejor que pueda, tener lo más parecido a nuestra vida antigua.

— Me enoja más pensar que me engañó.

— Tú lo engañaste dos veces, por un minuto pensé que lo matarías en un ataque de locura y después te ibas a suicidar.

— Una cosa es fingir una falsa muerte, que me matará, me hiciera un maldito maniquí y me reviviera explícitamente para ser su secuaz de por vida es otra cosa muy diferente y éticamente incorrecta. Por desafiarlo pensé que iba a morir y ya, sin condenarme a esto, pero no, en un minuto estoy agonizando en el suelo de una tienda de ropa y al siguiente estoy en una maldita bañera de sangre siendo un monstruo.

— Podría ser peor, no pasaste seis meses lamentando tus decisiones, en mi caso vi y escuché todo, cómo nos daban por desaparecidos y nos tachaban de adolescentes rebeldes que querían lastimar a sus familias, si volvemos ahora dejando de lado este problema, nos iría peor al ser enemigos públicos. No regresaremos, encarguémonos de Richard y ya veremos qué hacer.



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En el texto hay: maldiciones, venganza, aseinato

Editado: 21.11.2022

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