MARIONETISTA
(DIA 1)
Otro día que inicia y ya empiezo con la misma monotonía de siempre, camino entre los pasillos largos y oscuros donde no hay mas que mis hilos ya gastados de tantos marionetistas que con sus manos guían mis deseos y emociones, por años solo camino buscando a alguien que guíe mis pasos y de vez en cuando suelo encontrar a alguien, pero siempre es lo mismo; corro detrás de los deseos y el placer y luego dejándome llevar por el movimiento de sus manos termino siempre envuelto en la desesperación; y al mirar en busca de mi marionetista no encuentro a nadie ya se ha marchado; y al igual que el resto de las veces he tenido que salir arrastrando mis hilos llenos de lagrimas y de penas atrasadas, ya estoy cansado de correr detrás de algo que al parecer no voy a poder alcanzar, por que los que he tenido me han enseñado que es imposible poder volar sin alas.
Ya es hora de salir aunque sin fuerzas, pues tengo que cargar con mis hilos ya casi rotos y gastados de tanto maltrato; veo la luz en el cielo y me pregunto si algún día podré sentir una luz como esa dentro de mí. Llegado a un rincón del parque dejo caer mi cuerpo de trapo y mis hilos recaen un poco distantes, muchos pasan a mi lado y viéndome aun lado de ellos suelen pisarlos; mientras otros solo lo ignoran; pero ya es costumbre para mi pues visito este lugar con frecuencia para ver como los demás disfrutan de aquella peculiaridad llamada sonrisa.
El cielo empezó a oscurecer y todos empezaron a irse; yo como era de costumbre ante esa situación me quedo para confundir mi corazón en medio de la lluvia para que no crea que estamos llorando. De repente veo una silueta rápida que pasa en frente mío; pero deja su mirada junto a mi y de momento se detiene y con voz dulce me dice,
- ¿que haces ahí? está lloviendo, te podrías enfermar con la lluvia.
-nada; solo espero que se detenga la lluvia para poder moverme he irme(intrigado le respondí); por que se me hace imposible moverme en el estado que me encuentro.
Rápidamente se ofreció a llevarme y sin esperar respuesta me sostuvo entre sus brazos y me llevo a mi hogar, al llegar se despidió con una sonrisa y con unas dulces palabras que decían -″hasta luego″-. Llegada la noche, reflejos de un recuerdo imprevisto que junto a el tenía una pregunta.
No para de llover y junto a la lluvia no dejo de pensar que esta vez alguien se interpuso con las lagrima que salían de mi corazón de trapo; y las cambió por un *hasta luego*, terminé dormido de tanto pensar en ese simple instante que cambio todo mi día.