Capítulo 5.
→Nostalgia←
Creo que antes no había presenciado un momento tan incómodo como el que estoy viviendo.
Exacto, caminando con Larnell.
Después de aquel momento nos sumergimos en un silencio profundo, muy denso que termino siendo incómodo.
Yo paso todo el rato pensando en cosas sin sentido para dejar que sea incomodo, pero no es así. No sé si seré yo o él que no se anima a hablar.
Pensándolo bien, creo que soy yo. Él tiene ese aire controlador. Seguro no necesita que hablemos. Primeramente ¿de qué hablaremos?
Hay muchos asuntos por cubrir, enserio, ahora mismo si se me presentase la oportunidad de irme a Calgary de nuevo…No iría.
Claro que no.
Pero, tampoco quiero estar aquí.
Todo esto me lleva a la conclusión de que no pertenezco a estos lugares ¿Y si no son, donde es? La verdad esa pregunta no le doy mucha importancia. Porque la diferencia de mí y el resto de las personas, es que sé exactamente cuál es mi lugar, pero de, así como lo tengo claro, también tengo claro de lo lejos que tengo para llegar a él y de que no debo volver nunca.
«¿Qué me lo impide?»
Esa es mi diferencia: Se dónde pertenezco, pero no puedo volver a pisar ese lugar.
Así que tendré que rondar por ahí, como lo he hecho por siete tristes años.
—Siete tristes años…—susurro recordando un dato tan injusto.
—¿Siete? Se me hicieron como unos veinte años—Miro a Larnell que me ha sacado de mis pensamientos o de ese recorrido que le hice a mi vida, noto que no hable tan bajo como pensé, aunque, bueno, está a la par mía puede escuchar, aunque susurre como el viento.
No supe cómo responder aquel comentario, o primero tomarlo como sarcasmo u otra cosa. Me mantuve en silencio sin dejar de mirarlo.
No me juzguen, no puedo creer que lo tenga de cerca y peor de todo es que reconozco que a pesar de él, haber cambiado su aspecto el sentimiento frio que recorre mi espalda por extrañarlo me pone los pelos de punta.
El hecho de siempre haberlo extrañado,
De haber querido verlo de nuevo,
Me ha rompido en pedazos siempre.
Y aquel hecho de tenerlo en frente de mí,
La sensación amarga que recorre mi alma por romper la promesa que me hice;
"« de no volver a verlo nunca más, porque me abre el recuerdo que provoco la peor de mis heridas »"
Él no tiene la culpa.
No la tengo yo.
No puedo seguir en el pasado, ¿Cómo me libró de estas cadenas que me atan al pasado? ¿Cuándo será?
¿Cuándo podré mirar a Larnell sin recordar mi vida?
¿Cuándo?
A pesar de mis pensamientos que me atacan como dagas, llámalo destino o casualidad, universo, cosmos, lo que sea me trajo de nuevo aquí, a él y a mi pasado.
Intento entender, aunque intenta detener lo inevitable, aquí estoy, aquí esta él. ¿Qué puedo decir? Maldito universo, me has hecho quedar como estúpida por verlo preocuparse por mí.
—No llores ¿Sabes que es totalmente extraño cuando se te quedan mirando y empiezan a llorar? Es rarísimo. Así que deja de llorar o llora pero no me mires. —Siento el tacto de sus dedos limpiando mis mejillas húmedas, sus palabras y su tacto…hacen que reaccione y me aparte limpiándome las mejillas con mis manos y trato de calmarme respirando, pero ya saben…los mocos, logran que sorba mi nariz…y ¡que desastre!
—Sí, sí, vale, no estaba llorando. Para nada. —Limpio a cómo puedo la humedad con mi blusa.
—Claaroo, como tú digas.
¡¿Cómo se me ocurre llorar!? ¡Estúpidos pensamientos cada vez que me sumerjo en ellos esto puede pasar!
Me reprocho mentalmente, pero después me tenso cuando Larnell pregunta:
—¿Puedo preguntarte algo?
Ahora mismo puede preguntar sobre cualquier cosa y como llegue aquí, es una trama penosa.
—¿Desde cuándo no te bañas?
Yo tardo en procesar la pregunta o la procese muy rápido que se me chamusco el cerebro.
Que te pregunten eso ofende, en mi caso no, pero igual sentí que debí ofenderme.
Pongo a sacar cuentas desde cuando no me he bañado, me bañe en la casa de Nira antes de ir aquella fiesta del demonio y de ahí…no…no me he bañado.
¿Hace cuánto fue? Siento que no tengo idea de que día es o qué hora… ¿Aquí no era que el tiempo va diferente? ¿Qué fecha es hoy?
Larnell ante mi silencio añade: —Por lo que veo, no lo sabes.
Si lo sé, solo que no sée…no se…cuanto tiempo paso.
Bueno, contemos, en la fiesta cuando toda esa gente me agarro de todas partes y me golpearon, cuando la policía me persiguió me llene de barro, polvo, hojas. Después sangre de los golpes…cuando caí cuando entre a la puerta esa. La corrida de la granja el sudor…BUEEENOO dejémoslo hasta ahí. Mucho, mucho que narrar y poco por contar.
Es un asco, soy un asco y doy asco.
—Después de repasar ciertas cosas—hago un gesto con mi mano—no sé qué decir…—Suspiro frustrada, tengo una increíble pena atascada en plena garganta.
—Está bien, ni te esfuerces. —Comienza a caminar—Vamos tienes que bañarte ¿tienes ropa? —Hace un gesto con su cabeza para que lo siga.
Otra vez…—No tengo ropa. —Vamos a dejar claro algo, no tengo ropa, dinero, hogar, mascota, amistad, amor, baño, felicidad…y esas cosas; o sea, nada, de nadita, de nada. —¿Dónde supones que me bañare? —Interrogo.
—En mi casa, claro.
Me detengo en seco, yo no iré a su casa, ni veré a su familia…ni—No mi casa, casa, hablo de mi departamento—Aclara, yo continúo caminando, me asusto el desgraciado.
—Espero que no haiga alguien…—Hablo refiriéndome a su familia, amigos o alguna novia por ahí, seria INCOMODO.
El me mira con una sonrisilla de medio lado—No te preocupes no hay nadie.
Ignoro su comentario a lo que se haya querido referirse lo ignoro preguntándole: —Donde sacare ropa, obviamente para bañarme necesitare ropa.
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Editado: 22.06.2020