‘Un nuevo plan’
Anders.
—Mírelos, capitán. —dice Craber a mi lado señalándome la embarcación que se acerca a la isla dónde hemos construido nuestras casas. —¿Ve algo?
Trato de fijarme en los detalles de ese barco, el cuál no reconozco.
Sin embargo, era majestuoso. De tamaño menor a Veneno, sin duda alguna, mas eso no le quitaba lo tétrico que podría llegar a ser; dos mástiles conectados con cuerdas, e incluso, logro disipar unas escaleras. El timonel, no obstante, es un pequeño punto casi invisible. Mascarón brillante, una percha enorme que podría destrozar más de un barco y un color oscuro a sus lados, atrevería a decirme que está fabricado de madera de ébano. Es precioso, el mascarón reluce mucho más con lo negro de la madera. En lo alto, una bandera verde ondea, junto a la vela que el viento mece.
—No veo nada, sólo la bandera verde.
Se van acercando poco a poco hasta que oigo al grumete Faraday gritar:
—¡Bandera blanca, capitán!
Esas palabras hacen enfundar los revólveres que mis tripulantes muestran detrás mía.
El barco arriba a la costa pocos segundos después. Nos echamos hacia atrás cuando atracan la orilla arenosa. El vehículo frena del todo y ponen la tabla que bajan. El capitán, con su sombrero negro, baja el primero dando paso a otras tres personas... <<¿Tremendo navío para tal tripulación?>>
Este se acerca hasta mí, ofreciéndome su mano.
—Buenos días, señor. Me presento, soy el capitán Angus Salvatore. —se echa hacia un lado presentándome al resto de personas. —Somos la tripulación del navío La Buena Cassidy. Venimos en busca de una morada. Acabamos de pasar por una misión... un tanto complicada.
Angus Salvatore era un hombre, que incluso para mí, era atractivo. A pesar de que debe de estar cerca de los cuarenta y cinco, o incluso, cincuenta, su barba tallada y oscura, realza la mandíbula afilada y recta. Con las mismas características, su nariz y sus ojos oscuros resaltan en su rostro. Aún con eso, las arrugas al lado de sus ojos que se forman al sonreír le dan el toque perfecto.
Señala a una de las personas que hay detrás suya dispuesto a presentarla. Una muchacha de pelo africano, su tez es oscura y sus ojos del mismo color. Su ropa está desgastada, al igual que la de todos y se abraza a sí misma, alzando la mirada cuando Salvatore la presenta.
—Ella es Calamity Woods, una de mis navegadoras.
La muchacha se yergue.
—Buenos días, señor... —me tiende su mano para después entrecerrar los ojos analizándome durante unos segundos. —Oiga... ¿no es usted el capitán Hemsworth?
Alzo la cabeza antes de contestar.
—Sí, soy yo. —miro hacia atrás durante un segundo. —Y ellos son toda la tripulación de Veneno. Ahora vivimos en este pueblo.
—Aiba, —habla Angus. —siento mi burda idiotez, capitán. Mucho gusto, señor Hemsworth. —musita.
—Igualmente. —respondo.
—Yo soy Rhea Morgan, capitán Hemsworth.
Se presenta una joven de pelo rizado y largo del color del fuego, pecas abundantes sobre su nariz que se extienden por sus pómulos. Su tez, a diferencia de Calamity, es muy pálida. Su cuerpo es esbelto y tiene unas piernas kilométricas cubiertas por unas mallas azules que conjuntan con su blusa de tela fina del mismo color, al igual que con su top morado. Cómo tocado, luce un sombrero blanco y rojo decorado con una pluma. <<Esta es la hechicera seguro>>
—Mucho gusto.
El resto se presenta. Knavs Turner, rubia de ojos azules y bastante alta mas no tanto como su capitán. Jazmín Kurtlers, su única cocinera, pelinegra y pálida también. También conozco a Randy Tassler, su músico. Barba perfilada y de ojos oscuros. A su vez, mis tripulantes se presentan.
—Es un gusto conocerlos, —musito. —pero necesito una razón para dejarlos vivir en nuestro pueblo. ¿Será temporal?
—Probablemente sí, capitán. —habla Salvatore. —No somos una tripulación de estilo sedentario. Solemos andar de un lado al otro en nuestro barco, no nos gusta quedarnos en un sólo sitio, quietos.
—¿Qué es lo que os trae por aquí? —cuestiona Craber a mi lado.
—Nuestra tripulación se componía de doce tripulantes, amigo. —cuenta. —Pero tuvimos una complicada misión, enfrentando a un rey esqueleto con poderes. Perdimos a la mitad de la tripulación en el campo de batalla. Hemos huido del lugar y necesitamos reponernos, si eso no es una molestia para ustedes.
Mi mente maquina un plan.
<<No nos vendría mal algunos nuevos tripulantes...>>
—No es nada más que eso, señor Hemsworth.
Miro a Craber, que cómo si estuviera metido en mi cabeza, asiente. Observo también a los demás, alguno da leves asentimientos y otros ni se inmutan. Los conozco; todos están de acuerdo con lo que saben que voy a decir.
—Le ofrezco algo mejor, capitán Salvatore. —murmuro. Él mira a sus tripulantes y ellos asienten.
—Lo escucho.
Carraspeo la garganta antes de empezar.
—Le propongo una idea. —comienzo. —¿Y sí en vez de quedarse aquí, a vivir nada más, se unen a nuestra tripulación? Nosotros no vamos a seguir con grandes épocas de mar, no obstante, hay un pueblo aledaño a esta isla, en la cuál, pueden darnos misiones simples pero que nos den dinero. —suspiro. —Les dejo pensárselo.
Los seis se van unos centímetros para atrás, rozando el agua.
Yo me destenso y me giro, mirando a los míos.
—¿Qué os parecen? —pregunto y la algarabía se forma al segundo.
—A mi me caen bien. —dice Craber. —No sé, me dan buena espina.
—A mi también. —lo respalda Faraday y Darko, Aldous, Sohnya y Louise dicen lo mismo.
El resto, no opina.
Los tripulantes de La Buena Cassidy se acercan unos minutos después.
—Bueno, Anders. —empieza Angus. —Hemos decidido que sí, aceptamos su oferta, capitán.