Las olas y el mar estaban furiosos, además de que una horrible tormenta rugía con toda su majestuosidad, la naturaleza sin duda estaba a nuestro favor, ¿la razón?, mi pueblo estaba siendo destruido y masacrado.
Los pequeños barcos sobre nuestro hogar incitaron el miedo en cada uno de los habitantes, todos nadaban desesperados, se desconocía el como aquellos terráqueos habían dando con nuestra ubicación, nunca había sucedido nada parecido en la historia de mi raza. Entonces hubo un momento de silencio, tranquilidad, anhelo en que los humanos se rendirían y se marcharían con sus naves monstruosas, pero no fue así.
Mientras los minutos pasaban no nos tomó mucho tiempo darnos cuenta que aquellos invasores habían hecho un llamado para reunir a más de su gente. Y entonces el alboroto entre los habitantes empeoró. Mi madre, tomó de mi mano y de la de mi hermana; nadó los más lejos posible, poniéndonos a Nerea y a mí a salvo. Nos abrazó y nos miró de una manera en la que su mirada podía reflejar el inmenso amor que nos tenía, cerró fuertemente sus hermosos ojos un segundo y cuando los abrió asintió a alguien que se encontraba detrás de nosotros, el cuál nos tomó a mi hermana y a mi de los hombros impidiéndonos ir detrás de nuestra madre, la cual ya se había dado la vuelta nadando muy lejos para socorrer a mi padre.
Entonces fue cuando pude darme cuenta que un gran grupo de barcos pequeños rodeaban a una gran cantidad de ciudadanos de mi pueblo, los cuales estaban siendo amenazados por arpones, y dicha cantidad de ciudadanos era encabezada por mi padre.
Mi padre como líder de la ciudad, se había plantado junto con mi madre justo al frente de los demás ciudadanos que se resguardaban tras sus espaldas.
Solo pude divisar a mi padre colocar una roca brillante al frente y comenzar a recitar en nuestro idioma natal un hechizo que identifiqué de inmediato, segundos antes de que tales hombres se atrevieran a atacar.
Tal hechizo lanzado había sido otorgado por la hechicera real, con la
finalidad de que este se utilizara en un caso de alta emergencia como este. Aquel hechizo nos mantendría a salvo a los sobrevivientes; y aquellos humanos se olvidarían de esta noche y de nuestra existencia.
De pronto todo oscureció. Y aquella noche se convirtio en la última que vi a mis padres con vida. En ese entonces era muy pequeño para comprenderlo, pero sabía y sufría la ausencia de ambos, no volvería a ver a los dos seres mas maravillosos que formaban parte de mi vida.
Y en ese momento juré por mi hermana, por mi pueblo y por mi dolor que me vengaría.