Mariela

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Anocheció y escuche las llaves de Carlos acercarse a la puerta principal, suspire y me dije a mi misma que debía mantener la calma para no formar ningún otro tipo de discusión.

Cuando entro en silencio y dejo su chaqueta sobre la cama, yo le di la espalda para comenzar a servir su cena. Todo estaba en un total silencio.

Mientras servía la comida en el plato hacia todo lo posible por evitar que las manos me temblaran, la verdad sentía un poco de miedo de cualquier acción que el pudiera tomar.

Le coloque el plato en la mesa y luego camine hacia el baño para darme una ducha y colocarme mi pijama, no tenía nada de apetito ese día.

Cuando Salí y me acosté en la cama con la intención de colocarme mi sabana e intentar dormir, escuche su voz desde la mesa de nuestra cocina.

( Amigos les recuerdo que Carlos y Mari viven en una habitación, por lo tanto la cama esta de un lado y la cocina está allí mismo también. )

-¿No vas a comer?- Lo escuche decir con una voz tranquila.

A pesar de ello prefería seguir siendo cautelosa debido a que solía molestarse hasta por lo más pequeño.

-No tengo hambre.- Respondí seria mientras acomodaba mi almohada.

Escuche como Carlos dejaba sus cubiertos a un lado y se levantaba de la mesa, ¿Ahora que había hecho para que se enojara?. Me tape el rostro con la sabana mientras hacia lo posible por evitar discusiones o peor recibir otro golpe de su parte.

Comencé a temblar cuando me quito la sabana de encima y me di cuenta de que estaba de rodillas en mi lado de la cama, solo allí observándome. Cerré los ojos inmediatamente cuando vi que levanto la mano, pero solo fue para acariciar mi cabello.

-Perdoname Mari.- Decía entre suspiros –Ayer llegue muy borracho y sucedió toda esa locura, no es mi culpa cariño, fue el alcohol.-

No quería decir ni una palabra, para mi esa no era un excusa así que si llegaba a decirle lo que realmente pensaba, sabía que terminaríamos discutiendo nuevamente así que opte por seguir callada mientras fingía hacerme la dormida.

-No volverá a suceder cariño.- Se levantó un poco. –Lo prometo. Sabes que estoy loco y soy un maldito desastre, pero nunca sería capaz de lastimarte.-

-Carlos quiero dormir ¿Si? Ya no importa.- intente hacerme la fuerte mientras tontamente dejaba que las lágrimas se me escaparan.

-Sé que no estás bien.- Comenzó a tocar mi rostro, sobre todo en la parte en donde estaba la gran marca de su mano. –Tienes la mitad de tu hermoso rosto con esa marca por mi culpa. ¿Te duele?- Comenzó a hacer un poco de presión e inmediatamente me moví por el dolor. - ¿Te colocaste hielo o algo?-

-No.-

Se alejó de mi y corrió hacia el refrigerador para tomar unos hielos y colocarnos en uno de los pañuelos de cocina que normalmente yo utilizaba, luego regreso y comenzó a colocármelo en la parte afectada de mi rostro.

-Me siento muy mal por eso Mari.- Comenzó a acariciar mi cabello con una mano mientras que con la otra sostenía el pañuelo.

Seguí allí llorando en silencio mientras él seguía pidiendo disculpas una y otra vez sin parar, no lo negare yo estaba muy molesta y aun no podía creer que me había lastimado de esa manera tan terrible, pero al pensar en que era mi esposo y me necesitaba tanto como él bebe y yo lo necesitábamos a él, me ablando un poco el corazón, así que sin decir ninguna palabra solo coloque mi mano sobre la suya y sonreí un poco para indicarle que todo estaba bien ( cosa que no era para nada cierta pues quería tener el tamaño de sus manos para darle una bofetada igual).

 



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En el texto hay: maltratomujer, amor

Editado: 06.01.2023

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