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La soledad en casa mientras Carlos trabajaba me hacía sentir aburrida, durante la mañana limpiaba el pequeño espacio entre nuestra cocina y nuestra cama, luego planchaba sus camisas para los siguientes día de trabajo y me preparaba para comenzar a descongelar la carne que le prepararía para la cena.

Definitivamente ahora entendía como se sentía mi madre en su vida de casada, levantarse todos los días y hacer exactamente lo mismo le frustraba terriblemente, pero hacia siempre lo posible por demostrar que no era así, viviendo prácticamente sola durante la gran mayoría del día me hacía pensar que seriamente había cometido un terrible error al irme tan lejos de mi querida familia. Los extrañaba mucho y siempre pensaba en ellos, pero aunque tenía el número de teléfono de la casa de mis padres en un papel me daba un poco de miedo llamarles y que no quisieran saber absolutamente nada de mí, así que cierto día mientras esperaba que la cena estuviese lista, decidí tomar una hoja de papel y un lápiz para comenzar a escribir una carta con la esperanza de obtener algún tipo de respuesta y así no sentirme tan sola.

Querida Mara.. te he extrañado hermana, no sabes cuánto quisiera en este momento estar a tu lado y darte un gran abrazo, algunas veces siento que tenías un poco de razón sobre Carlos, Desde la muerte de su hermano halla en casa él ha cambiado demasiado conmigo, la razón por la que hui junto a él fue por creer que quizás ese cambio de humor y enorme tristeza y desesperación que veía en sus ojos se podía mejorar con un poco de amor y comprensión de mi parte, quise ayudar a una pobre alma perdida a quien amaba y aun amo con todo mi corazón, pero hermana esto no es vida, los extraño día a día y siempre antes de dormir rezo por todos ustedes.

Quisiera saber de ti y de mis padres, Que leyeras mi carta y pudieras responderla para así yo ya no sentirme tan sola como me siento y sobre todo pedirles perdón por la enorme decepción que les cause al irme de esa terrible manera cuando eran lo que menos esperaban de mi parte.

Por ahora estoy viviendo en una pequeña habitación con Carlos, él trabaja la gran mayoría del día mientras yo solo estoy aquí cumpliendo con mis deberes como ama de casa, sé que te criticaba mucho cuando practicabas para ser esta clase de mujer que hoy soy yo, pero te digo.. No es nada divertido para mí serlo, siento que no nací para ser esto.

No salgo mucho de la habitación debido a que a Carlos no le gusta que lo haga, Tampoco me gusta hacerlo debido a que no conozco absolutamente nada de esta gran ciudad. Hermanita no sabes cuánto quisiera estar en nuestra pequeña pero tranquila ciudad pues allí podría manejarme muy bien he ir a todas partes y siempre visitarles, pero aquí y tan lejos de todo lo que conozco simplemente siento que al Salir podría perderme.

La razón por la que escribo esta Carta no es para que se la muestres a mis padres alertada y les pidas que vengan por mí, No es que no sea feliz Mara simplemente que apenas me estoy acostumbrando a la idea de que ahora soy una "esposa".

Pero todo mejorara tú ya lo veras, solo es cuestión de tiempo, yo estoy segura de que cuando tengamos más dinero y compremos una pequeña casa la actitud de Carlos cambiara y por fin comenzaremos a vivir la hermosa vida de casados que últimamente he estado soñando.

Mariela.

Espere al regreso de Carlos mientras acomodaba la carta para pedirle un enorme favor, llego callado y estresado como casi siempre y luego de un largo baño se sentó en la mesa para recibir la cena, le serví y luego me senté frente a él para comenzar a comer también.

-¿Cómo te ha ido hoy cariño?- Intente sacar un poco de conversación.

-Bien.- Respondió serio y sin dejar de observar su comida.

-¿Buscaste los libros que me prometiste en la biblioteca?.-

-Mañana.- Siguió con su seriedad.

Me en silencio por unos minutos, no sabía qué hacer para poder intentar sacar algún tipo de conversación interesante con mi esposo pues la gran mayoría de las veces me daba una respuesta corta o intentaba evadir el tema haciendo alguna seña con la cabeza.

-Hoy le escribí una carta a mi hermana.- Lo observe mientras tomaba un poco de agua.

Siguió en silencio observando su comida.

-Esperaba que pudieras llevarla al correo mañana y ..

-¿Para qué Mariela?- Me observo sin ningún tipo de reacción, relajado y tranquilo.

-¿Cómo que para qué?- Me confundí un poco pero intente no alarmarme mucho. – Quiero saber de mi hermana y quiero saber de mi familia.-

-¿Para qué?- Coloco los cubierto sobre el plato. ¿Crees que van a leerla y comenzar a llorar porque su hija la que se escapó hace algún tiempo atrás apareció? Madura Mariela ellos tienen cosas mejores que hacer, déjalos que te olviden.-

-Es que creí que podría reestablecer comunicación con ellos, Los extraño.- Lo observe intentando buscar que me entendiera un poco.

-¡Maldición!- Se levantó de la mesa rápidamente. –¿Porque no maduras de una buena vez Mariela?. Tu nunca les importaste a esas personas, luego de que te fuiste solo se enfocaron en el sufrimiento de la estúpida de tu hermana y tu pasaste al olvido por ser una malagradecida según ellos.-

-y ¿Cómo sabes eso?- También me levante enojada. –Estoy segura que ellos sufrieron mucho por mi partida repentina, ¡son mis padres y mi hermana¡.-

-¿Tu padre?. Tu padre es un maldito hombre orgulloso que vive de lo que digan sus colegas, estoy seguro que te aborrece en este preciso momento.-

-¡Deja de hablar así de ellos!- Comencé a gritar mientras las lágrimas comenzaban a escaparse y sin poder evitarlo.

-¡No pienso enviar ninguna maldita carta!. No tengo tiempo para ello.-

-¡Solo te estoy pidiendo ese favor Carlos, no es nada de otro mundo!.-

-Mañana tiraras esa estúpida carta a la basura Mariela, olvídate de ellos.- Dijo serio mientras recogía su plato para llevarlo al lavado. –Cuando termines de lavar los platos te espero en la habitación.-