Mariela

40

Las semanas siguieron pasando y con el tiempo comencé a resignarme de que ya no sabría nada de Carlos, Pues pese a mis fallidos intentos de poder verlo y ayudarlo, Carlos ni siquiera se había tomado la molestia de saber cómo estaba yo, Era como si él hubiese muerto junto con su hermano.

Faltando tan solo una semana para el retorno de Edward y la boda de mi hermana, Me decidí a prestarle mucha más atención a todas esas cosas importantes y a mi trabajo que al abandono de por parte de Carlos.

Como mi hermana estaba muy ocupada con todos los preparativos de la ceremonia, La mayoría del tiempo me tocaba cubrir los turnos en la cafetería sin ella, Papa me dejaba y luego me buscaba mucho más temprano que antes. Me sentía como una presa, La partida de Carlos de mi vida me hacía sentir aburrida y sin razón para sonreír, Estaba buscando una nueva razón para no sentirme tan vacía.

Limpiaba las mesas de la cafetería en silencio mientras escuchaba los murmullos de las que alguna vez habían sido mis amigas, Estabamos preparando todo para abrir y comenzar a servir, Cuando me pareció observar algo extraño, Levante la mirada rápidamente y allí estaba el en la parte de afuera de la cafetería, Estaba allí recostado de su motocicleta fumándose un cigarrillo mientras me observaba fijamente, No estaba sonriente ni tampoco se veía despreocupado como siempre, Solo estaba allí de pie fumando.

Deje el pañuelo con el que estaba quitando el polvo a un lado y camine rápidamente hacia la entrada del lugar, Al principio quise mantener seriedad y cierta distancia por el gran abandono que había sentido los días pasados, Pero todo lo que le había extrañado me hicieron no poder evitar correr hacia él, Se quitó el cigarrillo de los labios y lo tiro al suelo para luego recibirme con los brazos abiertos y unirnos en total silencio.

-¿En dónde has estado Carlos?- Comencé a llorar.

-He estado ocupado.-Respondió serio y luego me soltó.

-Quise saber de ti durante todas estas semanas y días, ¿Por qué no me llamaste?.-

-He estado ocupado te lo he dicho.- Se alejó de mí y rápidamente se subió a su motocicleta. -¿Vienes?.-

-Estoy trabajando no puedo.- Me aleje lentamente de la motocicleta.

-Si me voy y no subes a la motocicleta no volverás a verme..-

Yo sabía a todos los problemas que me enfrentaría si subía a esa motocicleta, Mi jefe llamaría a papa y le contaría todo al respecto, Además de que el resto de las chicas harían de todo por correr las voces, Pero para aquel momento nada me importaba más que estar con Carlos y prestarle todo mi apoyo en la difícil situación que estaba pasando, Sabia que él me necesitaba tanto como yo le necesitaba a él, Así que me subí a la motocicleta y me abrase a él.

Durante todo el camino estuvimos en total silencio, Me abrase lo más fuerte que pude debido a la alta velocidad a la que iba y solo cerré los ojos deseando llegar sana y salva a donde fuese que me llevara.

Me sorprendió un poco darme cuenta de que ese camino nos estaba llevando exactamente al lago en donde nos había gustado pasar la gran mayoría del tiempo unas semanas atrás.

Carlos estaba distante y extraño, No me miraba a los ojos ni mucho menos se me acercaba, Me senté en una de las grandes rocas cercanas al lago para evitar ensuciar mi uniforme mientras el solo lanzaba piedras al agua como si nada estuviese pasando.

-¿Qué ocurre?- Lance la pregunta debido a que no podía contenerme más la duda de porque esa actitud.

-Me voy a ir del pueblo.- Cambio mi pregunta mientras aun lanzaba piedras al lago.

Me levante rápidamente totalmente asombrada y camine hacia en donde estaba.

-¿Qué? ¿Por qué quieres irte?- Me pose a su lado buscando la más mínima mirada o muestra de atención de su parte.

-Aquí ya no hay nada para mi.- No conseguí la atención pedida pues siguió en lo suyo.

-Claro que hay cosas para ti.- Alce un poco la voz mientras hacia lo posible por no comenzar a llorar como una niña tonta. –Esta la universidad, Esta tu tía y tus amigos, Estoy yo Carlos.-

- Ninguna de esas personas me quiere en su vida Mariela, Todos creen que soy un maldito criminal y ¿Sabes? Hasta yo mismo lo creo.- Se alejó de mí para comenzar a caminar lentamente hacia la motocicleta.

-Fue un accidente y lo sabes.- Corrí tras el aun haciendo lo posible por conseguir un poco de atención. – No fue tu culpa lo que sucedió, Tienes que quedarte en el pueblo y cumplir tus sueños de estudiar...

-¡Yo no quiero estudiar!- Grito inmediatamente.

-Carlos.- Tome su mano rápidamente. –No quiero que te vallas, Enserio te necesito y tú lo sabes.- Coloque su mano en mi rostro y deje salir las lágrimas que había estado ocultando durante aquel momento. – Te amo..-

Me sorprendía lo poco que reconocía a Carlos en aquel momento pues quizás llegue a pensar que luego de decirle que aún lo amaba y que no quería que se fuera el al menos me correspondería con un gran abrazo o expresaría los mismos sentimientos que normalmente me expresaba semanas atrás y los cuales me hacían sentir tan especial, Pero estaba tan seco y tan diferente esta vez que hasta casi llegue a sentir miedo por lo vacía que tenía la mirada.

El suspiro y sentí como movió un poco su mano sobe mi mejilla para acariciarla.

-Ven conmigo.-

-¿A qué te refieres?- Lo observe confundida mientras me sonrojaba por la muestra de cariño.

-Ven conmigo a la ciudad Mariela, Vamos y no regresemos nunca más a este maldito lugar.-

Me sorprendí realmente mucho por su propuesta, No era exactamente la clase de chica que se escaparía de casa a tan corta edad, No quería hacer sufrir a mis padres ni mucho menos dañarle la reputación a mi hermana, Además ¿Qué se supone que haría lejos de todo lo que conocía?.



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En el texto hay: maltratomujer, amor

Editado: 06.01.2023

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