Marghevix

CAPITULO 3

Capítulo 3.

 

«EL "NO LO SÉ"¨ES MI AMIGA»

 

No tuve conciencia por un prolongado tiempo ¿Cuánto fue? No sabría decirlo. Tampoco donde caí después de abrir esa puerta. Y mucho menos sé especificar donde desperté.

Cuando abrí los ojos no estuve tendida en el duro suelo, si no, en una cama, con sabanas con flores pintadas, una ventana que permitía la entrada de excesiva luz natural; aparte que la infraestructura de la habitación está construida por tablones de madera.

Al lado de la cama se encuentra una mesita de noche con un vaso de agua que no dude en beberlo, me obligue a eliminar los pensamientos por si ese líquido estaba envenenado, pero ya que. Está en mi cuerpo ahora.

Llevo analizando la habitación por cinco minutos desde que me desperté, todavía no asimilo lo que sucedió momentos atrás, o el hecho que no logro entender como carajos de abrir una puerta caí a un piso de tierra y después despierto aquí. Le doy, y le doy demasiadas vueltas al asunto.

No me hallo, simplemente no me hallo.

¿Toda fue real? Y si, no lo es, o lo es. ¿Dónde estoy?

Me encontraba sentada en la cama, como dirían, mirando hacia el infinito. Pero, salgo rápidamente de mis pensamientos cuando escucho la puerta abrirse.

Clavo mi mirada en la puerta que se abre, espero la persona, secuestrador, traficante, asesino que me espera.

Pero en vez de eso me encuentro con una señorita, con unos pantalones ajustados puestos, con una blusa holgada, con unas botas bajas. Trae consigo una bandeja con un plato y un vaso con liquido color amarillo en sus manos.

Ahora sí. ¿Quién es esta persona?

Deja la bandeja al lado mío, se aleja unos pasos para después detenerse y mirarme como ¿esperando que coma? «¿Así no más, éntrele a la comida que te trajo una desconocida?»

Decido romper el silencio—¿Hola? ¿Quién eres? —La miro obvia, ¿no se va a presentar fulanita?

Ella capta mi pregunta y me sonríe amigablemente—Me llamo Mónica, mucho gusto.

Yo asiento lentamente, —Mucho gusto…—Ella agranda más los ojos y alza ambas cejas, creo que lo interpretare como un "¿Y el tuyo?" —Soy London… ¿Dónde estoy?

Ella interpreta mi pregunta de mal modo ya que hace un gesto de desagrado me señala la bandeja de comida y habla: —Come primero y después hablamos.

¡Ah! que bonito.

Come y después hablamos…

Sin más, sale de la habitación cerrando la puerta. Dejándome con la idea de si esto es un sueño para que sea tan raro.

Miro con desconfianza la comida, se ve bastante apetitosa, pero más apetitosa esta aclarar el revuelo en mi cabeza.

Saco las sabanas de un tirón y me levanto, abro la puerta de un solo, camino por un corto pasillo hasta finalizar en unas escaleras de madera, bajo por ellas, miro por todos lados para encontrar a alguien.

No hay nadie.

Me dedico a mirar con cautela la sala de estar y más allá una pequeña cocina.

«¿Y ahora? ¿Qué carajos hago?»

Voy caminando lentamente por la estancia de la sala, voy mirando fotos, adornos, medallas…y ciertas cosas irrelevantes.

Me detengo en un cuadro con una fotografía; se encuentran seis personas en ella, no quiero especificar a ninguna porque la verdad, no conozco a ninguna. Jamás las he visto. Pero, lo que me resulta más peculiar es el granero detrás de ellos. Un viejo granero como el de las películas. Rojo y con tablones blancos.

Se me hace conocido…

¿Dónde lo he visto?

Puedo asegurar que lo he visto…

Me acerque tanto para verlo que cuando escuche una voz, pegue un brinco junto a un grito y me agarre de un mueble por ahí.

Con la mano en el pecho me giro para mirar al perteneciente de la voz, de la bendita voz que me pego el susto.

Es la misma chica de la habitación.

¿Cómo se llama? ¿Monic?

—No te comiste tu comida ¿Por qué? —Interroga de repente.

—No tengo hambre.

—Ya veo ¿Te sientes mejor?

—Si…

En eso me llevo mis manos a mi cara, mi cara golpeada por esas estúpidas personas y el taxista. No solo mi cara después noto todos los rasguños en mis brazos y algunos en el cuerpo, al igual que raspones. ¡Casi me matan!

—¿Puedo preguntarte que te paso? —La chica se dirige a un sofá y se sienta con la pierna cruzada—Cuando te encontré estabas hecha un caos.

Alto, alto ahí.

Yo soy la que debe empezar el interrogatorio.

—No. Primero déjame hacer las preguntas.

Ella alza ambos hombros restándole importancia.

Ah claro. Como si fuese normal. Apenas sé que se llama "Monic"

—¿Cómo me encontraste?

—Te encontré tirada en mi patio trasero.

—¿Qué? ¿Cómo llegue ahí?

—Yo no sé, estabas ahí boca abajo, todo golpeada y con sangre en tu rostro.

Explica con gestos de desagrado cuando se dirige señalando mi cara.

—Pero…—¿Cómo llegue aquí? No recuerdo que después de esa puerta hubiese una casa — ¡Aahh! ya se. Eres del barrio San Louis —Añado tronando con mis dedos. Eso aclara muchas cosas.

Ella arruga sus delgadas cejas y me mira confusa—Disculpa ¿de dónde?

—Ahí vamos, debes de vivir detrás del edificio viejo. Eres del barrio San Louis.

Comento con efusividad al entender.

Pero, de pronto toda efusividad se me va al piso.

—Yo no vivo en ningún barrio de San, san ¿luis? —Se levanta y se dirige a la cocina.

—¿Qué? Claro que si…

—Yo no vivo ahí, ahora estas en mi casa, la casa de mi familia en Filier—respira con cansancio—te encontré en mi granero ayer en la noche.

Paso desesperadamente mis manos por mi cabello desacomodándolo ¡No entiendo! ¡No entiendo! —Yo estaba…—omito la parte del escape con policías—digo abrí una puerta en un edificio, en una planta alta—trago saliva—abrí la puerta y me encontraría con una bodega, armario, lo que sea. Pero, no, ¡no en tu casa! ¿Cómo es posible?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.