¡No me maten!
¡No me odien!
Al principio de la historia yo dejé muy claro que esta historia sería muy diferente a todas las historias que acostumbro a escribir. Yo siempre le apuesto al romance, a ese amor bonito porque yo creo en él.
Pero, esta vez todo sería diferente, por eso fue realmente difícil escribirla. Es una de las historias más difíciles que he escrito. Yo quería dejar un mensaje claro con esta historia, que no nos pase como a Mariana. Se calló tantas cosas, por miedo, vergüenza, porque dejó que el amor la cegara. Le perdonó lo imperdonable. Un hombre que levanta la mano para atacar no se merece ninguna oportunidad. A veces pasamos por alto esas señales de peligro y cuando por fin abrimos los ojos es muy tarde. Que no nos pase como a Marina que abrió los ojos, pero ya era tarde. Pasó a ser una más de tantas mujeres que han sido silenciadas. Miles y miles de mujeres que un día salieron de casa, pero nunca regresaron. Miles de familias que viven con la incertidumbre de no saber qué pasó con el cuerpo de sus hijas, hermanas, madres, amigas. Miles de familias que viven con la incertidumbre porque ni siquiera pudieron darles un último adiós. Cuántas mujeres salieron de casa y nunca regresaron, cuántas salieron y regresaron en una maldita caja. Cuántas están en una relación tóxica y tienen miedo.
Los llamados "hombres tóxicos" no son para entrar a la moda y decir, mi novio es muy tóxico. No, eso no es un juego, es una cruda realidad que viven miles de mujeres todos los días de sus vidas. A veces nosotras mismas permitimos muchas cosas, porque creemos que es amor. Un amor que lastima no puede ser amor, un amor que limita, un amor que prohíbe, ese tipo de amor no es un amor sano.
Todas en algunas momento de nuestras vidas fuimos y somos Mariana. Dejamos pasar muchas cosas porque queríamos creer que cambiarían. Perdonamos cosas que no debíamos perdonar. Les permitimos pasar por encima de nosotras mismas, dejando que nos lastimaran, no solo físicamente, sino también psicológicamente al punto de bajarnos la autoestima hasta el suelo. Llegar a pensar que no valemos nada, que no merecemos algo mejor, que no somos capaces de salir adelante. Dejamos que tuvieran tanto poder que creíamos que es verdad, y pensamos; si me deja me muero.
Suena cruel y feo, pero si sigues con un hombre que te maltrata lo más probable es que morirás, y no precisamente de amor.
¡Ojo! Cuando decimos que aguantamos por nuestros hijos, ese es el error más grande que podemos cometer. Nosotros somos espejo y nuestros hijos son reflejo de lo que ven. Si aguantamos este tipo de cosas les estamos enseñando, si es mujer; que debe bajar la cabeza y aguantar todo tipo de maltratos, y si es hombre; a ser un machote dominante que se cree superior a la mujer. O sea, que no estamos haciendo un sacrificio por ellos, los estamos dañado.
La vida real es tan cruel y despiadada, aquí no llegará un caballero como Matías a rescatarnos de las garras de un Emmanuel. No, aquí las cosas son diferentes. Date el valor que mereces, si tú no lo haces nadie lo hará por ti, estás a tiempo de cambiar tu historia antes que pases a ser una Mariana de la noche. Una más de todas aquellas que no merecían irse, pero ya no están.
En memoria de todas esas silenciadas, ya no más, no más silencio ¡por favor!
Espero que esta historia les haya dejado el mensaje que yo quería dejar.
¡Las amo!
Cualquier duda, pregunta no duden en hacerla, estaré respondiendo.
Las leo.
Yo también quise cambiar el final muchas veces, pero esas mujeres que ya no están merecen ser recordadas, y todas aquellas que padecen de maltrato ojala puedan salir a tiempo. Para que no les pase lo que le pasó a Mariana, ustedes pueden cambiar el final de su propio libro, aún hay tiempo.
_________ Patricia López ________
Editado: 04.04.2023